Alcarria Flora, una conocida empresa de Guadalajara dedicada al cultivo y a la destilación de lavanda y lavandín, ha mostrado este miércoles su preocupación ante la nueva estrategia de sostenibilidad de la Unión Europea -conocida como el Pacto Verde- que contempla la inclusión de estas plantas aromáticas en la categoría de productos químicos, una decisión que "podría acabar con la producción natural de lavanda en nuestro país".
Según cuenta Juan José de Lope, director de Alcarría Flora y uno de los principales productores de la zona, "la nueva normativa, actualmente sobre la mesa, califica que los aceites esenciales de lavanda son productos químicos y considera que deberían llevar la etiqueta de tóxicos", por lo que "podría prohibirse su uso para perfumes, cosméticos y otros productos fabricados actualmente". Si esto ocurriera, según afirma, los agricultores dejarían de producir esta planta porque "no se podría transformar en aceite" y "no saldría rentable".
Ninguna alteración química
El alcarreño considera "injusta" esta medida puesto que "al destilar la lavanda no se hace ninguna alteración química sobre ella". "Los aceites esenciales de lavanda y lavandín se obtienen de manera natural a través de la destilación, un proceso mecánico en el que no intervienen agentes químicos. Nosotros tan solo utilizamos vapor de agua y arrastramos la moléculas aromáticas que tiene la planta. Es ridículo que se hable de los aceites esenciales como productos químicos”, sostiene.
La razón de todo este problema es la composición química del aceite esencial de la lavanda, que cuenta con más de 600 moléculas -una de ellas es el linalool, considerado como un alérgeno-. Sin embargo, los productores aseguran que "no supone ningún riesgo para la salud" y por ello consideran esta calificación de toxicidad como "desproporcionada". “Si bien es cierto que el aceite esencial de lavanda contiene linalool, la concentración es tan pequeña que resulta inofensivo”.
"Puede haber una persona de cada 1.000 que sea alérgica al aceite esencial, pero también hay alérgicos a otros productos y no por ello se prohíben", sostiene de Lope, que cree que "no tendría ningún sentido que aquí no aprovechasemos nuestros recursos y sí fabricasen estos productos en otros países para importarlos a España".
2.500 hectáreas de lavanda en Guadalajara
Cabe destacar que en la provincia de Guadalajara 2.500 hectáreas están dedicadas al cultivo de plantas aromáticas, una producción que actualmente da trabajo a cerca de 1.000 personas y que genera unos ingresos aproximados de 5 millones de euros.
"De aprobarse en los términos descritos, esta normativa supondría el fin de la producción de planta aromáticas en Europa. Los agricultores no van a cultivar para que los campos estén bonitos y haya turismo, sino para obtener una rentabilidad y un beneficio de su trabajo. Si no podemos transformar la lavanda en un aceite esencial, estaríamos cultivando un producto que no se vende", relata de Lope, que recalca que "el 99 % de esta planta aromática se utiliza para hacer aceite esencial".
Desde Alcarria Flora consideran fundamental que esta normativa europea excluya a los aceites esenciales naturales de este nuevo etiquetado, que supondría "no poder utilizarlos para la industria cosmética o farmacéutica", lo que en la práctica se traduciría en la muerte del sector: “Es imprescindible que se modifique el texto antes de que sea aprobado por la Comisión Europea. Queremos que nuestros representantes en España se impliquen y que los eurodiputados españoles voten en contra de esta normativa”.
"Los aceites esenciales llevan miles de años formando parte de nosotros y se han utilizado como medicina natural, por lo que es un sin sentido que ahora sean considerados como un producto químico", dice el alcarreño. "Nosotros estamos a favor de que los productos tengan un buen etiquetado de alérgenos, pero no pueden prohibir que destilemos la lavanda".