Los trabajadores de la residencia de mayores Virgen de los Dolores de Valmojado (Toledo) conviven desde hace 17 días confinados junto a los usuarios del centro para evitar posibles contagios por la pandemia de coronavirus. La directora de la residencia, Lucía Ibarra, explica a Efe que tomaron esta decisión el pasado 21 de marzo y al día siguiente se creó un grupo de 15 empleados que, desde entonces, permanecen en el centro para atender a los 77 residentes con los que cuenta.

En concreto, se han confinado junto a los usuarios la directora, que también es enfermera, otra enfermera más, un fisioterapeuta, una terapeuta, auxiliares de enfermería y el personal de limpieza. Ibarra asegura que, a día de hoy, todos están “bien” y cree que, por el momento, no hay casos positivos porque “nadie ha presentado sintomatología”, ni trabajadores ni residentes.

Sin embargo, afirma que la situación es “muy dura” porque “tienes que abandonar todo y estar trabajando, prácticamente, entre 16 y 17 horas al día”. Dice que la jornada empieza a las 7 de la mañana y acaba sobre las 11 de la noche, salvo para dos personas que son auxiliares y se encargan de los usuarios en el turno de noche.

“Es duro porque, además, tienes a tu familia abandonada”, resalta Ibarra, que tiene a sus padres fuera y que sabe que “están bien” porque habla con ellos por teléfono, pero agrega: “Hay gente aquí que tiene hijos pequeños y que ha abandonado todo por su trabajo y, sobre todo, porque las personas mayores no tienen una oportunidad frente a esta enfermedad”.

Las nuevas tecnologías sirven para tranquilizar a los que están fuera, ya que muchos de los residentes tienen teléfono móvil y a los que no disponen de él también se les pone en contacto con la familia.

“Los familiares llaman por teléfono y a medida que vamos teniendo tiempo vamos respondiendo a las llamadas”, cuenta la directora de la residencia y agrega que cuando sacan “un ratito” también hacen videollamadas para que los vean, “sobre todo a las personas que necesitan mayor asistencia y que no manejan tanto el teléfono”.

Tranquilos y contentos

Por su parte, los mayores están “muy tranquilos y contentos” y “nadie se quiere ir del centro”, sostiene Ibarra, quien destaca que aplauden al personal “todos los días, tanto en la comida como en la cena” y que tanto ellos como sus familiares manifiestan su “gratitud y ánimo” y les dan mucho apoyo. Asimismo, indica que, una vez comienza el trabajo, “da igual que seas enfermero, auxiliar o fisioterapeuta” porque “todos hacemos un poco de todo”.

“Todos ayudamos a levantar y a dar los desayunos”, ya que se ha creado “un gran equipo”, subraya la directora del centro y apostilla que la gente “se ha volcado”, al tiempo que se han extremado las medidas de higiene, para lo cual dos personas se encargan de la limpieza y de desinfectar.

Ibarra incide en que las medidas higiénicas son “bastante exhaustivas” y en que se desinfecta con lejía “todo lo que pueden tocar trabajadores y residentes”, como pomos, barandillas, zonas de agarre y andadores.

También remarca que la idea, en principio, es permanecer así hasta este domingo, día 12de abril, puesto que “ya empieza a hacerse duro”, dado que “la residencia es grande, no somos tantos trabajadores como se necesitaría y estamos cansados, son muchas horas”. Mientras tanto, para pasar el rato y mantener a los mayores entretenidos, realizan con ellos actividades individuales para que aprendan una rutina, aunque intentan evitar los grupos para reducir al máximo los riesgos durante el confinamiento.