Son muchos los usos que se le pueden dar a una antigua fortaleza cuya función defensiva ha desaparecido. En el caso de Sigüenza (Guadalajara), su castillo -del siglo XII- alberga un lujoso Parador con un patio empedrado, habitaciones con balcones de madera, una capilla románica y un comedor abovedado. Pero si algo tiene de especial este alojamiento es la misteriosa leyenda que se esconde tras él.
Hablar del Parador de Sigüenza es hablar de la leyenda del fantasma de Doña Blanca de Borbón. Esa que cuenta que entre sus paredes se escuchan por las noches sollozos de una mujer junto al ruido de unas cadenas que arrastran. Incluso hay huéspedes que aseguran haber visto una nebulosa blanca flotando en el aire.
Según cuenta el escritor José Felipe Alonso en su obra 'Leyendas de Paradores', un libro en el que se recogen algunas de las historias más curiosas registradas en los 93 establecimientos de la cadena hotelera, esta bella dama tenía apenas 15 años cuando llegó a la corte de Castilla y León para ser reina. Corría el año 1353 y su presencia estaba destinada a culminar la alianza de Castilla y Francia a través de su casamiento con Pedro I "el Cruel". La boda se celebró enseguida, pero al segundo día, sin que se consumara el matrimonio, el rey la repudió encerrándola en el castillo del obispo de Sigüenza y partió para reunirse con su amante, María de Padilla, con quien mantenía una relación desde hacía tiempo.
Asesinada por orden de su esposo
Blanca permaneció cuatro años rodeada por los caballeros que la escoltaban, su capellán, el tesorero y un secretario, además de una dama de compañía. Su situación fue empleada por los seguidores del hermano bastardo del rey, Enrique de Trastámara, para buscar una alianza entre Aragón y Francia, y con la excusa de liberar a la reina, derrocar a Pedro I. Pero éste ordenó que se trasladase a la joven a Medina Sidonia, donde la confinó en la torre del Alcázar. Poco después, la mujer fue asesinada de un tiro de ballesta por orden de su esposo, aunque hay otra versión que afirma que fue envenenada.
Y aunque doña Blanca murió muy lejos de Sigüenza, en este castillo más de una persona afirma haber sentido una presencia extraña y algunos cuentan haber visto una especie de nebulosa con forma de mujer que flota en el aire y recorre los pasillos del lugar durante la noche. De hecho, se ha bautizado como “el fantasma de doña Blanca”.
Una pequeña celda con una silla
De la estancia de doña Blanca en el castillo queda una pequeña celda con una silla y un escritorio, que fue restaurado por el arquitecto José Luis Picardo. Esta, situada en el ala derecha del Parador, puede ser visitada por los huéspedes durante un tour que organiza el alojamiento cada día a las 17:00 horas.