La pandemia del coronavirus ha generado un trauma colectivo que, en muchos casos, necesitará de ayuda psicológica para ser superado. La tristeza ante la muerte de un ser querido, la pérdida del estilo de vida habitual y del control sobre numerosos aspectos del día a día y la incertidumbre de no saber cuándo y cómo acabará todo, ha generado un aumento del estrés y la ansiedad que podría desencadenar en problemas mentales.

Sin embargo, no todas las personas viven el trauma de la misma forma.Los profesionales sanitarios, los pacientes que han sufrido la enfermedad o las familias que han perdido a un ser querido tendrán, probablemente, un mayor riesgo de sufrir secuelas que podrían tardar tiempo en procesarse.

Alicia García, psicóloga sanitaria en Clínica Atlas (Albacete), señala que "el miedo ha aumentado muchísimo en toda la población", algo que está tratando con numerosos pacientes, sobre todo, de más de 40 años. "Apesar de que ahora podemos salir, a muchísima gente le causa gran temor y le produce ansiedad ver a gente en las terrazas o en las calles. Tienen miedo a un nuevo a brote y esto genera pensamientos bastante catastróficos".

En este sentido, el Covid ha afectado en gran medida a "las personas que tenían rasgos de ser un poco hipocondriacas", pues su miedo se ha visto incrementado y ahora "están mucho más atentas a cualquier síntoma pensando que pueden contraer la enfermedad en cualquier momento".

Aunque se trata de un problema generalizado, Alicia sostiene que "tanto sanitarios como gente que haya pasado el virus, sufrirá un mayor número de secuelas al haber vivido situaciones muy traumáticas en primera línea". En este sentido, hay algunas personas a las que "todavía les está costando asimilar la situación", pero "la huella que han dejado estas vivencias en la memoria es enorme a nivel psicológico, lo que seguramente desencadenará en un estrés postraumático".

Otro de los problemas generados durante la crisis sanitaria ha sido no poder afrontar el duelo tras la muerte de un ser querido. Muchas personas no han tenido la oportunidad de despedirse y es por ello que "todas las fases del duelo se han visto entorpecidas", por lo que hay que trabajar a fondo en este asunto para que la herida pueda cerrarse.

La psicóloga trabaja con terapias MDR enfocadas a "reducir los trastornos del estrés postraumático y conseguir que las vivencias almacenadas en el cerebro puedan procesarse de forma adaptativa. Lo importante es aprender a gestionarlas para que no causen daños mayores".

"Vamos a disfrutar más de las pequeñas cosas"

En lo que respecta a los niños, Alicia indica que "es importante que los padres transmitan tranquilidad y les expliquen qué se van a encontrar y el tipo de normas que deben seguir, intentando quitar hierro al asunto". Muchos tienen miedo por todo lo que han visto a lo largo de estos meses y, sobre todo, por la preocupación de sus padres que, al fin y al cabo, "son su seguridad". Por ello, resulta imprescindible conseguir que se sientan tranquilos a la hora de salir a la calle.

En cuanto a la actitud de las personas a partir de ahora, la psicóloga sostiene que "al principio, todos vamos a estar en alerta, con mucho estrés y muy atentos de todo, de lavarnos las manos, echarnos gel o no tocar ciertas cosas. Tenemos que tener más cuidado en cosas que antes pasaban desapercibidas y en las que ni siquiera nos parábamos a pensar".

Alicia considera que "ahora vamos a disfrutar más de las pequeñas cosas del día a día en las que antes no nos fijábamos", pues " durante todo el tiempo que hemos estado confinados en casa, no hemos podido disfrutar de momentos que ahora nos parecen un mundo". "El simple hecho de salir a pasear ha sido para todos una sensación de placer y libertad que antes no valorábamos".

"Es cierto que, poco a poco, nos estamos relajando y habrá algún momento en el que nos terminemos adaptando a la situación, aunque los sanitarios tendrán mucho más cuidado porque han visto todas las consecuencias". No obstante, "si estas vivencias se trabajan con un profesional, todo será más fácil", ha concluido.