Ya se respira aire electoral en Castilla-La Mancha. Un aroma fuerte, intenso, cotidiano e ineludible. El 28 de mayo está a la vuelta de la esquina. Los partidos políticos no piensan ya en otra cosa y velan sus armas para afrontar una de las batallas electorales más inciertas de los últimos años, tanto en la Junta de Comunidades como en los grandes ayuntamientos de la región. Pese a lo que pueda parecer, las encuestas conocidas en estos meses no ofrecen una radiografía clara de lo que pueda ocurrir el 28-M y los candidatos de todos los partidos preparan sus estrategias para afrontar los comicios en las mejores condiciones posibles, sabedores de que nadie las tiene todas consigo. Todo está en el aire, más aún en un momento en el que la política nacional, tal convulsa y polarizada, va a tener una influencia decisiva y tanto Pedro Sánchez como Alberto Núñez Feijóo se presentan como actores fundamentales en la batalla primaveral de mayo, paso previo a las elecciones generales.
Dos personalidades clave son el eje de la política en Castilla-La Mancha y los principales protagonistas de la carrera electoral del 28-M. Por un lado, el presidente socialista de la Junta, Emiliano García-Page, y por otro el líder regional del PP y candidato a la Presidencia, Paco Núñez, con tres actores “secundarios” en los perfiles de David Moreno, candidato de Vox; Carmen Picazo, candidata de Ciudadanos, y José Luis García Gascón, presumible cabeza de cartel de la confluencia de las izquierdas castellano-manchegas. Cinco partidos y cinco candidatos con aspiraciones de entrar en las Cortes autonómicas pero que, según todas las encuestas, correrán muy distintas suertes: sólo tres parecen tener opciones de conseguir escaño, PSOE, PP y Vox, mientras Ciudadanos y Podemos registran malos pronósticos y probablemente quedarán fuera de la Cámara.
García-Page y Núñez, en este contexto, afrontan sus campañas de forma radicalmente distintas. El presidente socialista de la Junta se ha convertido abiertamente en el barón del PSOE más crítico con Pedro Sánchez, y así lo demuestra de forma habitual y persistente con intentos cotidianos de distanciarse de la Moncloa y del Gobierno de coalición, mientras que, por el contrario, el candidato del PP se apoya de forma rotunda en la fuerza de sus siglas y el perfil ascendente de su líder nacional, Núñez Feijóo, con una fuerte proximidad también con la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, y el andaluz Juanma Moreno Bonilla, dos perfiles de referencia para el líder de los populares castellano-manchegos. Las estrategias son claramente diferentes: Page busca profundizar en su “sello personal”, la “marca propia” de su Presidencia en la Junta y no tanto en las siglas del PSOE, mientras Núñez muestra orgulloso las siglas del PP y hace bandera y ejemplo de sus líderes y sus políticas.
Exhibir gestión
Con este contexto de fondo, el presidente Page basará su campaña en “exhibir gestión” en las dos últimas legislaturas al frente del Gobierno regional y en el poder de sus alcaldes y alcaldesas, destacando los “avances” de los últimos ochos años frente a lo que consideran el “retroceso” que, a juicio del PSOE, supondría la suma del PP y Vox. Los socialistas quieren insistir en el mensaje de que sólo hay dos opciones: o gobierno “social” de Page en solitario o coalición de las derechas.
En este sentido, las “ideas fuerza” de la campaña de Page se centrarán en mostrar un gobierno sin recortes, que protege el Estado del Bienestar y crea empleo en Castilla-La Mancha, frente a un Partido Popular que, afirman, “no está preparado” para asumir el poder en la región y gestionar los recursos públicos en un momento de incertidumbre como el actual. Page, como figura cercana, será el elemento clave de una campaña en la que el PSOE quiere hablar mucho de empleo, sanidad, educación y políticas sociales, es decir, lo que califican como “avance y progreso” frente al “retroceso” de la suma de PP y Vox.
Por su parte, Núñez parte de una posición totalmente distinta. La estrategia pasará por el orgullo del Partido Popular y su gestión: Feijóo, Ayuso y Moreno Bonilla como elementos fundamentales de apoyo durante la campaña electoral y frente a un Page al que el PP quiere vincular insistentemente con Sánchez, desmontando el relato de que uno y otro “no son lo mismo”. Los populares van a intentar demostrar que Page y Sánchez van en el mismo barco del PSOE y que, de hecho, los socialistas de Castilla-La Mancha han votado y defendido las “peores leyes” del sanchismo, como la sedición, la malversación, el sí es sí y la ley trans, entre otras. Núñez quiere representar el rechazo a los “malos gobiernos socialistas” y proponer un cambio “sereno y tranquilo” en Castilla-La Mancha, en clave positiva y ofreciendo la “calidad de gestión” del Partido Popular. La bajada de los impuestos, la mejora de la sanidad y las listas de espera, el empleo, los servicios sociales y la economía serán los ejes de la campaña de un Paco Núñez que quiere formar un “gran eje de desarrollo” entre Madrid, Castilla-La Mancha y Andalucía. El PP apuesta por demostrar que Page es un "mal gobernarnte" y su campaña irá en gran parte destinada a ese objetivo.
Mayorías suficientes
Tanto Page como Núñez exhiben datos internos que apuntan a mayorías suficientes para gobernar, aunque todo está en el aire. Por su parte, Vox llega con expectativas de obtener una representación parlamentaria que sea decisiva para elegir al nuevo presidente de Castilla-La Mancha, y lo hacen con un candidato todavía desconocido, David Moreno, pero con la “fuerza” de sus siglas. Carmen Picazo, líder de Ciudadanos en Castilla-La Mancha y doble candidata a la Junta y al Ayuntamiento de Albacete, no pierde la esperanza de obtener escaño, mientras Podemos y sus confluencias esperan hacerse un “hueco” en el Parlamento regional. La apuesta general de las encuestas apunta a una Cámara autonómica con sólo tres partidos, PSOE, PP y Vox, pero ni Ciudadanos ni Podemos renuncian a su parte de la tarta. El 28 de mayo se presenta políticamente apasionante.