Este jueves en todas las portadas. Expedientazo de la Junta Electoral Central a la mancheguísima ministra portavoz, Isabel Rodríguez, la más sanchista entre los sanchistas, en estrecha competencia con el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, ese hombre, el jefe de los líos de la Moncloa. Resulta que Rodríguez confunde las ruedas de prensa del Consejo de Ministros con un mitin de campaña del PSOE y la Junta Electoral, después de apercibirla varias veces, le da un toque más serio y le abre un expediente. Feo asunto. No por la multa, que supongo será menor y podrá saldarla con el sueldo que le pagamos entre todos, sino por el reproche moral que conlleva. El adelgazamiento ético del Gobierno de España, ya famélico.
No es un asunto menor. Es sustancial y nos muestra una forma de entender la política: cerrada, hostil, sectaria, no conciliadora. Una habitación hermética y sin ventilar. Un Gobierno que no representa a todos, sino sólo a una parte y que, además, se jacta de ello y lo promueve. Es la gran lección que nos están dando. Toneladas de propaganda desde las instituciones públicas. El expediente a Rodríguez es significativo y viene precedido de una frecuente confusión entre el Ejecutivo de Pedro Sánchez y la democracia, ya quisiera la Moncloa. Quién ataca a Sánchez, ataca a la democracia, vino a proclamar el otro día la propia ministra portavoz tras el glorioso episodio de Bolaños con la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. Estamos a un telediario de que cualquier geniecillo recrecido nos recuerde aquello de “la democracia soy yo”. Y todos a callar.
En fin, este es el momento. Qué susto. No me extraña que el bueno de Emiliano García-Page le haya confesado de buena mañanita a Susana Griso en Antena 3 que, en general, el nivel de la política en España le deprime. Y le preocupa. Con todas las letras. El panorama, desde luego, es desolador, desierto de talento y abundante de mediocridad, fronterizo con la nada, tal vez lo peorcito en décadas. O nunca en esta democracia: ora frentista, ora besugón, puro griterío en el que nadie escucha nada y todo el mundo ve sólo por un ojo. El propio Page ha ido un poco más lejos con una opinión del todo contundente, que suscribo: el pantano de la política nacional (lo de “pantano” es de mi cosecha) anda “bajo mínimos y se está convirtiendo en un problema para la convivencia en España”. Eso es textual: duro y a la cabeza.
Un problema para la convivencia en España. Es fuerte. O sea, que aquí hay que ponerse las pilas y cambiar de dirección. Por eso me ha sorprendido tanto la noticia de que Page y Sánchez van a protagonizar juntos un acto de campaña en Puertollano, Ciudad Real. Será el 14 de mayo y de momento ambos están confirmados, ya veremos lo que pasa al final. Me choca tanto… que no termino de verlo: el barón socialista más díscolo de España, el más peleón y menos sanchista mitineando con el líder al que lleva meses cuestionando a bronca abierta. Un día y otro día. Perplejita estoy, no salgo de mi locura y de mi asombro. La gran sorpresa de la campaña electoral. Material de primera para Paco Núñez.