Las reliquias del Papa Juan Pablo II ya están en Ciudad Real. El Obispado las ha entregado a la Hermandad del Nazareno en una caja metálica bien atada con un cordel rojo -como explica un certificado en latín- y sellada para su conservación, exposición y veneración por los fieles.
La Hermandad del Nazareno cursó la solicitud ante la Vicaría de la Diócesis de Roma, una vez que hace un año se creara un equipo de trabajo que elaboró un dosier con las motivaciones que llevaban a contar con ellas. Un trámite bastante complejo, puesto que requiere de diferentes permisos. La reliquia se concede a finales de mayo y se envía a la Nunciatura Apostólica en España por valija diplomática, tal como ha informado la Hermandad en nota de prensa.
Las reliquias de San Juan Pablo II se incorporarán al paso de Jesús Nazareno en un relicario con alusiones a su figura como la tiara papal con las llaves cruzadas, el escudo o la cúpula de San Pedro del Vaticano. Asimismo, cuenta con la frase inserta “El amor lo puede todo, pero Dios siempre puede más”.
Las reliquias que van en el paso tienen una clara finalidad de fe y de defensa de determinados colectivos. Las de San Juan Pablo II apelan directamente a la juventud y se suman a las recibidas recientemente de Madre Teresa de Calcuta. Éstas -dedicadas a la defensa de la vida- se entronizan en el relicario que se había encargado a los Hermanos Delgado y quedan expuestas a los pies del señor el tercer día de los cultos. “Para nosotros es un motivo de gozo ser custodia de reliquias tan importantes, de santos contemporáneos y figuras que son referente para varias generaciones”, explica Javier Sánchez Abarca, hermano mayor.
La Hermandad de Jesús Nazareno no ve las reliquias como un elemento estético, sino como una herramienta que acerca a los fieles el espíritu de Dios. Por ello, sigue gestionando la solicitud de otras dos reliquias que también se incorporarán al paso.