La diputada regional del PP en las Cortes de Castilla-La Mancha y presidenta nacional de AMFAR, Lola Merino, lleva desde el mes de marzo al margen de la actividad política por problemas de salud. Un mareo cuando se encontraba en su casa la puso en alerta de que algo estaba fallando y la obligó a parar en seco. Desde entonces, está siguiendo un tratamiento de rehabilitación para recuperar la movilidad que está dando frutos y que cada vez la pone un poco más cerca del final del túnel.
Llegado este momento, ha elegido EL ESPAÑOL-EL DIGITAL CLM para explicar cómo vivió aquel 1 de marzo, cómo han sido todos estos meses de lucha y trabajo junto a los suyos, y en qué momento vital se encuentra.
El título que ha elegido para esta reflexión es 'Los renglones torcidos':
"El pasado 1 de marzo mi vida dio un giro inesperado. Un golpe me sorprendió en un momento de profunda tranquilidad. Había cenado en casa con mi marido y mis hijas. De repente, sin previo aviso, todo empezó a girar vertiginosamente. Sentí que volaba, cegada por un brillo intenso.
No recuerdo nada más. Cuando recuperé la consciencia, estaba en la cama y, con un nudo en la garganta, supe que algo iba mal. Pedí a mi marido que llamara a una ambulancia. Mi hija Macarena, con manos temblorosas, me vistió, y me llevaron al hospital. Permanecí ingresada durante diez días. Aunque los médicos descartaron lo peor, algo en mi cerebro había fallado, afectando mi equilibrio y estabilidad.
Lloré mucho. Sentí miedo. Fueron días de gran incertidumbre, hasta que vi la luz en los ojos de mis hijas. Esa luz me dio la fuerza necesaria para emprender el camino de la recuperación. Tenía que volver a caminar, y ellas se convirtieron en mi pilar, mi esperanza para seguir adelante.
Con disciplina, seguí las indicaciones de los médicos y asistí día tras día a rehabilitación vestibular. Al principio, me aferraba al brazo de mi marido como si fuera mi única tabla de salvación. Luego, con la ayuda de un bastón, hasta que llegó el momento de confiar en mí misma e intentar caminar sola. Hoy, ya camino.
Aunque aún quedan aspectos que mejorar, cada paso es un logro que celebro con infinita gratitud. He llegado hasta aquí gracias al apoyo emocional y espiritual de muchas personas que me han acompañado en esta larga andadura y que han rezado por mí.
Durante todo este tiempo, no he olvidado ni abandonado mi compromiso con las mujeres y los hombres del campo. Al contrario, he echado de menos mi trabajo y la actividad parlamentaria. He aprovechado cada oportunidad para mantenerme cerca de ellos, escuchando sus preocupaciones y recogiendo sus propuestas.
Mi prioridad siempre ha sido estar presente y disponible para quienes son la base de nuestra economía y sociedad.
Hoy me siento fuerte y con una visión renovada. Aspiro a regresar pronto a AMFAR y a la actividad parlamentaria con aún más fuerza, si cabe, porque mi compromiso con el campo y el ámbito rural; es una causa que merece todo mi esfuerzo y dedicación.
Esta experiencia ha transformado mi vida. Me ha enseñado a valorar cada instante, a entender por qué y para quiénes estoy aquí. Ha sido una lección dura, pero profundamente significativa, aunque el proceso aún no haya terminado.
El camino ha sido desafiante, pero me ha enseñado a aceptar las dificultades, a vivir sin miedo y a estar agradecida, siempre, con todos los que me han acompañado hasta aquí.
Aprovecho estas líneas para expresar mi inmensa gratitud y reconocer la profesionalidad y el sacrificio de los médicos y sanitarios, a quienes se está maltratando injustamente con una pésima gestión por parte de los gobernantes de mi región. Ellos han sido mi salvavidas y mi columna vertebral. Sin su apoyo, no habría podido volver a ponerme en pie.
¡Gracias por todo y por tanto!
Nos veremos pronto. Muchísimas gracias de corazón".
Lola Merino es presidenta de AMFAR y diputada del PP en las Cortes de Castilla-La Mancha