El paraje de Las Chorreras del Cabriel es uno de los espacios naturales más impactantes de Castilla-La Mancha. Situado en las localidades de Enguídanos y Víllora, en la parte más oriental de la provincia de Cuenca, el paso del río ha ido esculpiendo durante siglos vistosas pozas de agua cristalina, cascadas, saltos de agua, cuevas y gargantas ideales para calmar los rigores de un caluroso verano en plena naturaleza. Su singularidad le valió para ser declarado Monumento Natural en 2019, momento en el que la UNESCO otorgó al Valle del río Cabriel el título de Reserva de la Biosfera. Sin embargo, este oasis natural en plena Serranía Baja de Cuenca se ha convertido en las últimas semanas en un infierno por culpa de las imprudencias de algunos de sus visitantes.
"Se ha dado el caso de estar rescatando a una persona y ver como cae otra al lado", afirman desde el parque de bomberos del Motilla del Palancar, perteneciente a la Diputación de Cuenca y encargado de acudir a los avisos que surgen en este paraje. No en vano, solo el pasado fin de semana se produjeron tres accidentes en los que resultaron heridas cuatro personas, una de ellas grave y que tuvo que ser trasladada en helicóptero medicalizado al Hospital de Albacete. El balance en lo que llevamos de verano es de 16 accidentados, una cifra que nunca se había alcanzado.
El patrón de los accidentes es el mismo en la mayor parte de los siniestros. La gran afluencia de público durante los fines de semana hace que mucha gente se salga de las zonas indicadas señalizadas hacia otros lugares indicados para barranquismo y donde está prohibido el baño. "La mayoría de las personas a las que atendemos son gente de fuera que no conoce el terreno y que no lleva calzado adecuado", explican fuentes del parque de bomberos de Motilla del Palancar, que añaden que "en cuanto pegan un resbalón, la corriente les arrastra porque aunque sean zonas donde el agua te llega a media pierna o la rodilla, lleva mucha fuerza y velocidad".
El resultado, caídas rápidas de 50 ó 60 metros por cascadas de mucho desnivel plagadas de piedras y salientes que provocan en muchas ocasiones fuertes traumatismos y fracturas abiertas que implican un lento y laborioso rescate.
"Si el accidente es grave y se produce en un lugar alejado de la zona de extracción, el rescate puede durar varias horas", apuntan los bomberos. Este verano, han tenido que enfrentarse a heridos con golpes en la espalda o roturas complicadas que han implicado "inmovilización y porteo por zonas de agua y senderos escarpados que complican la labor".
A la vertiente puramente logística hay que sumar el componente económico. Este tipo de rescates, al contrario que los rescates de montaña, por ejemplo, no están sujetos a ningún tipo de tasa y el coste lo asumen las administraciones implicadas, la Diputación de Cuenca y el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM).
Limitación de visitantes
Este tsunami de accidentes ha obligado a la Delegación de Desarrollo Sostenible de la provincia de Cuenca a revisar el plan que regula las actividades de uso público en el Monumento Natural un año y medio antes de lo que requería la normativa.
El borrador, publicado este lunes en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha (DOCM), establece como gran novedad la limitación a 250 personas diarias al interior de Las Chorreras del Cabriel. Para ello, la Consejería de Desarrollo Sostenible habilitará un portal digital a través del cual se podrán hacer las reservas. De igual modo, prohíbe "el empleo de sombrillas, toldos, hamacas, sillas, mesas o cualquier otro utensilio que necesite ser anclado al suelo, estar sujeto a la vegetación o que pueda favorecer la erosión de las rocas".
Por el momento ha quedado abierto un plazo de 15 días para que asociaciones, colectivos e instituciones puedan acceder al expediente, con el fin de que "cualquier persona física o jurídica pueda examinar el citado proyecto y formular las observaciones, sugerencias o alegaciones que se estimen pertinentes".
Mientras, el delegado de Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha de Desarrollo Sostenible Rodrigo Molina ha visitado esta semana el Monumento Natural junto a los alcaldes de Enguídanos y Víllora para valorar sobre el terreno los cambios que determina la nueva normativa.
Hasta ahora, las restricciones de aforo se ceñían únicamente a las plazas de aparcamiento. Los ayuntamientos de Enguídanos y Víllora gestionan sendos párquines con 49 plazas en cada uno de ellos desde los que se puede acceder al Monumento Natural. Sin embargo, en los días con mayor número de visitantes es habitual ver coches aparcados fuera de estas zonas habilitadas, lo que deja patente que esta única medida de control es ineficaz.
En lo que coinciden vecinos y servicios de emergencias es que ante la irresponsabilidad de los que creen que están en un parque acuático de toboganes en lugar de en un Monumento Natural, el cambio de normativa se antoja indispensable para evitar una desgracia aún más grave de las que están ocurriendo hasta ahora y que también proteja las formaciones tobáceas de este oasis natural único en el mundo.