Los niños son increíbles. Ahí los tenemos adaptándose a cualquier circunstancia con menor o mayor resistencia según sus circunstancias físicas, familiares y psicológicas de base. Tienen una estructura de pensamiento bastante moldeable, sobre todo viendo la actitud de los padres, que les dan seguridad o, por el contrario, les confunden.
A estas alturas, mes y medio después de estar “encerrados”, los niños, tanto como nosotros, han y están pasando por varias fases de rebeldía, aceptación, miedo... Ayer, que fue el primer día de salida, hubo niños que prefirieron no hacerlo, por miedo a contagiar y a contagiarse.
Dependiendo de cómo se les planteó al principio esta situación y, vuelvo a repetir, según están viendo a los padres, hay niños que tienen tan interiorizado el peligro que ahora porque “toque” y puedan salir, muchos van a decidir y están decidiendo que no, que no quieren salir. Y esta actitud es independiente de la edad que tengan. Si que es cierto que los niños más pequeños, los de hasta 5 o 6 añitos, son egocéntricos, piensan que si a su alrededor ocurre algo bueno es por ellos, pero también si ocurre algo malo se sienten responsables. Si nos ven felices creen que ellos tienen algo que ver, y también al contrario.
Cuidado con utilizar la sensibilidad y susceptibilidad de los peques para controlarlos en beneficio nuestro. Estoy hablando del chantaje emocional. Para ellos ahora es muy importante salir, no solo porque lo asocian con jugar, amigos, y no lo han tenido durante todo este tiempo, sino porque han estado continuamente escuchando “que no, que no puedes salir, que no podemos salir...”, entendiendo a duras penas la razón, sobre todo una razón que en su día a día no existía y que no ven. No entenderán salidas limitadas y no poder estar con sus amiguitos si se los encuentran…
Contamos con la ventaja de la capacidad de fantasear de los niños para adaptarles una historia, sin traumas. Jugar con la utilización del miedo y el sentimiento de culpa ahora les hace remisos a salir y miedosos en un mundo suyo particular, con imágenes mentales que nosotros les hemos creado. Cuidado con el argumento que les planeamos porque será el que se quede grabado en su imaginación para el resto del confinamiento. Nuestra capacidad para replantarles historias según vamos avanzando en el tiempo les hará “recolocarse” también a ellos. Además, irán “tomando nota” de cómo hacemos y reaccionamos nosotros para mayor eficacia en la adaptación.
Por supuesto, una recomendación importantísima es no utilizar como moneda de cambio las salidas. No utilizarlas como premio "si haces esto" ni utilizarlas como castigo "si no lo haces". Debemos tratar salir a la calle como algo neutro, como algo que ahora toca, independientemente de su comportamiento, porque si no estarán adquiriendo aprendizajes erróneos con algo que ahora, excepcionalmente, está ocurriendo así, lo entiendan mejor o peor, pero jamás utilizarlo contingente a una conducta suya. Bastante ansiedad en muchos casos están sintiendo ya por el hecho de no poder desfogar como para ahora añadirles castigos o premios, que solo tendrían un valor temporal para nosotros, para controlarles, pero que para ellos es probable que quede ahí grabado. No queremos niños que crezcan, por estas circunstancias, inseguros, ansiosos, con problemas psicológicos que arrastrarán tiempo en algunos casos. Otros no, por supuesto.
Otra cosa importante es no plantearles la salida como algo “uuuuuffff, qué bien, vamos a salir...”, con mucha expresividad emocional. Cuidado, porque en los niños que ahora tienen miedo les creará una contradicción en su cabecita (antes era peligroso) y para otros tendrá un significado de algo excepcional que interpretarán como poder hacer todo lo que hacían antes, por lo que se frustrarán y tendrán rabietas.
Ni que decir tiene que no hay que forzarles si no quieren, pero en ese caso debemos intentar saber qué es lo que tienen en su cabeza, cómo han articulado esta situación, para ir adaptando nuestras explicaciones y darles confianza. Esto depende, por supuesto, de la edad, grado de maduración... Paciencia y actitud son las mejores armas con nosotros mismos y con ellos. Abrazarles, besarles y hacerles reír será mágico para ellos.
Sobre los mayores, qué vamos a decir, ya tienen sus propios argumentos, escenarios y tendremos que estar en un ten con ten. Su capacidad y su sentimiento de estar en poder de la verdad hace todo un poco más difícil. Su capacidad de comprensión y su responsabilidad también facilitan todo para nosotros y el resto de hermanos, parar los que también servirán de ejemplo. Pero vemos que cada uno en su etapa muestra sus pros y sus contras. Todo lo que ahora hagamos en este paréntesis de sus y nuestras vidas será decisivo para evitar crear o agudizar problemas psicológicos en el futuro.
Ana M. Ángel Esteban espsicóloga clínica y sexóloga.
Consulta en Toledo yonline. Teléfono615224680.
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