Muchos extremeños han clamado indignados este lunes tras la inauguración del tramo Plasencia-Badajoz de la nueva línea de alta velocidad, que en realidad no lo es tanto. Tren “rápido” como mucho. El “tren de la bruja”, como lo han definido algunos ciudadanos a través de varios medios de comunicación. El enfado es mayúsculo por el retraso de años que sufre este proyecto y lo “escasito” que llega, incluso sin electrificar y a una velocidad media de 102 kilómetros hora, y ese malestar también es patente en Castilla-La Mancha, particularmente en Talavera, una de las ciudades más importantes en la que se prevé que el AVE tenga paso y parada y donde hay un creciente escepticismo en torno a una infraestructura de la que se viene hablando desde principios de este siglo, algo más de veinte años. Mientras tanto, las deficiencias del tren convencional que une Madrid con Talavera y Extremadura son cada día más evidentes: viejos achaques de un tren-chapuza. Que la inauguración se haya celebrado, además, en plena oleada de graves incendios ha añadido aún mayor pesadumbre ciudadana en Extremadura.
Como se sabe, este tramo inaugurado el lunes por el Rey Felipe VI junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, forma parte del futuro AVE que conectará Madrid con Castilla-La Mancha y Extremadura, un proyecto infinito que se prolonga en el tiempo y al que todavía le quedan años de trabajo hasta su entrada en funcionamiento definitiva: 437 kilómetros en tres tramos, con 3.700 millones de inversión global y todo el tiempo del mundo por delante. El tramo Plasencia-Badajoz, de menos 150 kilómetros y una inversión de 1.700 millones de euros, es tan sólo una parte menor del proyecto, por mucho que para el Gobierno suponga un “hito” en esta importante infraestructura eternamente sin terminar. Un “hito” para el que, en su conjunto, no existe una fecha definitiva, tan sólo el vago compromiso de ponerlo todo en marcha “en el menor tiempo posible”, que es la cantinela que talaveranos y extremeños llevan oyendo desde hace muchos años, como ha reconocido el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, al hablar ayer mismo ante Felipe VI y Sánchez del “malestar y el sufrimiento” de los ciudadanos en torno al tren. De momento, el nuevo tren reduce tan sólo en 51 minutos el tiempo de trayecto entre Badajoz y Madrid.
Décadas de espera
Así que todo apunta a que este malestar no va a terminar, al menos por ahora. Han sido dos largas décadas de trámites, burocracia y promesas incumplidas. “Queremos un tren digno y esto tampoco lo es, un tren que no se pare, que no se queme y que llegue a su hora”, ha dicho Juan Carlos López, portavoz del colectivo “Milana Bonita” al frente de las reivindicaciones en torno al tren extremeño. La inoportunidad de la inauguración, con graves incendios activos en Extremadura, provocó, además el plantón de algunos grupos políticos, aunque sí estuvo presente la presidenta regional del PP, María Guardiola, “por respeto a la Casa Real”. Una sensación de impotencia y malestar que se justifica por lo mucho que todavía queda pendiente en este gigantesco proyecto que unirá Madrid con Badajoz, una distancia de 437 kilómetros y con los tramos entre Madrid, Toledo, Talavera y Plasencia totalmente paralizados y con zonas de obras sin empezar o directamente sin realizar los estudios previos, como ocurre en casi todo el trazado de la provincia de Toledo, hasta Oropesa. ¿Cuánto años quedan para terminar toda esta obra? Nadie lo sabe, pero no cabe duda de que serán muchos.
En este sentido, parece claro que la inauguración de este martes, más allá del acto de propaganda del Gobierno, no resuelve muchos problemas. La infraestructura está gafada y sufre un desarrollo extremadamente lento. De hecho, la parte toledana del proyecto, es decir, la que incluye la conexión de Madrid con Toledo capital, Talavera y Oropesa, en dirección ya a la localidad extremeña de Navalmoral de la Mata, sigue sufriendo notables retrasos en toda su tramitación.
Los trazados de la provincia de Toledo están todavía en fase de estudio informativo a pesar de que su presentación estaba prevista para julio de 2018 y, como ha informado EL ESPAÑOL EL DIGITAL CLM, no cuentan siquiera con presupuesto en 2022, tal como consta en el cuadro oficial de inversión de los Presupuestos Generales del Estado para este año. El Gobierno de Sánchez no tiene previsión de gasto alguna en este proyecto: según este cuadro de inversiones en 2022 no se consigna ni un solo euro para el proyecto, mientras que tan sólo se recogen 2,5 millones, 5 millones y 6,5 millones para los años 2023 a 2025, una cantidades insuficientes sobre un proyecto que, en el tramo de la provincia de Toledo, contempla un coste total de 1.120 millones de euros, y ello sin contar el reivindicado soterramiento de las vías en Talavera y la construcción de la nueva estación de Toledo capital, que supondrán mucho más dinero.
Desde el Partido Popular claman ante estos datos. Llevan muchos meses planteando al Gobierno de Sánchez la financiación de este proyecto del AVE con los fondos estructurales de la Unión Europea y denunciando, además, que nunca llegaron los 291 millones presupuestados en el año 2018 y que se iban a invertir hasta el ejercicio de 2021. Como se recordará, el Gobierno de Mariano Rajoy licitó en agosto de 2017 el estudio informativo del tramo Madrid-Oropesa, estudio que todavía está en trámite por parte del Ejecutivo actual. La obra de nunca acabar.