La Audiencia Provincial de Madrid juzga este miércoles a Salustiano A.M., acusado del asesinato machista de su mujer Dolores Vargas en la madrugada del 24 de marzo de 2018 en la A-5, a la altura de la localidad de Santa Cruz de Retamar (Toledo), donde la atropelló repetidamente hasta acabar con su vida.
La Fiscalía pide una condena de 39 años y seis meses de prisión por el asesinato de su mujer y el intento de asesinato de su cuñado con los agravantes de parentesco, género y reincidencia.
Además solicita la retirada de la patria potestad de su hija durante el tiempo de la condena, a quien no podrá aproximarse a una distancia inferior a 500 metros ni comunicarse con ella por cualquier medio durante 30 años; y cursa la misma petición para su cuñado por 24 años y seis meses.
La Fiscalía pide que indemnice a su hija con 180.000 euros y a su suegra con otros 120.000 euros por los daños morales causados; además de 42.930 euros a su cuñado por las lesiones y secuelas.
El acusado -casado con la víctima por el rito gitano y con tres hijos en común- cumplía condena por un intento de homicidio, atentado y tenencia ilícita de armas pero el 29 de diciembre de 2016, mientras disfrutaba de un permiso, aprovechó para huir.
Según el escrito de conclusiones provisionales de la Fiscalía, el 23 de marzo de 2018, el acusado junto a su mujer, la hermana de ésta y su pareja viajaron desde Madrid hasta la localidad toledana de Las Ventas de Retamosa, para asistir a una celebración familiar.
A las 05.00 horas, el acusado quiso macharse mientras la mujer pedía a unos familiares que le acompañaran "ante el temor que sentía de su marido". La misma pareja que en la ida accedió a subirse al coche, solo que en esta ocasión el acusado decidió circular en sentido Badajoz y no hacia Madrid, de donde procedían.
Mientras conducía, "no cesó de proferir palabras ofensivas e intimidatorias a su pareja", por lo que los acompañantes trataron de interceder para que depusiera su actitud para con su mujer, a lo que el procesado respondiendo golpeando y agarrando del cuello a su cuñado, que iba sentado de copiloto.
Ante esta situación y por su conducción agresiva, los ocupantes le pidieron que parase el vehículo. Lo hizo. Pero cuando su mujer salió del coche y caminó unos metros por el arcén de la carretera, aceleró y la embistió con el vehículo.
Tal fue su actitud que "con el propósito de causarle el máximo dolor y sufrimiento", pasó varias veces sobre el cuerpo de la víctima, acelerando y dando marcha atrás con gran virulencia.
Luego, al percatarse de que su cuñado había salido también del coche tras ver lo que le había ocurrido a su cuñada, dio marcha atrás a gran velocidad y le golpeó con una puerta del coche que se encontraba abierta.
Mientras tanto, la hermana de la víctima -que también estaba ya fuera- fue a auxiliarla pero al escuchar "el ruido de carraca de una navaja que solía llevar siempre consigo" el acusado, huyó con su pareja campo a través hasta llegar a Santa Cruz de Retamar, a las 06.15 horas, donde les ayudó un vecino y la Guardia Civil.
Dos horas después, un conductor localizó el cuerpo sin vida de la mujer en la cuneta de la autovía, debajo de un guardarraíl. Estaba semidesnudo y con evidentes signos de violencia.
Aunque el acusado había bebido alcohol, dice la Fiscalía que eso "no le afectaba a sus facultades intelectivas y volitivas" y que "decidió acabar con la vida de su mujer, al no respetar que le llevaran la contraria, como parte del control y de la posición de dominación que ejercía desde el inicio de la relación".
Tras los hechos, el procesado se fugó hasta Sevilla donde unos familiares le refugiaron mientas gestionaban su regreso a Madrid, lo que finalmente se produjo gracias a dos de estos familiares -conocedores de todo lo ocurrido- quienes le escondieron en su domicilio de la capital. Allí le detuvo la Policía el 1 de abril.
Desde entonces, se encuentra en prisión y tiene suspendida la patria potestad de su hija pequeña.