La directora gerente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha, Regina Leal, ha visitado esta semana la nueva aula de simulación avanzada del Complejo Hospitalario Universitario de Toledo, que ha iniciado recientemente su actividad para la formación clínica de especialistas residentes en formación (MIR, EIR, PIR, FIR y QIR) y estudiantes de la Universidad de Castilla-La Mancha del rotatorio clínico de 6º de Medicina y de distintos cursos de Enfermería.
Inicialmente, el programa formativo estará impartido por el grupo de trabajo de simulación del Complejo, formado por facultativos con experiencia formativa y docente de la Comisión de Docencia Médica y de Enfermería y los servicios de Urgencias, Medicina Intensiva, Anestesiología y Reanimación, Pediatría, Obstetricia y Ginecología, Cirugía General y Urología. Posteriormente, cada servicio/unidad docente contará con su programa específico de formación en simulación y, a continuación, se incluirá todo el personal sanitario.
Acompañada por el director general de Asistencia Sanitaria, José Antonio Ballesteros, el gerente del Complejo Hospitalario Universitario de Toledo, Juan Blas, y por el jefe de Estudios del centro, Agustín Julián-Jiménez, han recorrido las instalaciones del área de simulación que está ubicada en el área de Docencia y cuenta con una sala de simulación avanzada con las herramientas técnicas, sistemas, muñecos y material moderno y necesario para implementar cualquier escenario clínico polivalente.
Está dotada con un sistema de videograbación y monitorización, distintos escenarios clínicos, zona de control y aula anexa para seguir en directo las actividades formativas. Además, los cursos y jornadas se podrán seguir en directo desde el resto de aulas, salón de actos o cualquier servidor del Complejo Hospitalario.
Tal y como ha explicado el doctor Julián-Jiménez, la simulación clínica surge como una herramienta docente para que médicos residentes y estudiantes adquieran un aprendizaje y entrenamiento en un entorno ambientado lo más real posible a una situación sanitaria cotidiana.
De esta forma, la curva de aprendizaje necesaria para cualquier actuación médica o técnica se puede llegar a completar, hasta ser dominada, en un ambiente con escenarios y pacientes simulados, lo que supone una enorme ventaja cuando deba atenderse a los pacientes para afrontar la situación con garantía y seguridad para el paciente. Hoy en día, la formación a través de simulación se aproxima mucho a la realidad, pero adquiriendo el aprendizaje con actores o muñecos y en un entorno simulado que dota al residente y al estudiante de habilidades técnicas, que les hará estar preparados para situaciones límite y estresantes cuando éstas sucedan en la realidad.
Adquirir destrezas
Con ello, asegura el doctor Julián-Jiménez, se adquiere destreza en maniobras de reanimación o nuevas técnicas quirúrgicas, entre otros procedimientos, sin poner en riesgo al paciente y garantizando así la seguridad del mismo, dado que con la simulación se reduce el margen de error cuanto más preparado y experimentado está el alumno.
La simulación está dirigida a la práctica de los procedimientos que se realizan en pediatría, cirugía, obstetricia, urgencias, cuidados intensivos, en anestesiología, entre otras, pero también en la adquisición de habilidades de comunicación entre los propios profesionales sanitarios y con los pacientes.
Para que la simulación cumpla el objetivo formativo tiene que comprender un riguroso plan de estudios, una adecuada formación de los formadores, que la simulación sea lo más parecida a la realidad, un número suficiente de prácticas y una evaluación de los resultados obtenidos.
El jefe de estudios indica que el área de simulación reproduce distintos escenarios cotidianos, como son el espacio de un box de urgencias o de cuidados intensivos, una consulta externa, una habitación de hospitalización o un quirófano, entre otros, con los equipos de monitorización habituales a los que está conectado un maniquí con múltiples sensores que hace las veces de paciente controlado desde una sala anexa.
En esa sala, donde los instructores permanecen sin ser vistos por los alumnos, pueden modificar los signos vitales del paciente e introducir emergencias como una parada cardiorrespiratoria o un edema de pulmón ante las que los profesionales se ven obligados a actuar tal como lo harían en una urgencia real.
Actualmente, el Complejo Hospitalario Universitario de Toledo tiene a su cargo la formación de más de 300 especialistas residentes en formación, además de estudiantes de sexto curso de Medicina y de distintos cursos de Enfermería, en las 40 especialidades diferentes en las que el Área Sanitaria de Toledo está acreditada para impartir formación de postgrado tanto de Medicina como de Enfermería.