La Audiencia Provincial de Albacete ha condenado a 10 años y dos meses de cárcel a J.R.N. tras asesinar a su amigo con dos disparos en Almansa y esconder el cadáver en la bañera de su piso durante 45 días.
Según la sentencia recogida por Europa Press, se le considera autor de un delito de asesinato y otro de tenencia ilícita de arma de fuego, y en la misma se detalla que se trató de un homicidio doloso, si bien no resulta controvertido ni discutido en juicio la concurrencia de la alevosía.
Fue el pasado 30 de noviembre cuando un jurado popular lo declaró culpable después de dos semanas de juicio en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Albacete.
Escondió el cuerpo durante 45 días
Los hechos ocurrieron el 1 de agosto de 2018, cuando la víctima llamó por teléfono a su asesino para citarse con él en su vivienda en Almansa.
Antes de dirigirse hacia allí, el acusado cogió de la casa donde residía con sus padres una carabina marca Anschutz modelo 525, propiedad de su progenitor y que éste guardaba en un armario armero cerrado con llave, llevándosela al lugar donde se había citado.
Cuando la víctima entró por la puerta, el autor de los hechos le disparó dos veces como reacción a su desesperación ante agresiones previas del fallecido, como humillaciones y advertencias contra su seguridad y de su familia que le había proferido en otras ocasiones.
Los disparos le produjeron la muerte, tras lo que el ahora condenado trasladó el cuerpo a la bañera del aseo, donde permaneció hasta el 16 de septiembre, cuando fue hallado el cuerpo en avanzado estado de descomposición por la Guardia Civil.
Menudeo de estupefacientes
La investigación tenía una dirección clara: el menudeo de estupefacientes. Según fuentes cercanas al caso, el agresor era un “delincuente habitual” que acostumbraba a utilizar la fuerza en cuanto tenía algún tipo de problema con la compraventa de sustancias. Y el hecho de que la víctima regentara un negocio de complementos deportivos hizo centrar las pesquisas en torno a un posible desencuentro entre ambos debido a “anabolizantes y esteroides”.
Cuando despareció, medio Almansa se movilizó para intentar encontrarle. Hubo concentraciones, batidas, campañas por redes y plataformas en las que incluso participó su agresor, del que nadie sospechaba. Todos mantenían la esperanza. Nadie sabía la verdad menos el culpable, quien al poco de cometer el crimen abandonó el piso -que era de su propiedad- y se marchó al domicilio paterno.
Sin embargo, pronto comenzaron los olores, ya que el cuerpo de la víctima se estaba descomponiendo. Los vecinos, según indicaron fuentes cercanas a EL ESPAÑOL, interpelaron a J.R.N. Algo estaba pasando en su piso. Pero él negó la mayor y se abrigó con una excusa: tenía carne de caza en la casa y se debía de haber puesto mala. Hasta que los otros habitantes del edificio se hartaron y llamaron a la Guardia Civil, que localizó el cadáver.
Fundamentos de derecho
En el texto del magistrado se detalla que se trató de un homicidio doloso, ya que no cabe concluir que hubiera intención de meramente lesionar a la vista del hecho indudable de usarse arma de fuego, cuyo aseguramiento de la muerte de la víctima es prácticamente lo altamente esperable o probable, y con disparos a la cabeza, que al ser dos dificilmente cabe concluir que fuera alcanzada dicha zona orgánica tan principal de toda persona de modo accidental o tendiendo solo a lesionar.
Aunque no cabe considerar probado que al coger el acusado el arma y llevárselo a la cita ya tuviera una intención clara de matarle, ello no es incompatible con que al momento de disparar sí hubiera una intención.