El paraje de Tamajón (Guadalajara) conocido como el Abrigo de La Malia, descubierto en 2017, sigue siendo todo un tesoro arqueológico. Allí, durante las excavaciones de la presente campaña, un equipo científico multidisciplinar ha descubierto nuevas herramientas líticas y restos de animales de entre 27.000 y 35.000 años de antigüedad. 

Los trabajos han sido coordinados desde el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh) y dirigidos por los profesores Adrián Pablos y Nohemi Sala, que no pierden la esperanza de encontrar también restos humanos más adelante. 

En concreto, según ha informado el Ayuntamiento de Tamajón en nota de prensa, en la presente campaña -en los niveles de Paleolítico superior- se han hallado raspadores para la piel, piezas para ser insertadas en armas de caza y más fauna de la que consumían estas poblaciones, como los huesos de un cánido, probablemente un lobo, no se sabe aún si consumido por los humanos o simplemente eliminado como amenaza.

En cualquier caso, el equipo científico no pierde la esperanza de encontrar restos humanos en la Malia. "Siendo conscientes de que en estas cronologías de Paleolítico superior inicial, al sur de los Pirineos, han aparecido muy pocos restos humanos, no perdemos la esperanza", ha señalado Pablos, que ha indicado que "a medida que se alcancen niveles más profundos en futuras campañas de la excavación, esperamos entrar en cronología neandertal y en ella quizá encontrar algún fósil humano".

Numerosas evidencias de presencia humana

Desde el año 2018, las excavaciones en el Abrigo de La Malia han rellenado un hiato existente hasta ahora de no ocupación humana en el centro de la Península Ibérica en un lapso temporal del Paleolítico superior. "Desde la extinción o migración de los neandertales hace unos 42.000 años y hasta hace 27.000 años había un vacío sin registro humano en la meseta", recalca Pablos.

En el abrigo de la Malia se han recuperado año tras año numerosas evidencias de presencia humana, tales como herramientas líticas o restos de animales con marcas de corte producidos por cuchillos de piedra en tres niveles estratigráficos diferentes. El análisis de los conjuntos líticos del nivel más antiguo y la datación directa de restos óseos con modificaciones han proporcionado una edad comprendida entre los 36.000 y los 31.000 años, correspondiente al periodo Auriñaciense del Paleolítico superior.

Por encima de ellos, el equipo investigador ha encontrado restos de una edad más moderna, comprendida principalmente entre los 27.000 y 25.000 años de antigüedad, lo que sugiere repetidos asentamientos en este territorio a lo largo del Paleolítico superior.

Por último, también hay sectores de la excavación con hallazgos de la prehistoria reciente, y concretamente de la Edad de los Metales, el último período de la Prehistoria, que comprende desde los años 6000 a 1000 a.C.

Todos los hallazgos desde 2018

En concreto, en las siete campañas celebradas hasta la fecha, los investigadores han encontrado herramientas humanas del Paleolítico superior fabricadas con sílex, cuarcita, cuarzo o areniscas, pero también otras de hueso, azagayas o la punta de los proyectiles que usaban para cazar, así como restos óseos de los animales que consumían estos cazadores y recolectores. "Todo ello aporta la evidencia de que, al menos hace 35.000 años, había poblaciones humanas en este abrigo", ha asegurado Pablos.

En el nivel del Paleolítico superior, de unos 27.000 años de antigüedad, se han encontrado más herramientas líticas, pero sobre todo, al haberse excavado una mayor extensión de yacimiento correspondiente a este periodo, se conoce bastante bien cuáles eran las presas con las que se alimentaban los tamajoneros del pasado (ciervos, caballos, grandes bóvidos, como bisontes, corzos, rebecos o cabra montés).

En cuanto al tercer nivel, perteneciente a la Prehistoria reciente, a la Edad de los Metales, se han encontrado restos de fauna doméstica de la que se servían y consumían estos pobladores (cabras, ovejas, vacas o caballos), pero también herramientas y fragmentos cerámicos de las vasijas y envases que utilizaban en su vida cotidiana.