Dos radares castellano-manchegos se han colado entre los más multones de España durante el primer semestre del año 2019. Así, al menos lo asegura un informe de la Asociación de Automovilistas Europeos (AEA), donde se da cuenta de que, hasta el pasado 30 de junio, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha formulado en las carreteras españolas 1.320.340 denuncias por exceso de velocidad, con un valor económico de cerca de 200 millones de euros. Ello supone un incremento del 12,4 % respecto de las cifras del año anterior.

Por comunidades autónomas, el informe de AEA destaca que los radares más activos hasta junio se han localizado en Andalucía , con 332.154 denuncias (25%); en la Comunidad Valenciana, con 172.997 denuncias (13%) y en Madrid , con 169.624 (12%). Por el contrario, en La Rioja (9.220), Cantabria (13.935) y Navarra (15.826) se encuentran los que menos denuncias han formulado. En Castilla-La Mancha, los radares más activos son el del kilómetro 156,5 de la A-3 (Castillo de Garcimuñoz, Cuenca) y el kilómetro 67,6 de la A-4 (Ocaña, Toledo).

El radar conquense es el tercero que más multa de España, con30.395 denuncias en el primer semestre de 2019, que contrastan con las7.532 y7.414 que puso en los dos años anteriores. Por su parte, el radar toledano ha pillado a11.876 conductores hasta el pasado 30 de junio, muchos más de los cazados por exceso de velocidad en 2018 y 2017 (3.045 y 1.792, respectivamente). Ninguno de los dos figuraba entre los más activos de España en ejercicios anteriores.

AEA destaca en su estudio que sólo 25 radares, de los cerca de mil que dispone la DGT, formulan el 34 % del total de denuncias (450.397) y de ellos, solo seis se repiten respecto de la lista de los cinemómetros más activos del año anterior, localizándose el resto (19) en nuevas ubicaciones .

A la vista del importante número de denuncias formuladas mayoritariamente en autopistas y autovías, y no en las carreteras secundarias, donde se producen el 70 % de los accidentes con víctimas, el presidente de AEA , Mario Arnaldo, considera que "la DGT debería replantearse su política de radares , ya que no se está consiguiendo el objetivo de evitar los excesos de velocidad, ni los accidentes, convirtiendo los radares en meros instrumentos de recaudación".