Una tarde triunfal se vivió este domingo en Talavera de la Reina (Toledo), cuyos abarrotados tendidos disfrutaron de una arrebatada faena de rabo de El Juli a un toro de vuelta al ruedo, de un Tomás Rufo que plantó cara a las figuras en su plaza, y de José María Manzanares, que se unió también a la fiesta.



Tomás Rufo tiene montado un ambiente tremendo en Talavera de la Reina y su comarca. Así lo demuestran las entradas de público a su coso taurino cada vez que el de Pepino se ha anunciado desde su triunfo como novillero en Madrid, y más tarde ya como matador de toros; sin obviar que los compañeros de cartel han solido ser de primer nivel, lo cual también habrá ayudado.



Y la de hoy no ha sido excepción en ningún aspecto, pues la plaza colgó el "no hay billetes" y se repitió la terna de su alternativa vallisoletana.



El Juli plantó cara a Rufo en su casa. En primer lugar con una faena aseada a un toro manejable. Pero lo gordo llegó en el cuarto, un astado bravo que pedía los papeles y ante el que El Juli, sin embargo, anduvo a placer; gustándose, descolgado de hombros, yéndose tras las embestidas, incluso con algún amago de flamenquería.



Hubo encaje, ajuste y barroquismo. En suma una gran obra, inspirada y de arrebato que contó con la colaboración de un gran toro para el que se pidió el indulto, quedando el premio en vuelta al ruedo.



El segundo fue un ejemplar bravo, que empujó tanto en el caballo como en las telas toreras. Manzanares lució a la verónica y en un trasteo medido -supo a poco- fundamentado en la mano derecha -no se acopló en la única que intentó al natural-, sobresaliendo su personal empaque y un gran cambio de mano. Sin poder decir que estuvo mal, no anduvo por encima de la condición de su antagonista.



El quinto tuvo motor a raudales aunque no entrega. El burraco de Juan Pedro punteaba las telas dificultando la limpieza en las series ejecutadas por un Manzanares que brindó faena a Juli por su obra en el cuarto de la tarde. El trasteo fue de más a menos y el balance quedó en ovación.



La pasión dominó lo realizado por Tomás Rufo en el tercero, espoleado por las dos orejas de Manzanares previas, y por el ambientazo que inundaba la plaza; su plaza.



De rodillas lo recibió con el capote y de la misma guisa inició la faena de muleta, con hambre de triunfo, bajando la mano, ligando los muletazos y haciendo vibrar a unos tendidos entregados. En su debe señalar que en algún momento descarriló al encastado ejemplar de Juan Pedro de pura ansia que rebosó Rufo. A la postre puntuó cortando un trofeo.



Al sexto le costó romper hacia adelante por lo que, ahora, al de Pepino le tocó echarle cabeza y técnica, sin dejar de lado la pasión, que la hubo, en un trasteo con altos y bajos, en el que la gran estocada cobrada a la primera caldeó los ánimos para que se le pidiera, y concedieran, las dos orejas, poniendo colofón a una notable tarde de toros.



FICHA DEL FESTEJO.- Seis toros de Juan Pedro Domecq, bien presentados. Primero manejable. Segundo bravo, ovacionado en el arrastre. Tercero encastado. Cuarto bravo, de nombre Saltamontes, número 254, premiado con la vuelta al ruedo. Quinto encastado algo rebrincado. Sexto noble aunque falto de entrega y recorrido.



El Juli (de azul azafata y oro): pinchazo y entera desprendida (oreja); entera desprendida (dos orejas y rabo).



José María Manzanares (de sangre de toro y oro): estocada desprendida recibiendo (dos orejas); pinchazo, otro hondo y dos descabellos (ovación).



Tomás Rufo (de sangre de toro y oro): pinchazo hondo y dos descabellos (oreja); buena estocada (dos orejas).



En cuadrillas, Andrés Revuelta y Fernando Sánchez saludaron tras banderillear al tercero.



La plaza registró lleno de "no hay billetes".