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Cuenca ESTRANGULADA CON UNA BRIDA

Salen a la luz los macabros detalles de cómo murieron la novia de Morate y su amiga Laura

26 octubre, 2017 16:56

Marina Okarinska murió de forma "violenta, por estrangulamiento por asfixia mecánica" después de haber recibido un golpe en la parte posterior del cráneo que no le produjo fractura pero la dejó "inconsciente y absolutamente indefensa".

Así se desprende del testimonio vertido durante el juicio que dictaminará si Sergio Morate es el culpable de su muerte por parte de uno de los tres forenses que participaron en la autopsia practicada a su cadáver.

Igualmente, se ha aportado como dato que por "instinto de supervivencia" la víctima intentó "liberarse del obstáculo que le impide respirar", por lo que se provocó cuatro estigmas que derivaron en el depósito de restos de sangre en las uñas de su mano derecha no compatibles con sangre de varón.

En una primera inspección en la fosa donde se encontró su cadáver, se pudo comprobar que presentaba en la "superficie anterior del cuello, rodeándolo" una "brida de plástico negra de corredera cortada y enredada con el cuero cabelludo, mezclada con restos vegetales y otros restos de plástico y de dos tipos de cinta adhesiva, una negra y otra transparente".

De 23 centímetros de cuello a 8

A lo largo de su exposición, ha aclarado que su asesino le colocó alrededor del cuello una brida de 50 centímetros de largo que, una vez cerrada la cremallera, lo redujo a 8 centímetros de diámetro, cuando su perímetro alcanzaba los 23 centímetros, de modo que la presión le provocó el colapso de la laringe, la falta de oxígeno y, consecuentemente, la muerte.

Sin embargo, la brida "no se dejó en el cuello suficiente tiempo como para producir lesiones hemorrágicas", dado que, "durante la agonía", el corazón "no bombea igual que con vida porque no tiene fuerza y late solo unos segundos" después de dicha maniobra, tras la que deja de latir "de manera inmediata".

Y ello, después de haber recibido un golpe "sorpresivo" en la parte posterior de la cabeza que llegó "hasta el cerebelo", le provocó un hematoma de cuatro por dos centímetros en la región occipitoparietal central con extensión hacia la derecha que deriva en dos hemorragias internas de cuatro por cinco centímetros y de seis por tres centímetros respectivamente.

Esto provocó la inconsciencia de Marina con un estado de flaccidez corporal "realmente intenso" y la dejó como una víctima completamente sumisa y sin capacidad de reacción".

Un ataque que se produjo "de manera completamente sorpresiva", como demostraría la inexistencia de las lesiones "típicas de defensa" e indica "que no se lo esperaba" ya que, de otro modo, "habría por lo menos intentado cubrirse la cabeza", circunstancia que habría permitido "colocar la brida cerrada y apretarla o bien cerrarla posteriormente", ya que ambas hipótesis "no se pueden descartar".

Murió sobre las 18:00 horas

Asimismo, el resultado del contenido gástrico del cadáver, teniendo en cuenta que, según sus familiares, el día de su desaparición almorzó alrededor de las 14.30 horas, permite determinar, a su juicio, que su muerte se pudo producir entre las 17.30 y las 18.30 horas del 6 de agosto de 2015.

El cadáver no presentaba lesiones de interés ni en faringe ni en lengua ni en tráquea así como tampoco en el tórax ni en el abdomen ni tampoco presentaba alteraciones en genitales. Asimismo, ha insistido en que tampoco se observaron lesiones en los brazos que evidenciaran defensa ni tampoco en el resto del cuerpo, aunque sí presentaba la amputación de varios dedos de los pies.

Sus globos oculares estaban completamente deshidratados y se descarta fractura en la nariz. Su boca estaba abierta y en el ángulo derecho de la mandíbula aparece una mancha putrefactiva no debida a un hematoma. No presenta otros hallazgos ni lesiones ni en cara ni cuero cabelludo.

A lo largo de su testimonio, el forense ha explicado que, a su llegada, en el interior de la fosa ubicada en el paraje El Bodegón, en el nacimiento del río Huécar, se visualizaba "claramente" cabeza, cuello y espalda del cadáver de Laura del Hoyo, así como sus glúteos y pies, sin calcetines.

Debajo de éste, ubicado en diagonal, a su derecha, aparecen los pies del cadáver de Marina, también descalzos y sin calcetines. "Ninguno de los cuerpos presentaba signos de haber sido impregnados con cal mezclada con agua", ha aclarado.

Ambos cuerpos se extrajeron de la fosa durante más de tres horas con una pala de mano y con las propias manos de los forenses, y se encontraban en estado de putrefacción, más avanzado en el caso del cuerpo de Laura, en posición de decúbito prono y parcialmente cubiertos por arena y una "sustancia que pudiera ser cal".

En el servicio de radiodiagnóstico del Hospital Virgen de la Luz para obtener una serie radiográfica completa con la que descartan la presencia de proyectiles de arma de fuego y fracturas óseas en cualquiera de los cuerpos, que aparecen cubiertos de cal y barro.

Laura del Hoyo murió estrangulada

Laura del Hoyo murió estrangulada por asfixia mecánica a mano debido a la presión ejercida por su asesino sobre la parte central de su cuello bien de frente a la víctima o rodeando su cuello por detrás, alcanzando la parte delantera y sujetándola con la mano izquierda en forma de pinza, no descartándose la aplicación de un mecanismo de elevación.

Y ello después de propinarle un golpe en el pómulo izquierdo que le provoca un hematoma compatible "con haber aplicado dos dedos", de tres por dos centímetros, lo que abarca "prácticamente todo el pómulo", le afecta al músculo sin fracturar el hueso y que le deja "bastante disminuida" su capacidad de defensa y le provoca una alteración del equilibrio, circunstancias compatibles con un "forcejeo" con su agresor que, además, le habría provocado desgarros en sus ropas.

Así se desprende del testimonio aportado por parte de uno de los tres médicos forenses que participaron en la autopsia practicada a su cadáver y cuyas conclusiones ha expuesto a lo largo de la cuarta sesión de la vista oral del juicio que se sigue contra Sergio Morate como supuesto autor de su asesinato y el de su exnovia Marina Okarinska.

Según este testimonio, "ejerciendo la presión necesaria, dos dedos son suficientes para que los cartílagos queden estrechados de tal manera que pueden provocar la muerte". "No es necesario usar todos los dedos de la mano"; ha subrayado.

Tal y como ha desgranado el especialista, el cuerpo presentaba un hematoma de forma helíptica de eje mayor horizontal por debajo de la base del cartílago tiroides, en el tercio medio del cuello, de eje mayor horizontal y unas dimensiones de cinco por dos centímetros hacia la derecha del tiroides y la otra, a la izquierda del tiroides, también de forma helíptica de cuatro por dos centímetros.

En cuanto a las estructuras blandas del cuello del cadáver no se evidencian hallazgos patológicos en el interior de faringe, lengua ni tráquea, según avanzaba el estudio histopatológico del bloque cervical.

El forense ha hecho referencia al análisis histopatológico del paquete cervical según el cual no se aprecia osificación ni fractura de los cartílagos laríngeos porque se trata de una paciente joven, al igual que en el caso de Marina.

Dado el estado de putrefacción del cadáver de Laura, más elevado que el que presentaba el cuerpo de Marina, los músculos de la laringe no presentan ningún tipo de hemorragia.

No hay restos de semen

Los análisis practicados no arrojan presencia de semen en su cuerpo ni sangre de origen humano en sus uñas y sus estructuras y tampoco aparecen lesiones en la cavidad torácica, ni externas ni al corte, así como tampoco en ningún órgano vital y no presenta lesiones ni en el periné ni en los genitales.

La frente carecía de partes blandas, los globos oculares estaban completamente deshidratados, se descarta fractura de nariz y se observa una mancha putrefactiva en el pómulo derecho de cuatro por dos centímetros.

Asimismo, el examen interno del cadáver presenta un hematoma de uno por un centímetro en la región parietoccipital izquierda, a la altura media de la parte posterior de la cabeza que solo afecta al lado interno de la piel.

Más de cinco días muertas antes de la autopsia

Estudio entomológico de la fauna cadavérica, complementario de la valoración del estado de putrefacción de los cadáveres permite determinar que las jóvenes llevaban más de cinco días muertas antes de la autopsia.

Tras indicar que la pierna derecha presenta amputación de la falange del quinto dedo del pie compatible con mordeduras por animales, al igual que ocurriría en el pie izquierdo, donde solo se conserva el tercer dedo, ya que ambos aparecen desnudos, el forense ha indicado que la escápula izquierda del cuerpo mostraba una extensa zona de pérdida de sustancia compatible con mordedura de animales, que aparecen también en los glúteos.

A lo largo de su testimonio, el forense ha explicado que, a su llegada al lugar donde se localizaron los cadáveres, en el interior de la fosa ubicada en el paraje El Bodegón, en el nacimiento del río Huécar, en Palomera, se visualizaba "claramente" cabeza, cuello y espalda del cadáver de Laura del Hoyo, así como sus glúteos y pies, sin calcetines y que, al igual que en el caso del cadáver de Marina, tampoco el suyo "presentaba signos de haber sido impregnados con cal mezclada con agua", ha aclarado, aunque sí estaban parcialmente cubiertos por arena y una "sustancia que pudiera ser cal".

Desgarros

El forense ha indicado que a los especialistas les "llamó poderosamente la atención" la rotura y desgarros que presentaban las ropas de Laura, que, considera, se pudieron corresponder con una "confrontación con el autor de la muerte de Marina, se puede deducir así".

"La víctima ha intentado zafarse del agarre del agresor, que consiguió cogerla, se produce un forcejeo hasta el punto que la ropa se ha roto", situación en la que, además, "se pudo producir un puñetazo posterior ya que en ese escenario de violencia todo es compatible".

Es el caso de la camiseta tipo nadadora que aparece desgarrada en la parte de los tirantes y la porción lateral derecha, desgarros "que en absoluto proceden de una acción animal, se producen por acción humana" como consecuencia "de la distensión de la prenda hasta el punto de romperla y eso un animal no lo hace".

En un primer examen del cadáver, aún en la propia fosa, los forenses que lo examinan también comprueban que el broche posterior de la banda del sujetador "está hacia adentro, en contacto con la piel y con arrugas, que indican que el sujetador ha sido abrochado demasiado apretado".

"Ninguna mujer se abrocha el sujetador con tanta tirantez como para que le haga esas arrugas en la espalda", ha agregado el forense, para, a continuación precisar que el tirante derecho estaba deformado estirado y doblado, y el izquierdo roto en el inferior, "arrancado", roturas que tampoco obedecerían a la acción animal.

El pantalón vaquero corto que vestía no presentaba roturas ni desgarros de interés y apareció con el botón abrochado y la cremallera subida, pero al tanga sí le faltaba la tira lateral izquierda, "lo que requiere de un tirón por acción humana". "El animal, cuando accede a un cadáver vestido no quiere alimentarse de la ropa, la rompe para alimentarse de la carne".

Asimismo, como en el caso del cadáver de Marina, bajo sus uñas se han encontrado restos de fibras de color azul cuya procedencia no pudo determinarse.