El joven castellano-manchego Tomás Castellanos ha creado unos brazos mecánicos inspirándose en los del Doctor Octopus, uno de los enemigos de Spider-Man.
Tomás, de 25 años de edad y nacido en Ciudad Real, se mudó hace unos años a Madrid para estudiar locución y doblaje; aunque lo acabó dejando al encontrar trabajo fijo en un supermercado. La pandemia por la Covid-19 y su pasión por la electrónica le llevaron a aprender programación por su cuenta y dar rienda suelta a su creatividad con importantes proyectos, como una armadura de Iron Man a tamaño real.
La idea de los brazos mecánicos llegó tras ver el tráiler de Spider-Man: Sin camino a casa, la nueva película del universo Marvel. "Cuando sale el Doctor Octopus con sus brazos mecánicos en el tráiler, me surgió la idea de intentar hacer algo remotamente parecido", explica Tomás Castellanos a EL ESPAÑOL - Omicrono.
Tras el avance de la película, este joven se puso manos a la obra para fabricar sus propios brazos mecánicos, aunque la forma de hacerlos funcionar es totalmente diferente a la que utiliza el personaje del universo Marvel; ya que los de Tomás se controlan mediante dos mandos y no con la mente.
Cuando Tomás decidió qué tipo de sistema iba a utilizar para construirlos, comenzó a realizar varios bocetos hasta dar con la idea que necesitaba. Como resultado, creó unos brazos de dos ejes que se pueden controlar fácilmente mediante un mando con cuatro botones en cada mano, los cuales hacen subir y bajar el brazo, mover y girar la pinza, y hasta hacer que agarren objetos.
"Construí los brazos con Arduino (una plataforma de desarrollo de hardware y software de código abierto), que es principalmente lo que utilizo en mis proyectos. Para las pinzas me descargué un diseño que ya existía, pero el resto de piezas y soportes del brazo los estuve moldeando yo mismo ya que necesitaba piezas muy concretas para hacer exactamente lo que quería", comenta.
Tras moldear las piezas, llegó el turno de realizar las pruebas pertinentes e imprimir cada una de ellas con una impresora 3D; siendo en total 60 piezas las que componen ambos brazos. "Si una pieza no me convencía la volvía a moldear y a imprimir. Así hasta ir haciendo poco a poco uno de los brazos. Con uno ya hecho, el otro lo fabriqué más rápido".
La primera parte de los brazos que creó fueron las pinzas, las cuales funcionan con varias piezas atornilladas y un pequeño servomotor para abrirlas y cerrarlas. "Las pinzas de los brazos pueden atrapar objetos más pesados que una máscara (que es lo que se muestra en el vídeo). Durante las pruebas comprobé que también podían agarrar un rollo de cinta que tiene un peso mayor, y me sorprendió que lo hicieran con éxito".
Los brazos tienen cuatro motores cada uno. El primero permite a la pinza abrirse y cerrarse; otro la une con el resto del brazo y rota entre 0 y 105 grados; un tercero hace que toda la pinza se mueva hacia arriba o hacia abajo independientemente de si está abierta o no; y un cuarto situado a la mitad del brazo hace que éste se pueda subir o bajar.
El resto del brazo va conectado a una pequeña mochila en la espalda: "saqué una placa de madera de un expositor de mi trabajo y la corté por la mitad para hacer la base de la espalda. Además, me venía bien porque tenía agujeritos. Luego compré unas correas y las puse en la placa, y un par de tuberías a cada lado para unirla a los brazos".
En la correa que utiliza para ponerse los brazos en la espalda, Tomás pensó en colocar un sensor ultrasónico que detectara la distancia con un objeto. "La idea, siempre en tono de broma, era la de que al localizar a alguien cerca las pinzas se abrieran y simularan atacar, como las del Doctor Octopus. Pero ya tuve mucho trabajo encima para crear los brazos, por lo que no lo añadí". Por su parte, las piezas que rodean los tubos nacieron como simple decoración, pero al final sirvieron para pasar todos los cables de los motores a través de sus agujeros.
Control con mandos
Una de las partes más importantes del proyecto es el control de los brazos. Antes de comenzar, Tomás buscó inspiración en vídeos de otras personas que habían creado productos similares: "me llamó la atención uno que era de un chico que apenas podía mover los brazos, únicamente los dedos, y vi que tenía en sus manos unos controles con cuatro botones. Los míos se parecen a esos, de hecho, me basé en ellos para moldearlos".
Una vez impresos, utilizó cuatro pulsadores normales con varias resistencias para hacer el circuito de los botones para luego conectarlos al Arduino y programar el movimiento en grados de cada motor dependiendo del botón que se pulsase. También añadió unas tiras de goma para lograr que las pinzas agarrasen mejor los objetos. "Los controles se conectan con los brazos gracias a un circuito que llevan en su interior, que hice con cuatro botones, y compré un rollo de cable largo para conectarlos a una protoboard en la que está el Arduino", explica Tomás Castellanos.
Tras cuatro semanas de trabajo, al fin completó el proyecto, que compartió posteriormente en sus redes sociales. Una de las dudas que más surgió fue si estos brazos mecánicos se podrían utilizar para otros fines, como para ayudar a personas con movilidad reducida. "Mucha gente me dice que si tienes las manos ocupadas con unos controles, para qué quieres los brazos mecánicos, no son prácticos. Al final este proyecto lo hice por ocio y por la gracia de tener unos brazos mecánicos; y no pensando en que fueran prácticos", asegura Tomás Castellanos.
Eso sí, también señala que si se pudiera encontrar otro método que no fuera que se controlen con botones y las manos, como pueden ser los sensores que se utilizan en las prótesis y que se conectan a los músculos, "sí se podrían utilizar para personas con movilidad reducida". De momento Tomás no tiene en mente seguir actualizando sus brazos mecánicos, de hecho, los creó para que se pudieran desmontar y guardar fácilmente. Además, siempre reutiliza las piezas de los proyectos para otros nuevos.