Cómo está el patio castellano-manchego, queridos. La guerra de nervios entre los chicos de Emiliano García-Page y Paco Núñez se ha convertido ya en una lluvia fina que lo está calando todo en la política regional. ¡Ay, qué miedo! La risa va por días y por barrios y últimamente las encuestas del 28 de mayo están dando un llamativo giro que empieza a inquietar en el PSOE y está llevando mucha ilusión al PP. Ojo, que mañana puede ser al contrario, que nadie se fíe. ¿Qué estará pasando de verdad entre los votantes castellano-manchegos? ¿cuál será la corriente que terminará imponiéndose? La respuesta es imposible a un mes y medio de las urnas, pero llama la atención, por encima de cualquier otra cosa, que por primera vez en años todo parece incierto y la duda es el pronóstico número uno de todo el mundo. Venga unas cañas, que esto se pone molón.
Ni los más expertos encuestadores, como Narciso Michavila, un suponer, se atreven ya a fijar posiciones. Pocos meses atrás apostaban por Page como caballo ganador, pero las opciones de Núñez están subiendo por momentos en las apuestas. Hagan juego, señores. Ahora todo ronronea en el aire. Sólo hay que ver el victimismo de los últimos días en el entorno del presidente socialista de la Junta, por ejemplo este domingo mi admirada consejera portavoz Blanca Fernández, como si Page estuviera en el centro de un contubernio conspirador (“todos contra mí”), y a la vez el chute de ánimo que todos los días se inyecta en vena el líder de los populares, que no parece asustarse ante nada y está peleando con todas sus ganas. El mundo por montera, al estilo Fernando Sánchez Dragó, que en gloria esté.
Y en el ojo del huracán está Pedro Sánchez, epicentro de todas las cosas, y al que todos huyen en el PSOE. Page desde luego, que no quiere ni verle en pintura y este domingo volvió a darle plantón, otro más, en la convención municipal del PSOE en Valencia. Los que no faltaron no es porque no quisieran, sino porque no tenían más remedio. Y el resto eran los muy cafeteros, mi manchega Isabel Rodríguez, ministra portavoz, entre ellos, que tanto se está luciendo como la más fiel sanchista del mundo. Ni el logotipo del PSOE ha puesto Page en su periódico de precampaña, todo centrado en su “sello personal” y en sus “logros”: “yo soy autónomo hasta de mi partido”, me suena haberle oído el otro día al barón castellano-manchego, antisanchista ya hasta la médula. Mis espías churrascos me aseguran, aunque yo no me lo creo del todo, que “ya no quedan sanchistas en el PSOE” y alguna verdad hay en ello, pero nunca completa ni segura. Si el hombre de la Moncloa gana o al menos salva los muebles el 28 de mayo, el sanchismo resucitará como las setas con la lluvia de otoño: el poder es el mejor pegamento del planeta Tierra, aunque ahora nadie le quiera cerca. El caso es que Milagros Tolón, alcaldesa de Toledo, sí estuvo este domingo en Valencia, supongo que con mucha desgana y preguntándole a su corazoncito, al estilo Pedro Almodóvar: “Señor, señor, ¿qué he hecho yo para merecer esto, con lo a gustito que estaba en Zocodover?”. Cosas que pasan y las urnas al caer en poquitas semanas.
Y asi las cosas me encontré el otro día en la Cope, a bote pronto, con el bueno de Ramón García, el presentador estrella de la tele de Castilla-La Mancha, entrevisado por Alberto Herrera en el programa de papi, Carlos Herrera. Ramontxu estuvo genial: simpático, locuaz, dicharachero, abierto y contándolo todo. Adorable Ramón. Un tipo con magia y que le dure por siempre jamás. Contó Ramón García su pasión y su orgullo por el programa castellano-manchego que presenta junto a la gran Gloria Santoro y lo feliz que le hace ayudar desde la tele a la gente que se siente más sola: ''La gente viene porque están solos. Y vienen por mí y confían en mí. Me cuentan su vida y yo les saco cosas y les ayudo de verdad. Hemos hecho más de 700 parejas'', le dijo Ramón a Alberto. Un tipo con gancho y un héroe televisivo que pasa ya de los sesenta y está más en forma que nunca. A ver quién da más.