La Audiencia Provincial de Toledo juzga a partir del 29 de junio a un sacerdote de Talavera de la Reina que se enfrenta a una petición fiscal de 17 años de prisión por la presunta agresión sexual continuada de una menor en su despacho parroquial durante varios años en los que fue su director espiritual.

Acusado de un delito continuado de agresiones sexuales y de otro contra la integridad moral, José Luis G.M. se sentará en el banquillo de los acusados del 29 de junio al 1 de julio en un juicio en el que la acusación particular que ejerce la víctima eleva su petición de condena a 22 años de prisión.

Los hechos se remontan a 2011, cuando la víctima, de 15 años, vivía una situación de "angustia y confusión" derivada de la crisis matrimonial de sus padres, motivo por el que le designaron al acusado como director espiritual, llegando a convertirse en una "persona de referencia" para ella.

Así lo expone la Fiscalía en su escrito de acusación, al que ha tenido acceso Efe, donde relata los abusos y agresiones sexuales a los que supuestamente sometió este sacerdote a la víctima entre enero de 2011 y junio de 2013, aprovechando su situación de "aislamiento familiar" para llevar a cabo "su comportamiento lascivo".

Exorcismo

Narra, incluso, cómo el acusado y la madre de la víctima, con quien supuestamente mantenía una relación, la sometieron a un "exorcismo" para quitarle el "demonio" que tenía dentro.

Un día después de aquel suceso, el acusado la citó en su despacho "con el pretexto de continuar con el exorcismo" y la agredió sexualmente, indica la Fiscalía. "Después de esta situación, el comportamiento del acusado se repitió", añade.

De esta forma, a lo largo del escrito, el fiscal va describiendo una serie de episodios en los que el acusado agredió, presuntamente, de la víctima, tanto sexual como físicamente cuando ella oponía resistencia, llegando a darle "una paliza" por la que "tuvo que ser atendida en el hospital de Talavera de la Reina".

Además de insultarla, señala el escrito, la llegó a decir que "no tuviese miedo, que era lo que Dios quería" y también le amenazó con que "si lo contaba, la mataba".

La víctima tiene una serie de "padecimientos psiquiátricos" compatibles con "haber experimentado acontecimientos traumatizantes, como pueden ser los abusos-agresiones sexuales continuados en el tiempo, que la víctima vivió en soledad durante años en una situación de vulnerabilidad", expone el fiscal.

Inhabilitación

Además de la pena de prisión, la Fiscalía quiere que se inhabilite al acusado para cualquier profesión u oficio que conlleve el contacto regular con menores, que se le someta a libertad vigilada durante 10 años y que se le prohíba durante 20 años comunicarse con la víctima, cuya "vulnerabilidad" ha tenido en cuenta para formular su petición.

En el mismo sentido, la acusación particular subraya la "desconfianza generalizada hacia la gente" y el "progresivo aislamiento social" que sufrió la joven como consecuencia de los abusos, de los que llegó a sentirse culpable, y tras los que sufrió alucinaciones auditivas e "imágenes intrusivas" que derivaron en el diagnóstico de trastorno de estrés postraumático.

"Es concluyente que el abuso y agresiones a que fue sometida (...), han hecho que (la víctima) sufra un calvario", indica el escrito de la acusación.

Pese a ello, la joven "ha intentado continuar con su carrera de medicina" con el objetivo de "dedicar su vida y vocación a la psiquiatría" para ayudar a otros menores que hayan vivido "situaciones parecidas a las que desgraciadamente ella tuvo que vivir".