Agentes de la Policía Nacional han desmantelado en Valdepeñas (Ciudad Real) el laboratorio clandestino de anabolizantes y hormonas más activo de Europa. Con una capacidad de producción anual de unos mil kilogramos de medicamentos prohibidos, la organización desmantelada no solo se dedicaba a la fabricación, almacenamiento y distribución de medicinas ilegales a través de células distribuidas por toda España sino también al tráfico de estupefacientes. Hay 21 detenidos e imputados.
Según la Policía, la red contaban con más de 30 tipos distintos de productos y utilizaba dos marcas propias, además de preparar mezclas de fármacos en jeringuillas para ser administrados directamente.
Por estos hechos han sido detenidas e imputadas 21 personas y se han llevado a cabo una veintena de registros en domicilios y locales comerciales (6 en la provincia de Ciudad Real, 6 en Cádiz, e en Almería, 2 en Castellón y 4 en Málaga) en los que se han intervenido tres millones de dosis de producto finalizado, además de 65 kilogramos de principio activo de diversos medicamentos, con los que se podrían fabricar más de 38 millones de dosis.
La operación se ha realizado en contacto permanente con la Agencia Española de Protección de la Salud en el Deporte (AEPSAD), quien ha aportado información y asesoramiento de vital importancia para el buen fin de la investigación.
Envío por paquetería o entrega en mano
La investigación se inició en el mes de diciembre de 2018, cuando los agentes intervinieron en La Línea de la Concepción (Cádiz) un total de 500 cajas de anabolizantes de la misma marca. Tras realizar las comprobaciones oportunas, determinaron la inexistencia legal de dicho laboratorio así como el grave riesgo para la salud que su consumo podía producir.
Con toda esta información se iniciaron las pesquisas pertinentes para determinar su origen, llevando a los agentes hasta el municipio de Valdepeñas (Ciudad Real) y, en concreto, hasta una persona que había sido vinculada con anterioridad al tráfico de estupefacientes. Fruto de las investigaciones, los agentes lograron vincular a este hombre con otras personas de la misma zona que también se dedicaban tanto a la venta y envío de fármacos a través de distintas empresas de paquetería como a hacer entrega de ellos en mano a otros consumidores.
Asimismo, los agentes comprobaron el ingente volumen de medicinas ilegales y perjudiciales para la salud que estaban distribuyendo y las medidas de seguridad que adoptaban para evitar ser descubiertos.
Un garaje y un piso como fábrica y almacén
Avanzadas las pesquisas, los agentes lograron identificar a las personas que se encargaban tanto de la fabricación y almacenaje de los medicamentos como de impartir las instrucciones precisas a sus lugartenientes para que distribuyeran sus productos y contactaran con las distintas células de la organización en diversas partes de la geografía española.
Asimismo, el líder del grupo y su socio contaban con dos lugares donde fabricaban y almacenaban todos los medicamentos, un garaje y un piso en Valdepeñas (Ciudad Real).
En el garaje se hacían los comprimidos sin ningún tipo de medida sanitaria y contaban con una máquina de fabricación de pastillas que había sido modificada para que pudiera producir más píldoras debido a la gran demanda que tenían.
Por otra parte, en el piso envasaban los comprimidos y realizaban las mezclas adecuadas para preparar péptidos y otros inyectables, además de almacenar el 'stock' que tenían preparado para dar salida.
Para dificultar las labores de investigación policial la organización utilizaba hombres de paja que periódicamente iban cambiando. Éstos, a cambio de una pequeña gratificación, eran los encargados de recibir los excipientes, material y principio activo necesario para la fabricación de los medicamentos, además de hacerse cargo de la labor comercial y de distribución de los productos a las diferentes células ubicadas en distintos puntos de la geografía española para que a su vez fueran revendidos.
Estos lugares de redistribución de los medicamentos ilegales estaban estratégicamente seleccionados en cuanto a su ubicación y en su mayoría enmascaraban su actividad real, la distribución de estas medicinas, bajo la apariencia de negocios legales tales como tiendas de nutrición o gimnasios. El hecho de utilizar estos negocios les facilitaba tanto el enmascaramiento de su actividad, como también el contacto con potenciales clientes.
Tras importar los principios activos directamente desde China, Holanda y Reino Unido, adquirían los excipientes y demás productos necesarios a través de Internet y todos ellos eran sometidos a un complejo sistema de tratamiento y transformación cuyo producto final era tanto anabolizantes, como hormonas y péptidos.
Una vez fabricado el producto le daban una identidad propia, poniéndole el nombre de una de sus dos marcas, y realizaban su distribución de dos modos; mediante entrega en mano, o bien a través de un sistema de dispensación a través de lugartenientes a los distribuidores por toda España.