Esto engloba ingresos, gastos, bienes materiales, fondos de ahorro, fondos de inversión, seguros, créditos, etc. Parece muy sencillo, pero generalmente es algo que se pierde de vista en la vorágine de la rutina cotidiana.
Por qué preocuparse por las finanzas personales
A algunas personas la contabilidad les cuesta, bien porque son desordenadas o porque les parece una actividad engorrosa y complicada y suelen posponer y dejar para más tarde la planificación de sus finanzas. Sin embargo, es una tarea importante y no debe descuidarse.
Tener una visión, al menos a medio plazo, de nuestra economía nos puede dar tranquilidad para afrontar gastos importantes, como la compra de una casa, o incluso para complementar los ingresos en el momento de la jubilación. Observemos, por ejemplo, a las empresas, y la importancia que prestan a la gestión de sus finanzas. ¿Por qué no deberíamos hacer lo mismo?
Introducción a las finanzas personales
Tener en orden tu economía doméstica te permitirá tomar decisiones que garanticen tu bienestar y el de tu familia. Para ello, hay que comenzar por hacer un esfuerzo en proyectar los gastos y pensar en términos de presupuesto. Hay diversos items a considerar como el vestuario, el transporte, la formación y el entretenimiento.
Una vez que se tiene claro el panorama general de los gastos, es recomendable no quedarse estancado en una única idea de ahorro y valorar la posibilidad de intentar obtener alguna rentabilidad de ese excedente a través de algún tipo de inversión. Existen diferentes formas de invertir tu dinero, requiriendo cada uno un nivel diferente de gestión técnica con distintos niveles de riesgos.
Normalmente, cuanto mayor sea el riesgo, mayor es la posibilidad de ganancia. Desde el tradicional plazo fijo hasta bonos, acciones o fondos de inversión, todo está más accesible que nunca, al alcance de un solo clic. Existen brokers que permiten a pequeños inversores participar en el mercado bursátil, adquirir títulos de empresas extranjeras o hacer trading.
Ten en cuenta que toda inversión en mercados financieros implica riesgos, incluido el riesgo de pérdida del principal invertido y/o de ausencia de rentabilidad.
Gastos extraordinarios
Hay desembolsos que son poco frecuentes en la vida cotidiana, que se dan cada cierto tiempo, como la compra de un vehículo o la renovación del mismo, o incluso ocurren una vez, como es el caso de la compra de una vivienda. La inversión en estas compras es muy elevada y los compromisos de pago son a medio y largo plazo, por lo que hay que ser prudentes y contemplar todos los escenarios posibles.
Entrando más a fondo a la hora de comprar una vivienda, en la mayoría de los casos no se dispone de los ahorros suficientes para llevar a cabo la operación, por lo que es necesario recurrir a la ayuda de un banco y solicitar una hipoteca. En este caso se vuelve imprescindible el cálculo de tu hipoteca. Esto te permitirá tener clara la magnitud del compromiso financiero que vas a asumir. Para ello puedes utilizar los simuladores que ofrecen la mayoría de las webs de las entidades bancarias. Es muy sencillo, basta con colocar algunos parámetros como el precio de la vivienda, el tipo de vivienda (usada o nueva), tus ingresos netos mensuales, y la cantidad de cuotas que estás dispuesto a pagar.
Puntos claves para tener controladas tus finanzas
Limitarse a pagar las cuentas a fin de mes es una visión un tanto cortoplacista. Administrar las finanzas personales requiere una implicación mayor. Hay que generar una lógica de trazabilidad de los gastos y proyección a futuro de las necesidades. Veamos algunos pasos para comenzar a tomar las riendas de tu economía:
- El primero es empezar a controlar tus gastos. Estimar todas las salidas de dinero que tienes planeado realizar, sin olvidar añadir una cantidad para imprevistos.
- Después, y en segundo lugar, detallar tus proyectos, que pueden ser tanto a corto como a medio plazo. Esto incluye viajes, compra de vehículos, reformas, adquisición de un inmueble, etc. En estos casos, es importante valorar los gastos asociados.
- También debes poner sobre la mesa tus ingresos y contrastarlos con tus gastos, eso dará como resultado tu capacidad de ahorro. Si los cálculos no te permiten afrontar los proyectos en el tiempo que has previsto, tienes dos opciones: recortar gastos o buscar nuevos ingresos.
- Cuestionar y replantear los gastos es una buena práctica. Valorar lo que realmente es necesario, investiga proveedores que ofrezcan mejores servicios o más baratos o incluso cambiar algunos aspectos de la rutina.
- Buscar ingresos extra parece la alternativa más difícil, sin embargo, nunca es tarde para emprender. Está la posibilidad de aprovechar las ventajas de la economía moderna y de la transformación digital, el trabajo remoto, las ventas por internet, etc.
En conclusión, hacer una planificación financiera a largo plazo es un ejercicio sano que te permitirá realizar estrategias para poder cumplir tus objetivos, además de garantizar tu bienestar. Puede que al comienzo sea tedioso, pero una vez que se naturaliza como una rutina comenzarás a ver los resultados.
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