La Guardia Civil ha desarticulado en la provincia de Alicante una red de explotación sexual de mujeres, en una operación en la que han sido detenidos seis de sus miembros, entre ellos sus dos principales cabecillas, uno de los cuales se dedicaba también al tráfico de cocaína.



Los sospechosos -cinco hombres (dos italianos y tres españoles), de entre 72 y 46 años, y una rumana, de 32- están acusados de los delitos de explotación sexual, tráfico de drogas, blanqueo de capitales y contra los derechos de los trabajadores y pertenencia a organización criminal, y ofrecían "servicios sexuales a domicilio" en varias localidades, una de ellas Caudete (Albacete), según un comunicado del instituto armado.



Las víctimas eran captadas a través de una amplia red de anuncios publicados en webs especializadas en servicios de prostitución y provenían, en su mayoría, de terceros países, como Paraguay, Venezuela, República Dominicana, Colombia, México, Rumanía, Bulgaria y Rusia, aunque también se tiene constancia de españolas.



Para lograr el consentimiento de las mujeres, uno de los jefes de la red indagaba, previamente, sobre los posibles factores más vulnerables de todas ellas, bien podría ser el económico, la falta de arraigo u otras cuestiones de índole personal.



La investigación sobre este caso -aún abierta, por lo que no se descartan nuevas detenciones- comenzó a finales del pasado mes de agosto, cuando agentes del Equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Villena (Alicante) tuvieron conocimiento de un piso ubicado en el municipio alicantino de Castalla donde eran prostituidas mujeres.



Averiguaron también que esa vivienda era "regentada" por un ciudadano italiano (uno de los dos responsables de la banda), a quien le constaban antecedentes similares a los ahora investigados, ya que fue arrestado en 2006 por el mismo tipo de delito.



Los agentes contabilizaron que, solo el año pasado, 25 mujeres habían sido objeto de explotación sexual por parte de la organización, tanto en la casa de Castalla como en los domicilios particulares de los clientes, a los que algunas de ellas se desplazaban.



Con la finalidad de asegurar el máximo rendimiento económico, el radio del "servicio sexual a domicilio" era bastante amplio, abarcando localidades de la provincia alicantina como Sax, Banyeres de Mariola, Villena, Alcoy, Muro de Alcoy, Alicante, Xixona, Campo de Mirra, Ibi e, incluso, Caudete (Albacete).



Para ello, la red contaba con hasta tres personas que ejercían las funciones de chófer de las mujeres las 24 horas al día.



Uno de los principales responsables de la organización había ingresado, en un periodo de tan sólo diez meses, 20.000 euros, provenientes de la prostitución, en una de sus cuentas bancarias.