La campaña 2019 de excavaciones del proyecto de investigación de las termas romanas de Valeria, ubicadas en Las Valeras (Cuenca), se ha reiniciado un año más, a iniciativa del Ayuntamiento de la EATIM de Valeria, con la supervisión y autorización de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes de Castilla-La Mancha.
Este año, a los dos directores arqueólogos habituales de Ares Arqueología y Patrimonio Cultural, Santiago David Domínguez y Míchel Muñoz, se ha sumado como codirector el arquéologo conquense Javier Atienza, especialista en mármoles romanos y que está desarrollando su tesis doctoral precisamente sobre la decoración marmórea del complejo termal valeriense.
Además del equipo técnico arqueológico, la campaña de excavaciones cuenta de nuevo con el apoyo de del Programa para la Recualificación y el Reciclaje Profesional 'Termas Valeria III' de la Junta, donde ocho alumnos, dirigidos a su vez por la restauradora Elena Mora, se encargarán del trabajo de limpieza, consolidación y restauración de los enlucidos, los mármoles, los mosaicos y otros elementos arquitectónicos de la ruina.
También acudirán alumnos universitarios en prácticas, procedentes de centros de toda España, durante 15 días a desarrollar labores de excavación y de laboratorio, tal y como ha informado Domínguez a Europa Press.
"El objetivo para 2019 es terminar de excavar los dos ambientes hasta ahora mejor estudios del complejo termal para consolidar sus pavimentos espectaculares de mosaicos y marmóreos para posibilitar su cubrición definitiva y poder enseñarlos dentro de la ruta turística ya activa y general de las ruinas", ha detallado, consciente de que con más financiación se podrían adelantar mucho los trabajos.
Las termas fueron descubiertas en 2015 por el actual equipo y se vienen excavando desde entonces. Hasta la fecha se han publicado todas las campañas y difundido tanto a nivel científico como divulgativo los resultados de los trabajos, incluso en congresos internacionales.
Datan del siglo I d.C. y estuvieron en funcionamiento durante, al menos, 250 años hasta su abandono y ruina. Se trata de un complejo que ha de superar los mil metros cuadrados de superficie y del que tan sólo se han exhumado apenas 250. Aun así se han descubierto una palestra porticada con columnas, una piscina, una estancia con un mosaico polícromo -que también estuvo decorada con más mosaicos en las paredes- y una estancia de suelo marmóreo. Las paredes estaban recubiertas de mármoles procedentes de todo el Mediterráneo y también había esculturas de este material.