Investigadores de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) han descubierto un importante gen para determinar el sexo del pez cebra, especie de gran utilidad para el estudio genético de muchas enfermedades.
Concretamente, el Grupo de Genética Humana de la Facultad de Medicina de Albacete ha demostrado en su último estudio, publicado en la revista Biology,que la proteína denominada miocilina tiene un papel clave a la hora de determinar el sexo del pez cebra, además de que podría intervenir en la formación del ovario, ha informado este lunes la UCLM en una nota de prensa.
“Esta función inesperada se descubrió al generar una línea de peces cebra mutantes en la que se inactivó el gen. Los peces mutantes no mostraron anomalía alguna aparente, pero sorprendentemente se observó que todos los animales mutantes eran machos”, han indicado los investigadores.
El estudio ha revelado, igualmente, la existencia de una elevada muerte celular programada o apoptosis en la gónada juvenil inmadura, fenómeno asociado con la diferenciación sexual de los machos.
Por otra parte, han detallado que los peces adultos mutantes expresaban de forma característica un conjunto de genes clave en la determinación del sexo de los machos y en una vía de señalización denominada Wnt.
Los peces cebra mutantes se han obtenido mediante la tecnología más novedosa de manipulación genética, denominada CRISPR/Cas9, basada en un sistema de defensa de las bacterias contra los virus, descubierto por el español Francisco Martínez Mójica.
La aplicación de este sistema a la manipulación genética ha recibido el premio Nobel de química en 2020.
“El trabajo contribuye a conocer mejor un mecanismo biológico de gran importancia, como es la diferenciación sexual del pez cebra, una especie de gran relevancia, ya que es empleada como modelo animal de muchas enfermedades”, han afirmado.
En su conjunto, estos resultados muestran que la miocilina es una nueva proteína clave implicada en la determinación del sexo en el pez cebra, lo que representa “un avance importante” en el conocimiento de la función de esta proteína y de la determinación del sexo en este pez, cuyos mecanismos son desconocidos en gran medida, aunque parecen intervenir múltiples genes y posibles factores ambientales.
“La miocilina pertenece al grupo, cada vez más reducido, de moléculas cuya función biológica no es bien comprendida”, han señalado los científicos.
Esta proteína se ha convertido en objeto de estudio de este grupo de investigación desde que el profesor Julio Escribano descubriera su presencia en tejidos oculares humanos y contribuyera a determinar su papel en el glaucoma.
Uno de los últimos trabajos de investigación de este grupo demostró la presencia de miocilina en el plasma sanguíneo humano y la regulación de la adhesión de células del sistema inmunitario.
En este trabajo han participado Raquel Atiénzar-Aroca, José Daniel Aroca-Aguilar, Susana Alexandre-Moreno, Jesús José Ferre-Fernández, Juan Manuel Bonet-Fernández, María José Cabañero-Varela y Julio Escribano.