El Ayuntamiento de Aranzueque, una pequeña localidad de Guadalajara con menos de 400 habitantes, ha tomado una drástica decisión: cerrar su cementerio para preservarlo de los actos vandálicos que está sufriendo el pueblo en los últimos días. Según ha informado Castilla-La Mancha Media (CMM), los vecinos están muy preocupados porque alguien se está dedicando a hacer pintadas en varios edificios y viviendas de esta tranquila localidad.
Aunque las pintadas, con una nula calidad artística, ya han sido limpiadas por los trabajadores municipales, hay miedo en Aranzueque de que los vándalos puedan atacar el campo santo, por lo que han decidido cerrar sus puertas. De hecho, la entrada del cementerio y la puerta de la iglesia ya han servido de lienzo para los grafiteros, que también han dejado completamente lleno de dibujos.
La teniente de alcalde Nuria Rojo ha asegurado a CMM que la decisión de cerrar el cementerio se ha tomado para evitar que "esta gente pudiese entrar a pintar las tumbas". "Para la gente que está allí y para nuestros mayores sería una falta de respeto muy grande", ha añadido.
Estos hechos que ya han sido denunciados ante la Guardia Civil por parte del Ayuntamiento y de los particulares que han visto dañados sus bienes.