Un pueblo de la provincia de Cuenca, Palomares del Campo, se ha quedado incomunicado "sin previo aviso", según ha confirmado al alcaldesa, Dolores Pérez Moreno en nota de prensa.

"Por esta localidad, de algo más de 600 habitantes, ha dejado de pasar el autobús. Se suprimió durante la pandemia, pero no lo hemos vuelto a recuperar”, ha explicado. A mediados de agosto y ante el creciente malestar de los vecinos, el Ayuntamiento informaba en sus redes sociales de la situación, dejando claro que, desde el pasado 2 de julio llevan esperando que se restablezca el servicio. “A falta de noticias, cada semana se ha intentado contactar entre tres y cuatro veces sin recibir respuesta satisfactoria e incluso llegando a colgar directamente el teléfono”.

La alcaldesa de Palomares ha relatado también que desde la propia Subdelegación del Gobierno les facilitaron un número de teléfono para solicitar el paso del autobús cuando quisieran viajar. "Esta modalidad, la parada a demanda, implantada en un gran número de pueblos de la provincia, ha sido muy criticada por los usuarios del autobús por las dificultades que entraña el poder comunicar con ese número y porque no permite viajes improvisados".

“En nuestro caso es más grave porque yo contacté con la empresa en la que teníamos que solicitar el paso del autobús y me dijeron que no tenían ningún tipo de indicación para pasar por Palomares. Luego, nos facilitaron otro número distinto y en ese ni contestan”, ha explicado María Dolores Pérez.

La línea de autobús que pasaba por Palomares hasta principios de este año era la de Cuenca-Socuéllamos. Según ha confirmado la alcaldesa, "varios municipios conquenses como Torrejoncillo, Montalbo, Los Hinojosos, Villarejo o Mota del Cuervo también se han quedado sin este servicio". “Reivindico que vuelva a pasar el autobús de línea por mi pueblo porque estamos incomunicados con la capital y también nos servía como enlace para viajar a Madrid. El autobús es necesario para ir al médico, para que los mayores que no conducen o quienes no tienen coche puedan moverse y para los jóvenes, que tienen que ir a estudiar o que, como este verano, querían utilizarlo para poder asistir a la autoescuela a sacarse el carné”.

Para María Dolores Pérez es totalmente incomprensible que un pueblo se quede aislado porque “dependes de que un vecino te lleve donde necesites o de tu marido o de tus hijos o de cualquier otra persona”. “Desde los gobiernos de España, la Junta de Comunidades y la Diputación no se pueden permitir estas situaciones. El mundo rural, los municipios y quienes vivimos en ellos no somos ciudadanos de segunda y tenemos derecho a contar con los servicios básicos. Hablan a todas horas de la despoblación, pero cuando se trata de evitar que desaparezca, como en mi pueblo, nadie hace nada”, ha reiterado.