Casi medio centenar de cigüeñas han elegido las torres de la Catedral de Sigüenza (Guadalajara), en la Sierra Ministra, como punto de descanso en su largo periplo migratorio hasta llegar a las cálidas tierras africanas.
La catedral de la Ciudad del Doncel se ha convertido estos días en una estampa singular con decenas de cigüeñas que han querido tener su parada de descanso en un punto neurálgico para ellas, la Sierra Ministra de Guadalajara, algo que según Julio Álvarez, profesor del departamento de Ciencias de la Vida de la Universidad de Alcalá, suele ser habitual, aunque este año con una mayor presencia de estas aves.
Los seguntinos han podido disfrutar asombrados y con expectación de una singular postal que cada año, por esta fechas, dejan estas aves migratorias, aunque, sin duda, este año con una afluencia mucho mayor de estas aves protegidas que viajan huyendo del frío del norte hacia tierras más cálidas.
"Vienen todos los años porque es una zona de paso de aves migratorias", la Sierra Ministra es "lugar de paso" entre el Valle del Ebro y la Meseta", ha apuntado Álvarez, oriundo también de la comarca, tras reconocer que el grupo que ha llegado este año ha sido mucho más numeroso de lo habitual.
Según ha avanzado, estas bandadas suelen verse más por la noche y en los pueblos, y tienen tendencia a posarse en los puntos altos para evitar los depredadores, y precisamente la catedral de Sigüenza cuenta con numerosos puntos para posarse, a lo que se suma la memoria a medio y largo plazo de las aves.
Por ello, los campanarios de las iglesias, y en este caso de la Catedral, siguen siendo un punto de atracción especial de las cigüeñas, aves que cuentan todavía con el beneplácito y simpatía de los habitantes de las localidades en las que hacen parada temporal tanto en su recorrido de ida como en el de vuelta.
Ahora, todas ellas continuarán su vuelo hacia tierras más cálidas pero regresarán de nuevo para febrero, por San Blas, y según Álvarez "este año es espectacular".
Es habitual que se concentren agrupadas y el centro de la Península es el punto atractivo para las que deciden no elegir la Costa, y en este caso se trata del lugar de paso más bajo entre el Sistema Central y el Sistema Ibérico por el que no solo circulan cigüeñas blancas sino negras y otras rapaces migratorias, ha indicado el botánico.
Antes del año 2000 se perdieron bastante nidos, fundamentalmente por cambios de uso tras desecarse muchas lagunas, y también desaparecieron humedales, algo que Álvarez atribuye en parte a la "agricultura tóxica", que ha generado la desaparición de muchos pequeños animales de campo y eso ha redundado a su vez en la disminución de anfibios, que es precisamente de lo que se alimentan las cigüeñas.
Según este catedrático, la pérdida progresiva de este ecosistema ha generado la desaparición de nidos, algunos ya inexistentes, e incluye también la "caída en picado" de los gorriones, motivado por la disminución de insectos.
La cigüeña común ha caído desde los años cuarenta hasta el final de siglo XX una cuarta parte de la población que había en Guadalajara: toda la que había en el norte desapareció y solo se ha mantenido la que había en las zonas más pobladas como la capital alcarreña y el Corredor del Henares, alimentándose ahora de lo que toman en los basureros como alimento alternativo.
En la década del año 2000 volvió a aumentar de nuevo el censo, seguramente por este crecimiento de basureros y como consecuencia del crecimiento de las ciudades, pero no han vuelto a nidificar en las zonas del norte, según el censo de la Sociedad Española de Ornitología (SEO).