El nacimiento del río Mundo es uno de los monumentos naturales más visitados de Castilla-La Mancha. Cada año, miles de visitantes se acercan hasta el parque natural de los Calares del Mundo y de la Sima en la localidad de Riópar (Albacete) para disfrutar del caprichoso curso de simas y cascadas que este río dibuja en su primer tramo. Sin embargo, lo que no es tan conocido es que tras 150 kilómetros de recorrido, este río vierte sus aguas en el Segura en otra localidad albaceteña, Hellín.
Allí, en 'el fin del Mundo', el Ayuntamiento hellinero proyecta un parque temático sin precedentes con el que pretende transformar el modelo económico de la localidad y sus alrededores. Se trata de una instalación proyectada sobre una superficie total de 3.300 hectáreas cuya construcción completa costaría en torno a 80 millones de euros. En 12 apeadores tematizados distribuidos a través de 11 kilómetros de una línea férrea, el visitante disfrutaría de tirolinas, bicicletas colgantes, pasarelas y puentes imposibles en un entorno de agua, cañones y minas.
La principal impulsora de este proyecto es María Jesús López, concejala de Industria, Comercio y Turismo de Hellín. Esta ingeniera de telecomunicaciones regresaba hace algo más de una década a su pueblo después de una exitosa carrera profesional en Telefónica. Allí, en lugar de conformarse con tener una jubilación tranquila, comenzó a pensar en cómo podría ayudar al desarrollo de su tierra. "Hellín es la ciudad más pobre de Castilla-La Mancha, con una renta media de 450 euros por ciudadano. Mi obsesión era ver de qué manera podíamos revertir eso y me di cuenta que si hay algo que sobra aquí es espacio", asegura.
Para consumar estas intenciones, en 2015 decidió presentarse a la elecciones bajo las siglas de Ciudadanos, partido con el que logró representación en la oposición. En la siguiente legislatura, tras consumarse su ruptura con el partido naranja, volvió a concurrir al frente de una plataforma de electores con la que logró un asiento en el pleno municipal. "En ese momento consideraba que había sido un fracaso pero recibí la llamada del alcalde Ramón García (PSOE) ofreciéndome un puesto en su gobierno. Para aceptar le propuse dos condiciones: ser concejal de Industria, Comercio y Turismo, y tener total libertad", recuerda.
En esta exploración por buscar nuevos caminos, la irrupción de la pandemia también trajo aparejada una nueva oportunidad con los fondos Next Generation y dentro de ellos los Planes de Sostenibilidad Turistica. Sabedora de que no podían dejar escapar este tren, López y su equipo concurrieron con todo logrando uno de los cuatro planes adjudicados a ayuntamientos y diputaciones en Castilla-La Mancha. El objetivo era poner en valor el patrimonio ligado al Tolmo de Minateda, una de las joyas del artes rupestre levantino, y al de las antiguas minas de azufre. Para ello, Bruselas dotó económicamente el plan con 3,5 millones de euros.
"En nuestro caso, el objetivo del plan no es mejorar nuestro turismo porque no tenemos, sino crear desde cero una industria turística. Para ello, la única salida es poner un recurso en circulación y buscar inversores turísticos que estén dispuestos a desarrollar esa industria", agrega la concejala hellinera.
La oportunidad de la vía
La espina dorsal de ese recurso que pueda transformar el modelo económico de Hellín lo encontró en la antigua vía de Camarillas, un trazado de 11 kilómetros en desuso entre el entorno del pantano de Camarillas y las minas cuyo uso había pasado a manos del Ayuntamiento de Hellín con una única condición: que fuera utilizada con fines turísticos.
Con el uso de la vía y el plan concedidos, llegaba el momento de buscar la mejor manera de desarrollar el producto. Para ello, la concejala hellinera tenía muy claro que "los 3,5 millones no estaban para constuir infraestructura que después no se gestionan adecuadamente, como por ejemplo se hizo en Ciudad de Vascos, sino para incitar a los operadores privados a que desarrollen una industria".
De cara a dar este primer paso, el Ayuntamiento de Hellín ha contratado los servicios de la prestigiosa empresa Línea Vertical, diseñadora entre otros parques temáticos de Xcaret, en la Riviera Maya. Al frente de esta empresa se encuentra el arquitecto José Manuel Pizarro, quien según López "cuando visitó Camarillas dijo que había visto cosas que se asemejaban a Petra, las Pirámides de Egipto y el Gran Cañón".
Tirolinas, pasarelas y puentes colgantes
Este proyecto, que podría estar terminado y presentado públicamente en pocas semanas, consta de 12 apeadores tematizados y totalmente accesibles que mezclan aventura, paisaje y cultura. Los dos primeros están dedicados al patrimonio de Hellín con instalaciones inspiradas en las pinturas del Tolmo de Minateda y en construcciones emblemáticas de la localidad.
Entre el tercer y el sexto apeadero, los turistas se bajarían del tren y entrarían en una zona dedicada a la aventura con un circuito de bicicletas, varias tirolinas de hasta mil metros de longitud, miradores en altura, pasarelas de agua y espacios de restauración tematizados con elementos ligados a Hellín como la Semana Santa, declara de Interés Turístico Internacional.
A partir de la séptima parada, el parque continúa por el impactante cañón de los Almadenes que en su parte más angosta se estrecha hasta los cinco metros de anchura. Aquí, el proyecto recogerá un anfiteatro donde podrían celebrarse conciertos, un puente colgante de 65 metros y otro curvo inspirado en los famosos tambores de Hellín. La parte del cañón quedaría completada con una instalación de bicicletas colgantes.
La décima parada está ubicada en la antigua estación de tren de Las Minas, cerrada cuando la vía entró en desuso. Aquí la idea sería remarcar por una parte el patrimonio ferroviario de Hellín incluso con la instalación de vagones-restaurantes y por otro contar la historia de las minas de azufre y las casas-cueva excavadas en la roca por sus trabajadores en el siglo XIX.
En la parte final, en plena desembocadura, el proyecto encierra un rocódromo para acceder al 'Mirador del fin del Mundo', lugar desde donde puede observarse un entorno único de arrozales.
80 millones de inversión en diez años
La hoja de ruta para que el 'Parque del fin del Mundo' sea realidad pasa por la presentación de este proyecto para a partir de ahí comenzar el análisis económico y así poder lanzarse a la caza de los inversores. En los planes está poner en marcha una primera fase que requeriría una inversión de 40 millones de euros en cinco años y completar la construcción con una segunda fase que también se alargaría por cinco años y costaría otros 40 millones. La empresa que se hiciera con la licitación, poseería una licencia administrativa por 40 años para la explotación.
Para intentar convencer a esos futuros inversores, María Jesús López se mira en el espejo del parque de Xcalet en Riviera Maya, al que cada año se acercan en torno a un millón de visitantes. "Si nosotros consiguiéramos atraer a un millón de personas, que de media se gasten 100 euros en la visita, el parque obtendría una facturación de 100 millones de euros". Para ello, cuenta con el potencial turístico de las provincias de Murcia y Alicante que "cada año reciben muchísimos más visitantes que la Riviera Maya" y desde donde los visitantes "podrían llegar en tren o en autobús".
Durante la primera fase de construcción, los cálculos son que pueda albergar entre 1,5 y 2 millones de turistas al año que en un plazo de diez años podrían llegar a los 5 millones. Para ello, López explica que sería necesario "conectar el final de la línea con la estación de Calasparra a través de otros 11 kilómetros de vía que también quedaron en desuso y cuya gestión ha pasado a su ayuntamiento". De esta manera, quedaría abierta una segunda conexión con el 'fin del Mundo'.
El futuro tras el 28-M
Inevitablemente, los cambios derivados de las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo marcarán el futuro de este proyecto. "Puede pasar que los que lleguen ahora no sean capaces de gestionarlo y ocurra como en 2012, cuando Hellín tuvo que devolver un plan de sostenibilidad por no fue capaz de ejecutarlo", avisa.
No obstante, López avisa de que "ya hemos puesto en marcha una bola de nieve que cada vez es más difícil de parar". Para seguir engordándola, incluso se plantea acudir a Bruselas para contar que "estamos utilizando el dinero para transformar medioambiental y socialmente el territorio", puesto que "si un pueblo como Hellín no es capaz de sostener a su gente, se irá y no habrá quien explote sus recursos".