Un grupo de investigación de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) ha conseguido financiación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades para desarrollar sensores de bajo coste que permitan medir un grupo de sustancias llamadas peróxidos que se encuentran en el aire.
El grupo de trabajo, liderado por las profesoras de la Universidad de Castilla-La Mancha María Teresa Baeza Romero y Edelmira Valero, junto a Vicente López-Arza Moreno y Eva María Espildora, ha recibido más de 180.000 euros del Ministerio para trabajar en esta línea de investigación.
Los aerosoles atmosféricos o partículas de la atmósfera se consideran el factor más determinante de muertes prematuras, debido a sus efectos en el sistema respiratorio.
También afectan al clima ya que absorben y dispersan la luz, además de modificar las propiedades de las nubes, han informado este jueves los investigadores en un comunicado de prensa, donde han resaltado que una gran fracción de los aerosoles que se forman en la atmósfera lo hacen mediante procesos de conversión de material orgánico.
Estas partículas se conocen como partículas orgánicas secundarias y la composición de estas partículas es muy diversa, pero recientemente han identificado una clase de compuestos denominada "moléculas altamente oxidadas", que incluye los hidroperóxidos orgánicos, objeto de estudio de este proyecto, y que constituyen un riesgo para la salud debido a sus propias características químicas.
Dado que la contaminación atmosférica es responsable de un 11 % del total de muertes anuales y que la temperatura del aire está 1ºC por encima de los valores preindustriales, lo que hará muy difícil cumplir el Acuerdo de París, se requiere conocer la composición de estos aerosoles atmosféricos orgánicos para poder tomar decisiones políticas relacionadas con el cambio climático y la contaminación atmosférica, han razonado los investigadores.
Los métodos actuales disponibles para medir estos componentes de los aerosoles son bastante caros, requieren de mucho tiempo de personal o personal muy entrenado y presentan ciertas limitaciones en cuanto a su sensibilidad, por lo que los investigadores consideran que hay una necesidad clara del desarrollo de métodos rápidos, fáciles y de bajo coste para medir estos componentes que son clave para entender mejor los efectos que los aerosoles tienen en el clima y en la salud.
Esto permitirá en el futuro desarrollar instrumentos que puedan utilizarse para hacer medidas rutinarias para redes de calidad del aire, tanto en estudios de laboratorio como de campo para mejorar el conocimiento del impacto de las partículas en la atmósfera y las personas, e incluso para poder hacer predicciones.
Algunos de los resultados del proyecto podrán ser patentables y varias empresas privadas ya han mostrado su interés en los avances que el equipo vaya teniendo.
En el proyecto, que tiene una duración mínima de 3 años y contará también con investigadores y plazas de doctorado que se cubrirán a medida que avance el cronograma de trabajo, colaborarán también la Universidad de Cork (Irlanda) y la Universidad de Oxford (Reino Unido).
Los investigadores han señalado que, a finales de este mismo año, es probable que se muestren algunos de los primeros avances en publicaciones de alto nivel y en los foros especializados de este tipo de materias.