No se preocupen, queridos, no voy a comentar el Debate de la Región ni el discurso de cinco horas del presidente, Emiliano García-Page, que la pereza me ha ganado por la mano nada más ponerme al teclado. Jesús, qué disgusto más largo y qué descortesía para los 33 diputados de las Cortes de Castilla-La Mancha y qué inacabable sesión de butaca parlamentaria y qué ganas de siesta. Lo único que de verdad me ha interesado de la jornada, más allá del desganado cuerpo a cuerpo de Page con Paco Núñez, ha sido la enternecedora declaración de amor del presidente socialista de la Junta a Carmen Picazo y su grupito de Ciudadanos, que son buena gente y van a desaparecer de Gilitos en cuanto haya elecciones en mayo. Vox llega con cierta fuerza.
Tal vez esa sea la clave. Page está viendo en las encuestas el destrozo general del partido de Inés Arrimadas y manda corazones naranjas a ver si algún liberal despistado cuela el voto rosa en las urnas. El caso es que el presidente castellano-manchego ha llamado a los chicos de Picazo gente “valiosa y capaz” y, lo más sorprendente, les ha abierto de par en par las puertas de un hipotético y futuro gobierno, si es que llega a formarlo, que hay quien no las tiene todas consigo. Page se ve políticamente compatible con la gente de Ciudadanos, a la que no ha hecho ni caso hasta ahora, y ronronea por esa vía a ver si le cae algo a la saca del PSOE. Digo PSOE y ya me entran las dudas del logotipo que llevarán en los carteles los socialistas de Castilla-La Mancha visto el borrado total que Juan Lobato, el candidato de Madrid a quitarle el puesto a Isabel Díaz Ayuso, ha perpetrado en su primera y temprana campaña. Ni rastro del PSOE ni rastro de Pedro Sánchez.
O sea, que la vida se está volviendo inestable. Debe ser por eso que Page no quiere un “superdomingo” electoral en mayo, con generales, autonómicas y municipales, todas juntas y en revoltijo, no vaya a ser que el espíritu de la Moncloa contagie al votante castellano-manchego, siempre tan particular, y el que llene las urnas sea Paco Núñez con el viento a favor de Alberto Núñez Feijóo.
Ahora mismo todo en la política nacional es echar cuentas y hacer encuestas internas, que el miedo es libre y recorre el cielo de España. Hablando de Ciudadanos, uno de ellos, el bueno de Julio Comendador, concejal de Toledo y diputado provincial, quiere poner un barco en el Tajo entre los barrios de Safont, Santa María de Benquerencia y Azucaica en la capital de Castilla-La Mancha. El barco ya está construido y lleva siete años varado en un puerto gallego, los mismos que lleva olvidado por la Diputación toledana, que paga cinco mil euros anuales por el amarre. ¡Bendita idea la que tuvo en su día el bueno de Arturo García Tizón! La iniciativa de Comendador, que tal vez no sea mala de todo, es conectar barrios, recuperar el Tajo y dejar de tirar el dinero público en la costa de Galicia. Así que, a ver, démosle una pensada.
El cura viral de Tamara Falcó
Mi héroe de esta semana es Emilio Jesús Montes, el famosísimo cura de Valdepeñas que lleva la tira siendo viral en las redes y que ahora lo ha vuelto a petar con la ruptura de la maravillosa Tamara Falcó con Íñigo Onieva por aquello de la cornamenta televisada. El otro día, en plena misa, el párroco entró a fondo en el campanazo de la hija de Isabel Preysler y su actitud de perdón al caballero vividor de la noche que la ha traicionado. Emilio Jesús, supongo que con la parroquia boquiabierta y en posición de rezar, aplaudió la reacción de Tamara, “como debe contestar un cristiano”. Toda una lección de valores de fe: perdón, generosidad y nunca rencor. Yo quiero a este cura en mi barrio y que nos diga lo que opina, un suponer, de Jorge Javier, que pontifica a diario en la tele y destroza a medio mundo. Un hombre de Dios. Recordarán que el cura de Valdepeñas se hizo famoso en 2020 por regañar a los feligreses por el poco dinero que donaban a la reforma del templo. Me pregunto qué pensará don Emilio de las cinco horas de atril de Page en Gilitos. Y si podrá también perdonarle.