El Complejo Astronómico La Hita, ubicado en Toledo, ha registrado en la madrugada del 12 de octubre una bola de fuego de intensidad similar a la luna llena sobrevolando Castilla-La Mancha que pudo verse desde buena parte de la península.
Según informa el Complejo en nota de prensa, el fenómeno se produjo al entrar en la atmósfera una roca a 69.000 kilómetros por hora y se produjo a las 6.50 horas del 12 de octubre, siendo grabada por los detectores del proyecto SMART.
El bólido fue visto por numerosos testigos que se hicieron eco del fenómeno en redes sociales. Casi todos ellos se encontraban en Castilla-La Mancha o Andalucía. También fue grabado por los detectores que la Red de Bólidos y Meteoros del Suroeste de Europa (Red SWEMN) que opera en el Complejo Astronómico de La Hita (Toledo).
Estos detectores trabajan en el marco del Proyecto SMART, que se coordina desde el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) con el objetivo de monitorizar continuamente el cielo para registrar y estudiar el impacto contra la atmósfera terrestre de rocas procedentes de distintos objetos del Sistema Solar.
También la grabaron los detectores que este mismo proyecto de investigación tiene instalados en los observatorios de Calar Alto, Sierra Nevada, Sevilla, La Sagra (Granada), Huelva, El Aljarafe y La Hita (Toledo).
Procedente de un asteroide
Esta bola de fuego ha sido analizada por el investigador responsable del Proyecto SMART, el astrofísico José María Madiedo del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC). Según los resultados de este análisis, la roca procedía de un asteroide. Estas rocas que se cruzan con la órbita de la Tierra reciben el nombre de "meteoroides".
El brusco rozamiento de la roca con la atmósfera a esta enorme velocidad hizo que la roca (el meteoroide) se volviese incandescente, generándose así una bola de fuego que se inició a una altitud de unos 81 kolómetros sobre noroeste de Jaén.
Desde allí avanzó en dirección este, sobrevoló el sur de la provincia de Albacete y finalmente se extinguió a una altitud de unos 32 kilómetros, casi sobre la localidad de Calasparra (Murcia). La gran luminosidad que alcanzó este bólido hizo que pudiera verse desde más de 700 kilómetros de distancia.
También pudo verse en la parte final de su trayectoria cómo la roca se rompía en múltiples fragmentos, que continuaron avanzando incandescentes uno tras otro. La roca quedó totalmente destruida en la atmósfera. Debido a esto, ningún fragmento consiguió llegar al suelo.