Hay que terminar con esta farsa política en Castilla-La Mancha. El teatro del ninguneo y el estacazo: no veo, no escucho, no entiendo, sólo atizo y arreo como juego partidista sin tino ni sentido. Absurdo y pueril juego cotidiano del monólogo de sordos. Hay que poner cordura y sensatez en el ruedo castellano-manchego, que bastante enfangada y sectaria está la política nacional, una vergüenza intolerable, un barrizal de mezquindad y mentira, como para copiarle los modales a esa tropa y meter aún más a la gente en el pozo negro al que vamos cayendo. Pozo de simulación, de confrontación y de bajura.
Emiliano García-Page y Paco Núñez, presidente de Castilla-La Mancha y líder regional de la oposición, deberían abrirse en canal por el camino contrario, justo al revés: el diálogo, el entendimiento, la búsqueda de conexiones. Al menos hablarse y escucharse, tener algo constructivo que decirse, buscar juntos alguna cosa buena para los castellano-manchegos. Un mínimo canal de comunicación verdadera, reunirse de verdad alguna vez. El rancio método cansino del zasca diario, con esas ridículas comparecencias y esos comunicados estupefacientes de uno y otro lado, cada uno a su bola, ese menguante estado de las cosas hay que sacarlo del campo de juego con tarjeta roja y expulsión.
Socialistas, populares, vale ya. Dejen de aburrirnos, paren las máquinas, acaben con la propaganda, y digan algo que entendamos y nos sirva para algo, dos pasos más allá de la rutina del palo y la zanahoria y no ver más lejos de la media hora siguiente. Un poquito de por favor, que ya somos mayorcitos.