El pueblo de Almedina (Ciudad Real) cerrará sus fiestas patronales con un sentido homenaje a Cipriano Salvador Gijón, un pintor republicano que, pese a proteger durante la guerra el último fragmento del retablo parroquial pintado por Fernando Yáñez, fue condenado por una desaparición que recientemente se ha demostrado que "nunca se produjo".
Hasta 2020, la versión oficial era que la tabla del siglo XVI de la parroquia de Santa María de Almedina había desaparecido en 1936 tras pasar por las manos de Salvador, con condena a muerte conmutada en 30 años de prisión por ello, y que La Santa Generación de Yáñez de la Almedina (discípulo de Da Vinci e introductor del Renacimiento pictórico en la península ibérica) era propiedad de la vecina Villanueva de los Infantes, cuyo sacerdote la vendió al Museo del Prado en 1941.
Sin embargo, las investigaciones de José A. López Camarillas, según ha informado él mismo en nota de prensa, han demostrado que la pintura de Almedina no desapareció, sino que Cipriano fue "el chivo expiatorio de una corruptela entre el director del Prado y el cura de Infantes al acabar el conflicto bélico".
El domingo 9 de octubre, a las 11.30 horas, arrancará el homenaje en el patio del Ayuntamiento de Almedina, donde se descubrirá una placa que reconoce la labor de Cipriano Salvador y "la injusticia cometida con él". El acto estará presidido por el alcalde, José Antonio Talavera Sánchez, y el secretario de la asociación Patrimonio de Almedina, Moisés Martínez Quintana. Además, contará con la presencia del hijo del homenajeado, que se desplazará expresamente desde la provincia de Girona, donde reside.
La jornada proseguirá en la iglesia del municipio manchego, donde se reivindicará el origen almedinense del cuadro del Prado, pues "fue arrebatado a sus vecinos y vecinas de manera ilegítima y sin ningún tipo de compensación".