La Asociación Agraria-Jóvenes Agricultores (Asaja) de Ciudad Real ha reconocido la labor de control y vigilancia del plan de inspecciones de caudalímetros en el Alto Guadiana, pero ha pedido a la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) que lo aplace las inspecciones hasta que termine el estado de alarma decretado por el COVID-19.
En un comunicado, la organización agraria ha justificado esta petición en que, además de la crisis sanitaria, la temporada de riego en la zona aún no ha comenzado ni hay previsión de que sea algo inminente gracias a las precipitaciones registradas en las últimas semanas en la provincia.
Al respecto, ha recordado que el sector agrario no ha parado durante el estado de alarma para seguir produciendo alimentos y abastecer a la sociedad con productos de calidad.
“ Los agricultores y ganaderos están afrontando la crisis sanitaria con compromiso y responsabilidad, aplazando aquellas tareas agrícolas que no son estrictamente necesarias para garantizar la producción”, ha apostillado Asaja.
Por ello, han pedido un comportamiento similar en todos los sectores y, especialmente, en todas las tareas que deben desarrollar las propias administraciones, para que sean ejemplarizantes.
Y ha solicitado que, de continuar con las inspecciones durante el estado de alarma, la CHG haga al menos un requerimiento previo, con antelación, a los regantes para que se puedan personar en los controles, ya que “ los vigilantes tienen que entrar en una propiedad privada para hacer las comprobaciones y a nadie nos gusta que entren en nuestra casa sin que al menos nos lo comuniquen”.
Además, la patronal agraria recuerda que, atendiendo a las recomendaciones de la propia CHG, la mayor parte de los regantes tienen sus caudalímetros en un lugar protegido y se instalan en casetas o arquetas con el objetivo de evitar robos, la manipulación de terceros, o sean víctimas de actos vandálicos. Un hecho que no significa que estén “ocultos” a la autoridad de control.
Tablas de Daimiel
Por otra parte, Asaja rechaza la continuidad del encharcamiento de las Tablas de Daimiel usando los pozos de sequía, que siguen activos a pesar de que no vaya a aportar más agua al Parque Nacional, puesto que los terrenos son vasos comunicantes, lo que se traduce en un movimiento circular del agua sin ningún efecto y con un gasto energético innecesario.
Por último, considera que se debería revisar el Plan Especial de Sequía ya que, una vez puesto en marcha, “es notorio que los indicadores y escenarios que se establecen difieren bastante con la consecución de sus fines”.
Según este plan, la mayor parte de la zona del Alto Guadiana está en este momento en un escenario de “alerta” de sequía por escasez, cuando en la zona ha llovido un 30 por ciento más en lo que llevamos de año hidrológico con respecto al año, ha concluido Asaja.