La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSI-F) ha denunciado la "precaria situación" que hay en los centros penitenciarios de Castilla-La Mancha, la cual se ha visto agravada enormemente por la pandemia de la COVID-19.
En una nota de prensa, el sindicato ha apuntado la "alarmante" falta de 137 efectivos en los seis centros penitenciarios de la región, que concentran a 1.673 internos, y obliga a depender de los funcionarios de prácticas de 2018 para cubrir los servicios, además de disponer de plantillas envejecidas y condiciones precarias.
En este sentido, ha asegurado que este déficit de trabajadores es patente en todos los ámbitos, pero es especialmente grave en el área de vigilancia, y como ejemplo ha puesto que sólo hay dos funcionarios vigilantes en un módulo integrado por 80 reclusos y "en algunos casos sólo uno cuando se le requiere para otras tareas".
CSI-F ha apuntado que el centro penitenciario de 'La Torrecica', de Albacete, así como el asociado Centro de Inserción Social (CIS), cuenta con 27 vacantes sin cubrir para una población que alcanza los 271 internos, donde sólo hay un médico en comisión de servicio y otro en prácticas.
Ha añadido que el centro de 'Herrera de la Mancha', en Manzanares (Ciudad Real), es el que cuenta con mayor déficit de trabajadores, con 40 vacantes no cubiertas, y el de mayor número de internos, con 431, y que la prisión de Alcázar de San Juan cuenta con 12 vacantes sin cubrir para un total de 82 internos, y sin personal de cocina.
La prisión de Cuenca, con un déficit de 18 vacantes, solo dispone de un médico para una población interna de 114 presos, mientras que en los centros toledanos de Ocaña I y Ocaña II suman 21 y 19 empleados sin cubrir, respectivamente, con especial necesidad de personal médico y de vigilancia.
"Nos han olvidado"
La responsable de Instituciones Penitenciarias de CSI-F Castilla-La Mancha, Natalia Plaza, ha señalado que "nos han olvidado" porque "el personal de vigilancia es el que está en mayor contacto directo con los internos y, por lo tanto, el más expuesto a situaciones peligrosas".
Por otro lado, ha considerado como otro problema la elevada edad de los trabajadores, además de que muchos de ellos acceden a la segunda actividad a partir de los 57 años.
Plaza ha detallado que en 'Herrera de la Mancha' la edad media es de 53 años y que cuenta con una treintena de trabajadores con más de 60 años, y ha subrayado que en el centro se encuentran con problemas diarios para sacar el servicio, al no entrar personal nuevo, y el que está se enfrenta a un inminente proceso de jubilación.
A ello ha sumado otro de los problemas "más desconocidos" que se padecen en las cárceles como es el de presos con patologías psiquiátricas que "no cuentan con los profesionales adecuados para recibir la atención que necesitan".
Y, ha completado, la pésima gestión en disponer del equipamiento adecuado para la protección del personal y las escasas y tardías medidas de prevención, además de que aún no se han realizado test de coronavirus a toda la plantilla de las prisiones en la región "a pesar de ser considerado un colectivo esencial", ha concluido.