Dos cosas estoy viendo a propósito de las encuestas del 28-M que empatan a Emiliano García-Page con Paco Núñez, este último con serias posibilidades de formar gobierno y desalojar a los socialistas. Una: en el PSOE no se las creen ("para nada, para nada") y barruntan una holgadísima victoria de Page, más allá incluso de los 17 de la mayoría absoluta. Y dos: en el PP despiertan entusiasmo ("estamos ahí") y ya se ven instalados en el Palacio de Fuensalida con Page camino de la jubilación presidencial. Cada uno se pone las gafas del color que más le favorece. El arco iris.
Este es el escenario justo en mitad de la campaña electoral. Los “trackings” internos de ambos partidos favorecen cada uno al suyo, o eso es lo que airean, y no hay manera de que se salgan de su bucle. Será melancólico para uno de los dos en la noche electoral: Page o Núñez, o viceversa. El otro será feliz eternamente. Algo pasa en esta campaña que tal vez no ocurría en elecciones anteriores, y es esa sensación de incertidumbre y noche abierta. De que hay partido por primera vez en mucho tiempo. Pugilato: noche de boxeo a los puntos.
Y a esa batalla ignota se agarran con todas sus fuerzas en el equipo de Paco Núñez, convencidos de que habrá vuelco electoral. Cambio de etapa, nuevo ciclo al estilo de Juanma Moreno Bonilla en Andalucía. Un tipazo. Los sondeos internos de Génova así lo están pronosticando, con 16 escaños para el PSOE, 15 para el PP y 2 para Vox, es decir, la mayoría absoluta para la derecha. Me cuenta un infiltrado que llevan aproximadamente cuatro meses con este resultado más o menos invariable, sumando “al menos” la cifra mágica de 17 que convertiría a Núñez en nuevo presidente de la Junta. El optimismo lo traslada a los suyos el propio Alberto Núñez Feijóo, cuyo entorno ve posible incluso gobernar sin Vox en Castilla-La Mancha. Esos tal vez ya sean demasiados pajaritos.
Con estas cuentas populares, sin embargo, los socialistas de Page se echan unas risas. Sus prospecciones demoscópicas les dan cada día una alegría y no ven peligrar en absoluto la Presidencia de la Junta. Ven muy fuerte la marca Page y dejan caer que el 20 puede ser su número redondo en la noche electoral, tan sobrados parece que van. Qué susto en la gaviota. Supongo que eso será para desanimar a los rivales, infiltrando desesperanza por las rendijas del entorno de Núñez, donde también se lo toman con humor manchego. El equipo de Page, con Sergio Gutiérrez como hombre fuerte y al mando de la campaña electoral, echa cuentas a diario y en ninguna le sale otra opción que no renueve al presidente en el poder. Quieren transmitir felicidad embutida entre la propaganda.
O sea, que todos tan felices. El contexto, según las encuestas publicadas, sitúa a Cuenca y Albacete como las provincias clave de la batalla electoral, con un escaño bailando a uno y otro lado que puede ser el definitivo para entregar la Presidencia, pero un nuevo dato aparece en el horizonte como fundamental: Ciudad Real. Es una provincia tradicionalmente de voto más socialista y ahí la cosa está en los sondeos con 4 escaños para el PSOE, 3 para el PP y ninguno para Vox. Un conocedor de lo que se cuece en el entorno de Josele Caballero, superjefe socialista ciudadrealeño, me cuenta que está lanzado “a por el quinto”, lo que ya sería definitivo visto desde el lado del PSOE. El quinto escaño en Ciudad Real convertiría la batalla en imposible para Núñez.
Los populares, sin embargo, miran a Ciudad Real de otra manera. También lo consideran efectivamente un territorio clave, pero con otra perspectiva. Confían incluso en dar la vuelta a la tortilla, 3-4 en lugar de 4-3, y guardan la expectativa de que los restos del recuento caigan de su lado, dando a Paconúñez la alegría del siglo. Así que, en fin, así están las cosas y así se las hemos contado: mañana o pasado cualquier vientecillo solano le dará a todo esto un revolcón y no seremos más que una hoja volandera. Pero hoy es lo que hay.
¿Y qué dicen en Vox?
El partido de Santiago Abascal, en todo este lío, anda haciendo una campaña discreta y más o menos tranquilita. Sin hacer ruido en exceso. Confían en su marca de partido y que eso sea suficiente. David Moreno, el doble candidato a la Presidencia de Castilla-La Mancha y la Alcaldía de Talavera, mantiene con toda la intención su perfil bajo y espera su momento en la noche electoral. Tal vez pueda tenerlo, quien lo sabe. De momento, este miércoles el portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, aventuró desde Illescas que el cambio está “muy cerca” en Castilla-La Mancha y que lo que parecía imposible puede hacerse realidad. “Tenemos unas encuestas que nos dicen que lo vamos a conseguir”. Quedan diez días para saberlo.