Un preso de nacionalidad rusa, que padecía múltiples patologías, ha fallecido tras protagonizar un grave incidente al atacar a una enfermera en un hospital de Vitoria, donde se encontraba tras no haber podido ser trasladado a Ciudad Real, debido al confinamiento declarado por la pandemia de la COVID-19.



Tras atacar a la enfermera, el preso fue reducido por la Ertzaintza y sufrió una parada cardiorrespiratoria que posteriormente le causó la muerte.



Fuentes penitenciarias han confirmado a Efe el fallecimiento de este preso al que, dado su grave estado de salud, se le concedió la libertad condicional y se le buscó un recurso donde alojarle, dado que no tenía a dónde ir ni familia que se hiciese cargo de él.



Sin embargo, al producirse la pandemia de coronavirus, la asociación de Ciudad Real a la que iba a ser trasladado dijo que en las actuales circunstancias de confinamiento no podía admitir a nadie, por lo que tuvo que quedarse en la cárcel de Álava.



La asociación vasca en defensa de los derechos de los presos, Salhaketa, ha explicado por su parte en un comunicado que el pasado martes este hombre fue conducido a un hospital de Vitoria "para ser operado de una intervención que tenía programada para el día siguiente", pero tuvo un "altercado" con personal sanitario y "parece ser que la Ertzaintza intervino con contundencia".



Fuentes penitenciarias han aclarado que el hombre amenazó a una enfermera a la que puso unas pinzas quirúrgicas en el cuello y, ante este ataque, los agentes de la Ertzaintza que lo custodiaban intervinieron para evitar la agresión y rescatar a la enfermera.



Las mismas fuentes han confirmado que el recluso sufrió una parada cardiorrespiratoria y días después falleció.