El Tribunal Supremo ha ratificado la pena de diez años de prisión para un hombre de Villarrobledo (Albacete), condenado por intentar asesinar al inquilino de una vivienda de sus padres que no pagaba el alquiler ni vivía en ella. El hombre intentó acabar con la vida de la víctima clavándole un cuchillo en el cuello.
La agencia EFE, ha tenido acceso a la sentencia de la Sala de lo Penal que la que queda rechazado el recurso interpuesto por el condenado ante la resolución del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha que a su vez confirmaba la sentencia de la Audiencia de Albacete por un delito de asesinato en grado de Tentativa. Además de la pena de prisión, también quedan ratificadas una indemnización a a víctima por 35.350 euros y otra al Sescam por 14.500.
Los hechos ocurrieron el 16 de noviembre de 2019, cuando el condenado, de 25 años, acudió al ecoparque de Villarrobledo, donde trabajaba la víctima, identificándose como el hijo de sus caseros.
Al respecto, le comentó que sus padres querían que rescindiera el contrato al no pagar las rentas y al haberse enterado por la expareja de la víctima de que ya no vivía allí, por lo que "mostrando una actitud desafiante", exigió al inquilino que sacara sus cosas de la vivienda y que lo hiciera en aquel momento.
Pero éste le respondió que se pasase una hora después cuando terminaba su jornada laboral. El condenado accedió y se marchó.
Al cabo de media hora, cuando realizaba la ronda para comprobar que todo estaba en orden antes de cerrar, la víctima salió a la puerta y vio en las proximidades al acusado bajarse de un vehículo.
Ante la posibilidad de que le pudiera pasar algo dada la actitud con la que el joven había acudido minutos antes a hablar con él, alertó a un amigo por medio de mensajes de la posibilidad de que fueran unos maleantes a visitarle, que eran dos y que estaban en el coche, y le pidió que lo llamara a las seis por si sucedía algo.
En un momento dado, cuando se hallaba en la zona del portón de acceso de vehículos, el condenado se le acercó por detrás y, "sin mediar palabra" y "con ánimo de acabar con su vida", le clavó con fuerza un cuchillo en el cuello, quedándose la hoja del mismo incrustada al romperse y separarse del mango.
Acto seguido el condenado huyó y la víctima se desplazó unos 50 metros hasta una estación de servicios donde pidió ayuda. Unos minutos después, alguien llamó al 112 desde el bar anexo y la ambulancia vino enseguida pues estaba "con riesgo vital de muerte". Fue intervenido de urgencia y tardó 60 días en curar.
El Supremo considera que el relato de la victima "es coherente y nuclearmente preciso", por lo que no aprecian que lo narrado carezca de consistencia interna, como denuncia el condenado, especialmente con relación a su reconocimiento como agresor.
Dice el tribunal que la víctima se mostró particularmente precisa, reconociendo que no pudo observarle de frente pero que por su envergadura y forma de vestir coincidía con el condenado, la persona con la que se entrevistó apenas una hora antes y cuya actitud amenazante le causó desasosiego.