Un ciudadano de Toledo capital comienza a notar molestias en la rodilla derecha al caminar. Aguanta unos días y, al comprobar que no mejora, decide pedir cita para ser valorado por su médico de cabecera. Pero no le va a resultar sencillo. Primero lo intenta sin éxito a través de la aplicación para móviles del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM), que le dice que "en el momento actual no existe disponibilidad" y le ofrece la opción de solicitar una teleconsulta telefónica. Cuando lo hace, comprueba que la primera fecha disponible para recibir la llamada del doctor es quince días más tarde. Desiste y trata de adelantar los plazos contactando directamente al centro de salud. Marca el teléfono insistentemente, una y otra vez, pero nadie se lo coge. Por fin, cuando ya estaba a punto de abandonar, suena una voz al otro lado de la línea. Su llamada, aunque él no lo sabe, ha sido derivada a un call center desde el que no le ofrecen alternativas distintas a las que ya le había brindado el sistema informático. Si quiere que un médico le diagnostique y le prescriba una medicación para calmar sus dolores en la articulación no le quedará otra alternativa que acudir al servicio de urgencias, a sabiendas de que estará haciendo un uso indebido del mismo.
"Actualmente más del 60 por ciento de atenciones están relacionadas con el coronavirus. Si a eso le sumamos la habitual burocracia que seguimos sacando adelante, como renovar recetas para los pacientes crónicos o redactar partes de baja, nos queda muy poco margen para atender a otro tipo de enfermedades". Así lo denuncia Juan Jesús López, doctor en el centro de salud de la localidad toledana de Camarena y presidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) en Castilla-La Mancha. Asegura que "el paciente Covid-19 debería ser atendido en un circuito paralelo que contemple diagnóstico, triaje para decidir si es necesario que acuda a un centro de salud o a un servicio de urgencias y vacunación. Tratar de atender a todos en la Atención Primaria ha fagocitado el servicio y nos ha llevado al caos".
No hay precedentes de una presión asistencial tan brutal como la que están soportando actualmente los profesionales sanitarios de los centros de salud y de los consultorios, no solo en Castilla-La Mancha sino en otras muchas zonas de España. La inaudita explosión de contagios que ha provocado durante las últimas semanas la variante ómicron del coronavirus, que en la mayoría de los casos y gracias a la vacunación se quedan en cuadros muy leves, ha llevado a la Atención Primaria a una situación de "sobresaturación" y ha dejado al sistema a las puertas del colapso, tal y como ha denunciado el sindicato UGT. Solo el pasado martes 28 de diciembre, por ejemplo, en la comunidad autónoma castellano-manchega se detectaron más de 4.600 contagios, más de tres al minuto. Y el sistema no estaba preparado para absorber tal avalancha, lo que ha provocado retrasos de varios días en la realización de las pruebas de detección PCR, en la comunicación de los resultados -que en muchos casos han llegado cuando los síntomas de la COVID-19 ya habían remitido- y en la tramitación de las bajas laborales.
Usuarios descontentos
"Los usuarios están descontentos. Aunque la inmensa mayoría de la población reconoce la labor que realizamos los sanitarios, no poderles atender una manera ágil y eficaz les provoca una gran frustración y en algunas ocasiones lo pagan con los que nos encontramos en primera línea, que no somos los responsables de la situación". Son palabras de Ángel García Sánchez, responsable de Acción Sindical del sindicato de enfermería SATSE en Castilla-La Mancha. En la misma línea se expresa el doctor López: "Los pacientes no están obteniendo una respuesta a sus demandas y eso les está provocando una ansiedad que nunca habíamos visto antes. A veces expresan con falta de calma ante el primero que tienen delante, y eso no es justificable, pero entiendo el malestar de las personas que tienen la sensación de estar desatendidas o que necesitan saber con algo de calma qué camino recorrer si han dado positivo".
Guardia del 25 de diciembre en un Centro de Salud Rural (hecha por un compañero mío) de un solo equipo. En condiciones normales se atienen entre 40 y 60 pacientes. Definitivamente nos hemos vuelto todos locos pic.twitter.com/UZuVGHnuuv
— Raul Calvo Rico (@RaulCalvoRico) December 26, 2021
El problema es que los médicos de cabecera no tienen el tiempo que les gustaría para atender adecuadamente a sus pacientes. Uno de ellos, Raúl Calvo Rico, que también es secretario general del Colegio de Médicos de Toledo, publicó la pasada semana un sorprendente 'tuit' denunciando que un compañero había atendido a 140 enfermos durante la guardia del día de Navidad en un centro de salud rural, cuando "en condiciones normales se atienden entre 40 y 60". "Las agendas son insufribles. La vorágine es tal que los test de detección del coronavirus se están haciendo en las propias consultas. No tenemos ni siquiera los tres minutos que hacen falta para hacerlos en otro lugar más adecuado y seguro", asegura el presidente regional de la SEMG. En Castilla-La Mancha, el Gobierno regional mantienen el compromiso de que ningún médico de cabecera se encargue de cupo superior a las 2.000 tarjetas sanitarias.
Enfrentarse ahora a un ritmo de trabajo tan vertiginoso, con el desgaste que les ha supuesto la pandemia a sus espaldas, está afectando a la salud física y emocional de muchos sanitarios. "Hemos hecho un estudio que demuestra que el estrés, el insomnio y la falta de apetito de los enfermeros han subido varios puntos. Llevamos casi dos años en un contexto de absoluto cansancio y extenuación. Y aún así se nos sigue exigiendo cada día más". Es la queja de Carmen Guerrero, secretaria de Organización de SATSE en Castilla-La Mancha, que ve como única solución sumar efectivos de inmediato. "Si algo ha dejado patente esta crisis sanitaria es que la fuerza del sistema sanitario es la fuerza de sus profesionales. El problema es que partimos de plantillas completamente mermadas. En Castilla-La Mancha faltan casi 4.000 enfermeras".
Me encanta mi profesión pero no soporto mi trabajo. Cada día se distancia más lo que pensé que haría y quería hacer, con lo que hago en realidad. Es como una herida que no cierra, y que por el tiempo que lleva es imposible suturar. Así que, estoy curándome por segunda intención.
— Jesús (@iguqui) December 29, 2021
Algunos de ellos no pueden más, literalmente. En los últimos días se ha viralizado el triste testimonio de Jesús Igualada, un médico de familia de Albacete que se ha optado por abandonar su puesto: "Hace semanas tomé la decisión más dura profesionalmente pero la más acertada. La que me ha dejado (por fin) dormir algunas horas y la que me ha permitido sobrevivir este último mes caótico. Solo sabiendo que todo acaba se ha podido llevar más ligera la carga de estos días. Me encanta mi profesión, pero no soporto mi trabajo. Cada día se distancia más lo que pensé que haría y quería hacer, con lo que hago en realidad. Es como una herida que no cierra, y que por el tiempo que lleva es imposible suturar".
En el hilo que hizo público a través de la red social Twitter, además, agradecía a sus compañeros la labor que realizan diariamente: "Sois lo más valioso de este sistema. La única vida que le queda a la Atención Primaria sois vosotras. Perdimos la confianza de la población a la que atendemos, y nunca la tuvimos de las administraciones a las que pertenecemos".
Las autoridades políticas y sanitarias castellano-manchegas no son ajenas a esta problemática y la directora gerente del SESCAM, Regina Leal, se ha reunido recientemente con los colegios de médicos y de enfermeras "para informarles de primera mano sobre las distintas medidas que está adoptando el Gobierno regional en las últimas semanas, principalmente en el ámbito de la Atención Primaria, para reforzar el sistema sanitario ante el repunte de casos de Covid-19 y su consiguiente repercusión a nivel asistencial".
Entre las más destacadas, a fin de deshacer el cuello de botella generado por el fragor pandémico, que asfixia a los trabajadores de centros de salud y consultorios, se ha decidido reabrir fuera de los mismos 16 puntos de vacunación y poner en marcha otros 9 para realizar pruebas diagnósticas de forma masiva. Además, se ha dado autorización para que se dupliquen los equipos de guardia en los Puntos de Atención Continuada (PAC) en los que cuenten con los suficientes profesionales contratados y se han dado instrucciones para reducir la carga burocrática de los profesionales de Atención Primaria. Ahora la renovación de los medicamentos para pacientes crónicos es automática, sin necesidad de acudir al centro de salud, y las bajas laborales por Covid-19 se realizarán desde la Gerencia de Inspección.
Más de 290 millones invertidos
El Gobierno presidido por el socialista Emiliano García-Page, que ya ha contratado a más de 4.600 sanitarios y ha invertido más de 290 millones de euros en la lucha contra la pandemia, siendo la región española que ha hecho un mayor esfuerzo económico con relación a su PIB, se centra ahora en "garantizar en todo momento la accesibilidad de la ciudadanía al sistema sanitario", aunque reconocen que tienen serias dificultades para incrementar las plantillas debido a que no hay médicos ni enfermeras disponibles.
La duración de la sexta ola y la evolución de la crisis sanitaria en las próximas semanas dictarán si los remedios son efectivos y si el señor toledano al que le molesta la rodilla, que comparte preocupación con cientos de castellano-manchegos con dolencias similares, puede ser atendido en consulta en un tiempo prudencial. Siempre que le cojan el teléfono, claro. Para ello, la Administración ha contratado a cien administrativos que se han incorporado a los centros de salud y a 30 telefonistas para reforzar el servicio centralizado de llamadas.