Con Manuel Juliá (Puertollano, 1954) la conversación resulta siempre interesante porque su vida ha transcurrido entre libros, vinos y políticos. El escritor y periodista manchego, que fue alcalde de su ciudad en los 90 y que recientemente ha dado que hablar en medio mundo por una afilada columna que le dedicó en la contraportada del diario Marca al futbolista del Real Madrid Gareth Bale, también tiene algo de torero: en 2019 se cortó la coleta como director de la Feria Nacional del Vino (Fenavin)... pero acabó siendo un amago.
Ha vuelto al ruedo de nuevo, pandemia mediante, para ponerse otra vez al frente de su exitosa criatura, del evento que, bajo el paraguas de la Diputación de Ciudad Real, él mismo diseñó cuando arrancaba este siglo y que 20 años más tarde se ha convertido en todo un referente internacional para el sector vitivinícola.
Durante los próximos días 10, 11 y 12 de mayo se darán cita en el pabellón ferial de Ciudad Real casi 1.900 bodegas y más de 18.000 compradores llegados desde cien países distintos. Como dice Juliá, Fenavin "es negocio o no es".
¿Cómo termina un periodista y escritor al frente de una feria internacional de compraventa de vinos?
Era funcionario y ejercía como director de información comunitaria cuando en el año 2000 el entonces presidente de la Diputación de Ciudad Real, Nemesio de Lara, me planteó la posibilidad de que pudiera hacerse una feria de vino. Yo había dirigido actuaciones de carácter económico en algún momento anterior y me pareció una buena posibilidad, pero le dije que me metía en esa historia con una sola condición: que la feria que hiciésemos fuese importante y buena de verdad.
¿Qué tiene Fenavin para haberse convertido en una referencia mundial para el sector?
Antes de arrancar Fenavin estuve estudiando las ferias de vino más importantes y me di cuenta de que en todas ellas se trataba muy bien a los expositores pero muy mal a los compradores. Vi que en Ciudad Real teníamos una oportunidad en ese sentido y apostamos por una feria en la que todo estuviese pensado para hacer negocio lo más fácilmente posible.
Todas las ferias internacionales de renombre, no solo en el sector del vino, se hacen en grandes ciudades como Madrid o Barcelona, pero hemos conseguido que a Ciudad Real vengan este año 1.874 expositores y compradores de todo el mundo. No estarían aquí si no fuese porque saben que es donde se hace negocio.
¿Fenavin podría ser lo que es de celebrarse fuera de Ciudad Real, lejos de Castilla-La Mancha?
Lo normal es que una feria de estas características se celebre en una zona compradora y no productora, como es el caso de Castilla-La Mancha, y en Ciudad Real tampoco existe un mercado interno como el de las grandes ciudades, por lo que la potencialidad fundamental de Fenavin es la capacidad creativa que hemos tenido para crear esta feria en un lugar donde no es lógico que se lleve a cabo. Me refiero al toque poético que supone el hecho de haber inventado nosotros mismos herramientas únicas que otros no tienen para posibilitar hacer negocio, captar compradores internacionales, etc.
Un comprador internacional que quiere generar un portafolio con diez bodegas españolas tendría que pasarse un año en España, con la inversión que eso supone, dando vueltas por las distintas denominaciones de origen y catando infinidad de vinos. Y eso, viniendo a Fenavin, lo puede hacer en los tres días que dura la feria.
Además, desde un mes antes va a poder trabajar con un buscador de negocio que le va a decir en qué bodegas tiene que centrarse porque cumplen con la cantidad de producción que necesita, el precio que está dispuesto a pagar o las variedades de uva en las que está interesado. Incluso puede programar reuniones con dichas bodegas con vistas a Fenavin y catar sus vinos en la "Galería del Vino", que es algo que tampoco se encuentra en otras ferias. Los compradores, de Fenavin, destacan la facilidad con la que allí pueden hacer su negocio. Esa es la clave.
Y este año 2022 llega con novedades para insistir en esa estrategia...
A cada edición de Fenavin llegamos con una exigencia y con una novedad. La exigencia es perfeccionar el programa informático que ya tenemos, que posibilita que las bodegas puedan tener hasta 30 reuniones durante la feria, y este año hemos creado uno nuevo que se llama 'Face-to-Face'. Este sistema permite que un comprador se siente en una mesa del Centro de Negocios para que, en citas de 30 minutos, vayan pasando expositores con los que ya ha contactado previamente y poder catar sus vinos. Evita muchas pérdidas de tiempo y situaciones que se dan en otras ferias: que si no encuentro el estand, que si me pillan por un pasillo y me entretienen, que si me quieren invitar a no sé qué...
En Fenavin tanto expositores como compradores van directos al negocio. Por eso prefieren venir a Ciudad Real y Fenavin ha quedado, sin discusión, como la feria del vino de referencia en España.
"Uno ya ha dado todo lo que tiene que dar", dijo al despedirse como director de Fenavin en 2019. ¿Quién le ha hecho ver que estaba equivocado?
No, no. No estaba equivocado. Creo que todos tenemos nuestros periodos, una fecha de caducidad, y mi deseo personal era dedicar todo mi tiempo a la literatura. Preparé mi jubilación, pero el presidente de la Diputación de Ciudad Real, José Manuel Caballero, me llamó más adelante porque no habían encontrado un perfil con viabilidad para dirigir Fenavin. Me pidió que siguiera una edición más y le dije que sí, pero vino la pandemia y no se pudo hacer Fenavin en 2021, así que se retrasó a 2022. Al final me he encargado de la de este año y también de la del 2023, que se mantiene. Pero después me iré y dejaré paso a otra persona.
¿Hay margen para hacer negocio en Fenavin dos años consecutivos?
No hay ningún problema, porque la pandemia ha generado una gran sequía de negocio que hay que paliar. Ahora, esta es una situación excepcional que no tiene que quedarse como norma. La feria debe seguir siendo bienal, porque si el negocio que genera cada dos años es suficiente, proporciona a las bodegas recursos y contactos para todo ese tiempo.
"La evolución de los vinos de Castilla-La Mancha ha sido la mejor de España"
¿Ha logrado quitarse el vino de Castilla-La Mancha su sambenito de mediocre?
Empecé con Fenavin el año 2001, así que soy un espectador privilegiado de la evolución de los vinos de Castilla-La Mancha, que ha sido espectacular, la mejor de toda España en cuanto a calidad y presentación. Si antes estábamos en un dos, ahora estamos en siete.
Y esto que digo lo corrobora cualquier observador imparcial y se explica en algunos datos como, por ejemplo, que las exportaciones de vino desde la provincia de Ciudad Real hayan pasado de 80 a más de 500 millones de euros anuales en lo que va de siglo.
¿Y qué falta para pasar del siete al diez?
Queda muchísimo por hacer. Hay que embotellar más y mejorar la comercialización, muchas veces dentro en España. Los vinos de Castilla-La Mancha tienen que llegar a ser conocidos en muchos sitios del país en los que ahora son desconocidos.
¿Un buen vino es el más exquisito o el que mejor se vende?
El vino ideal es el que tiene mejor relación calidad-precio. Un buen amigo mío, Custodio Zamarra, dice que un gran vino no tiene por qué costar más de 25 euros. Lo digo claramente: en ese precio hay gran cantidad de vinos que son exquisitos y no tienen nada que envidiar a otros que se venden por 800 o 1.000 euros.
¿Qué ha pasado para que de los años 80 a esta parte la cerveza haya adelantado al vino como la bebida alcohólica preferida por los españoles?
En España no somos suficientemente conscientes de que somos una potencia mundial en la materia y nos falta cultura de vino para favorecer su consumo. Eso es algo que no pasa en Francia, y el que quiera comprobarlo puede darse un paseo por Alsacia, aunque sus vinos no sean mejores que los nuestros. Allí la gente se reúne para tomar vinos, los comentan, van a muchas catas, compran revistas especializadas... Existe un interés en conocer todo lo que rodea al vino, que es un producto cultural que guarda una relación enorme con la literatura o con las artes.
Probar un vino y aprender sobre él es uno de los mayores placeres que existen, porque hay tantas variedades que no acabas nunca. Generar esa cultura del vino en España, con más catas, más cursos y más visitas a las zonas productoras, favorecería el consumo. Mientras tanto, una parte muy importante de nuestro vino va a la exportación, que es la que está salvando al sector y generando enormes ingresos.
"Pensé en responder a Bale, pero su argumento me pareció falaz"
Lo que también se exportó a varios países del mundo fue su columna "El parásito galés", que le dedicó recientemente en Marca al jugador del Real Madrid Gareth Bale. ¿Cómo vivió la polémica?
He alucinado. Se hicieron eco en la BBC, en el Chicago Tribune y en todos los lados cuando Bale contestó en las redes sociales poniendo que había gente que se suicidaba por columnas como la mía. Me lo decía a mí, que quienes me siguen saben que no me distingo por ser crítico, sino por ser más literario. Hoy Homero, si viviera, escribiría de un Real Madrid - Barça, porque genera un interés social alucinante.
A Bale pensé en responderle, pero su argumento me pareció absolutamente falaz. Creo que ni siquiera sería él quien escribió aquello. A lo mejor la expresión de "parásito" suena un poco dura, pero es que en este caso la veo muy real. Una persona que está cobrando de una empresa y no ofrece nada a cambio porque no tiene ganas de trabajar...
En todo caso, me lo pasé muy bien y en Marca están encantados porque se triplicaron las visitas.
En las redes sociales muchos le dieron la razón, aunque otros tantos le pusieron a caldo. ¿Cómo puede decir que lo pasó bien?
¡Leer las cosas que le ponen a uno en Twitter es alucinante! Me cayó de todo. Cualquier insulto que se imagine seguro que me lo han dicho ya. Ignorante, junta letras... Uno me llamó cinco veces hijo de puta y me dijo que si no me había enterado me lo ponía una sexta.
Los 12.000 que le dan a 'me gusta' no te escriben, pero los 40 furibundos que están en contra se hacen notar. Yo me lo he tomado como algo gracioso, aunque he tratado de que no lo vea mi familia.
¿Y del Real Madrid recibió algún comentario?
Nada, absolutamente nada. No voy a decir el nombre, pero una persona muy, muy importante del Real Madrid con el que había quedado a comer unos días más tarde cortó absolutamente la relación. No le debió gustar.
Eso sí, después de ese artículo Bale salió al campo en dos ocasiones cuando llevaba meses sin jugar. A lo mejor alguien de dentro reflexionó y pensó que no se podía estar pagando 30 millones al año a un tipo por mirar al cielo. ¡Es que esa situación les hace quedar muy mal a todos!
He leído que tuvo que dimitir como alcalde de Puertollano después de reconocerle a un periodista que "la política es una mierda". ¿Qué estaba viviendo para decir tal cosa?
Por esa frase que le dije a un periodista tuve que dimitir aunque, sinceramente, me alegro. Si lo dije es porque lo pensaba. Lo que me rodeaba no me gustaba y cuando me acostaba por las noches pensaba que no quería estar más allí.
Estuve nueve años en política y me siento orgulloso de haber dado ese paso, pero fue entre 1993 y 1994, cuando fui alcalde, cuando comprobé las traiciones y las vanidades que rodean a la política.
Yo sabía que la política era lo excepcional y que mi vida era lo normal. Por eso recuperé mi vida en cuanto salí de la política.
Y 18 años tenemos los políticos que tenemos...
Ja, ja, ja. ¡Qué malvado! La política, de la mano de los partidos, ha tendido a profesionalizarse. Tuve la suerte de haber disfrutado de la Transición, que ha sido el mejor momento político de España, cuando médicos, empresarios, funcionarios o albañiles dieron un paso para cambiar la historia del país. En ese momento la voluntad se imponía a la necesidad personal, que es algo que ahora en muchos casos no ocurre. Mientras que Tierno Galván le habló en latín antiguo al papa cuando vino a Madrid, ahora el concepto de que nos representen los mejores ha desaparecido.
"Es imposible que España se pueda convertir en lo mismo que Venezuela"
En sus inicios como periodista trabajó en Caracas una temporada. ¿España va camino de acabar como Venezuela, como sostiene parte de la derecha?
Fui crítico de cine y de libros para un periódico de Caracas cuando era un veinteañero. Estuve allí solo un año, pero me di cuenta de que la enorme incultura de la sociedad venezolana llevaba a dos efectos terribles: que todo funcionaba alrededor de la corrupción y que, por mucho dinero que hubiera, el pueblo se dividía entre una minoría superrica y una gran mayoría miserable. España nunca ha tenido nada que ver con eso, ni siquiera cuando era un país pobre y Venezuela un país rico.
Así que es absolutamente imposible que nos podamos convertir en lo mismo. ¿Por qué? Poque aquí tenemos cierta cultura democrática, aunque todavía muy mejorable, y porque la estructura económica de los dos países no tiene nada que ver.