Nadie sabe por ahora quién o quiénes son los autores pero alguien se está dedicando a poner objetos antiguos, y con cierto valor económico, en las puertas de las viviendas de Mora (Toledo). Relojes de cadena, bolsos de mano, una pluma, un abanico y hasta un espejo con pedrería son algunos de los "regalos" con los que, desde el pasado lunes por la noche, se están encontrando cada pocas horas los vecinos de una céntrica zona de la localidad toledana, en concreto la calle Rollo y sus aledañas.
Este miércoles ya eran una veintena de "agraciados" de Mora los que se han encontrado con agasajos a las puertas de casa. Tanta extrañeza ha generado el caso en la localidad que un grupo de vecinos decidió personarse este martes en el cuartel de la Guardia Civil para poner en conocimiento de los agentes lo que está sucediendo. De hecho, la Benemérita se hizo cargo de los objetos aparecidos misteriosamente y realizó algunas averiguaciones para tratar de descubrir quién se esconde tras las donaciones y el motivo por el que está deshaciéndose de las antigüedades.
La psicóloga Ana María Ángel Esteban, vecina de la zona y colaboradora de EL DIGITAL, ha explicado a este periódico que nadie ha podido ver por el momento a la persona o personas que depositan los objetos a las puertas de las casas, aunque ya se está especulando si puede tratarse "de un juego de rol o de algún tipo de fábula". "Todo empezó la noche del lunes, cuando una vecina mía encontró dos relojes de marca en las escaleras de entrada a su vivienda. Ayer en otra casa de al lado apareció otro reloj y hoy miércoles ya son una veintena de casos con todo tipo de objetos", añade Esteban, que es la única residente de la zona que no ha recibido ningún presente, quizá porque su domicilio esté dotado con cámaras de vigilancia que hayan hecho que el dueño de los objetos haya temido perder su anonimato. Con sentido del humor, la psicóloga asegura que esa circunstancia le provoca "una mezcla de miedo y envidia".
Mientras se descubre quién está detrás de estos "regalos", algunos de ellos de marcas de reconocido prestigio, los morachos pasean por las calles de la localidad con los ojos más abiertos que nunca. Quieren saber quién les está dejando relojes, bolsos, plumas abanicos y mucho más a las puertas de casa. Y, sobre todo, quieren saber por qué lo está haciendo.