Bien está. Emiliano García-Page se ha metido en una gruta volcánica de Ciudad Real con siglos de historia para presentar el primer vino del mundo que nace bajo tierra aislado de contaminación ambiental y electromagnética, una obra de arte labrada por los amigos de la Encomienda de Cervera y que se llama “1758 Selección Gruta Volcánica”, al precio de 28,50 euros, que me están pareciendo una ganga.
Castilla-La Mancha, que es tierra de gigantes, quijotes y emprendedores, sabe batallar bien con los imponderables y, de vez en cuando, alcanza hitos como el de este caldo espectacular, no siempre con el éxito que merecería una misión tan imposible y tan grande, así que deseamos el mejor futuro para este alentador proyecto que se merece todo lo bueno que pueda pasar. Y lo rico que está: que todo el mundo se entere.
En ese contexto, Page ha vuelto a liarse a cantazos (entiéndaseme el simbolismo, que nos la cogemos con papel de fumar) contra el separatismo patrio, que viene siendo lo peor que le pasa a España desde 1978 con la inestimable ayuda, últimamente, de ese hombre inefable que es Pedro Sánchez, cuya ambición de poder no le deja dormir tranquilo y le humilla todos los días. Y con él a todo el PSOE y al resto de España.
El caso es que Page, desde la gruta manchega, ha cargado fuerte contra lo que ha llamado “intento de extorsión” del partido del prófugo Carles Puigdemont (ese genio español) a los empresarios que salieron de Cataluña huyendo de ese “desquicie independentista” que ahora, de forma tan fanática y totalitaria, quiere sancionarles. No tienen medida ni sentido del ridículo, y Page hurga en esa herida que es una triste pena de todos.
La andanada reaccionaria de estos tipejos es para el presidente de Castilla-La Mancha un hecho “intolerable” y a mí me está pareciendo, además, el último gran disparate de unas gentes que, por culpa de Sánchez, mandan hoy en España sin que España les importe un carajo, como ellos mismos recuerdan todos los días sin complejo ninguno.
¡Quién da más en esta ruleta rusa que Puchi le ha montado al sanchismo! Supongo que nadie pudo pronosticar que esta derecha catalana, ultra y cavernaria, iba a tener a un presidente español cogido por las amígdalas y que, monumental paradoja, dice gobernar en nombre del progresismo y otras bobadas que ni en la Moncloa se creen. De la gruta a la caverna, los separatistas llevan a Sánchez (y a España con él) por un túnel oscuro sin luz al final que, por favor, señores, necesitamos acabar cuanto antes.
Y ya van cinco años, así que Sánchez, aparta de mí este cáliz, que parece decirle todos los días Page al presidente del Gobierno y secretario general de su partido, este PSOE irreconocible, quién te ha visto y quién te ve, que ha devenido en sanchismo y ya no es sombra de lo que fue. Lo peor es que miro en la puerta de enfrente y veo tan despistado a Alberto Núñez Feijóo que el mundo se me hace sombra.
En fin, cosas veredes. Por cierto, todo esto me trae a la cabecita, no sé por qué, el nombre de Milagros Tolón, exalcaldesa de Toledo que ahora es, además, la delegada del Gobierno en Castilla-La Mancha. Por ese orden. Me van contando que entre Tolón y el actual alcalde de la capital regional, Carlos Velázquez, hay siempre un tira y afloja, una falta de química que alguien no ha superado y que, supongo, convendría resolver lo antes posible. En las dos direcciones.
O sea, que la delegada y el alcalde se caigan mal, y viceversa, está en su libertad y hay que respetarlo, pero que eso trascienda a sus responsabilidades institucionales parece que está un poco feo. Nadie tiene la culpa. Así que me pongo a pensar en Page, y su admirativa querencia diaria por Sánchez, y la pregunta me arrolla el corazón: ¿en qué bando estará? Quita del medio, colega, que salgo corriendo.