Suspendida en el aire por el derrumbe parcial de un viaducto a consecuencia de las lluvias torrenciales que dejó el primer fin de semana de septiembre la perniciosa DANA en buena parte de la provincia de Toledo y el suroeste de la Comunidad de Madrid. Así quedó sobre el río Perales, a su paso por la localidad madrileña de Aldea del Fresno, la tubería del sistema Picadas-Almoguera, que abastece a 344.000 personas de 71 municipios de la provincia de Toledo. Una situación, tan delicada como inédita, que obligó a cortar el suministro desde la madrugada del 3 al 4 de septiembre para evitar que el peso y la presión del agua provocasen el colapso de la canalización, algo que hubiese empeorado si cabe las cosas.
El escenario era el siguiente: una inmensa tubería de acero de 1,2 metros de diámetro y unos 95 metros de longitud apoyada sobre un tablero que había perdido completamente dos de los cuatro pilares sobre los que se sustentaba, arrastrados por la crecida del río Perales. Y los otros dos también quedaron en mal estado. La tubería, al ser autoportante y funcionar como una viga, no sufrió daños graves, a pesar de que parte de la infraestructura se viniera abajo. No obstante, no quedó más remedio que suspender el abastecimiento a través de ella por existir un riesgo notable de rotura.
El reto al que se enfrentaban tanto Infraestructuras del Agua de Castilla-La Mancha, la entidad pública dependiente del Gobierno regional titular del sistema de abastecimiento, como Aqualia, empresa que se encarga de la explotación del mismo desde 2020, no tenía precedentes en España. Era necesaria una reparación urgente y provisional para que miles y miles de toledanos pasasen el menor tiempo sin agua potable. Mientras tanto, además, se hacía imprescindible proporcionar a todos esos ciudadanos una alternativa para que pudiesen seguir bebiendo, cocinando, duchándose, etc.
Desde el primer momento se organizó un equipo de trabajo multidisciplinar para hacer frente a la crisis. La primera preocupación de los responsables fue cómo abastecer de agua potable a los ciudadanos que carecían de servicio. Los cálculos mostraban que, por el estado de los distintos depósitos del sistema, el abastecimiento podría mantenerse como máximo entre 24 y 48 horas, aunque la falta de agua fue inmediata en los municipios afectados más seriamente por la DANA.
Ante tal panorama, se analizó con resultado positivo si era posible aportar la mayor cantidad de agua posible a través de una de las tres Estaciones de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) del Picadas-Almoguera, la planta de Sagra Este, pero dándole la vuelta al sentido habitual del flujo del agua en las conducciones. Esta era una maniobra que jamás se había ejecutado y, para estudiar la viabilidad de la operación, se realizaron diferentes estudios técnicos y modelizaciones matemáticas.
Paralelamente, se valoraron otras opciones alternativas de suministro, llegándose a la conclusión de que lo más operativo era situar en zonas accesibles de los distintos municipios depósitos portátiles de agua, que serán abastecidos con cisternas. Igualmente, se inició la búsqueda de proveedores de agua embotellada para poder dotar a toda la población afectada de un consumo mínimo de agua potable. En esta época del año, la demanda de agua es superior a 100.000 metros cúbicos al día en la zona de actuación del sistema, que capta agua superficial de los embalses de Picadas (Comunidad de Madrid) y Almoguera (Guadalajara).
Una obra contra reloj
El martes 5 de septiembre un equipo de topógrafos realizó un estudio de campo sobre la situación de la tubería para determinar su deformación, que tenía un desplazamiento de 70 centímetros en vertical y de 40 centímetros en horizontal. Esto confirmaba el serio riesgo de colapso de la canalización, por lo que se llegó a la conclusión de que la mejor opción era intentar recuperar los apoyos previos al derrumbe. Una obra que, pese a que en condiciones normales habría llevado varios meses, se hizo en solo 10 días gracias a una eficiente colaboración institucional y público-privada.
Se mantuvieron reuniones, tanto a pie de obra como telemáticas, entre técnicos y responsables del Gobierno de Castilla-La Mancha (a través de la Consejería de Desarrollo Sostenible), Infraestructuras del Agua de Castilla-La Mancha, la Confederación Hidrográfica del Tajo y Aqualia. El Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico también visitó la zona y determinó el traslado de personal de la Unidad Militar de Emergencias (UME) como apoyo para ejecutar los trabajos necesarios.
Dado el mal estado que presentaban los accesos al lecho del río, ese mismo día se tomó la decisión de habilitar una entrada completamente nueva a la zona del puente para construir una plataforma lo más cercana posible al centro de la conducción y generar un nuevo punto de apoyo. Se iniciaron toda una serie de estudios y cálculos previos para determinar la mejor solución constructiva para este apoyo.
El miércoles 6 de septiembre se movilizó toda la maquinaria pesada: dos bulldozers, dos excavadoras giratorias y dos camiones articulados de la UME llegaron a la zona de Aldea del Fresno, cuyo acceso hasta ese momento había resultado imposible para vehículos de gran tonelaje.
El jueves 7 de septiembre se comenzó a trabajar en el acceso, tarea que se mantuvo ininterrumpidamente durante 24 horas, día y noche. Eso permitió que el viernes 8 de septiembre se consiguiese bajar al cauce del río y poder cruzarlo. Se realizó una escollera para acceder a la zona y se colocaron cinco tubos de 1,3 metros de diámetro para llegar al eje en vertical de la tubería.
En paralelo, los cálculos y contactos a distintos especialistas en estructuras finalmente dieron como resultado una solución: el montaje de una torre de apoyo o de apeo de alta carga de unos 10 metros de altura y 3,6 x 3,6 metros de base. La decisión contó con la aprobación de la Confederación Hidrográfica del Tajo en una reunión con el equipo de trabajo que gestionaba la emergencia.
El sábado 9 de septiembre se terminó la construcción de la plataforma que serviría de base para la torre de apeo. Al día siguiente, y tras colaborar en la instalación de miniprismas para el control topográfico de las estructuras dañadas, los efectivos de la UME, cumplida su misión, se retiraron de la zona de trabajo.
El lunes 11 se consolidó la plataforma y se realizaron los trabajos de compactado y nivelación, perfilado de taludes y ajuste de la escollera.
Comienza a restablecerse el suministro
El material para el montaje de la torre llegó el martes 12 de septiembre y se trabajó durante toda la tarde y gran parte de la noche. Por fin, el miércoles día 13 de septiembre, a las 05.00 horas de la madrugada, se consiguió montar completamente la torre de apeo y dejarla operativa.
Solo 150 minutos más tarde, a las 7:30 horas, se arrancaron los motores de impulsión del Embalse de Picadas y a las 09.00 horas se empezó a recibir agua en la potabilizadora de Valmojado, que es donde se genera la mayor producción de agua para todo el sistema, aproximadamente un 80 % del total de la demanda.
Una vez se consiguió que el embalse de Picadas volviera a abastecer al subsistema Picadas 2 y 3, se volvió a ejecutar el cambio de sentido de la tubería, restableciendo su cauce habitual. De esta manera, se podía restablecer el paso del agua del embalse de Almoguera al subsistema Sagra Este-Picadas 1.
No obstante, la vuelta a la total normalidad no se produjo hasta el viernes 15 de septiembre a las 08.00 horas de la mañana, cuando se pudo volver a abastecer a Toledo capital, que nunca se quedó sin agua de grifo puesto que utilizó durante la incidencia el abastecimiento de los embalses del Torcón y Guajaraz. Solo habían pasado 11 días desde el devastador incidente.
Más de 4.000 metros cúbicos de tierra
Además de todos los trabajos necesarios para restablecer el abastecimiento de agua potable a través del sistema, el equipo de crisis desarrolló otras muchas tareas complementarias para tratar de retomar la normalidad en la zona del derrumbe. Entre ellas, la realización de un acceso completamente nuevo a la base del puente de Aldea del Fresno: un camino de 180 metros de longitud y de 13 metros de ancho para poder llegar al río. Antes de montar la torre de apeo se creó una plataforma de 100 metros de longitud y un ancho medio de siete metros.
La actuación fue de tal calado que sorprende conocer algunos datos. Se removieron más de 4.000 metros cúbicos de tierra, un volumen como el contenido en 160 camiones de transporte de tres ejes. Para el abastecimiento de agua potable se movilizaron 13 unidades de cisternas con una capacidad acumulada de 160.000 litros de agua, que realizaron de 222 viajes. Un total 99 vehículos, 90 depósitos portátiles, 35 camiones tráiler y un equipo de 44 personas se encargaban diariamente de repartir el agua en botellas y en cisternas. El volumen de agua distribuida de esta manera alcanzó los 2.700.000 litros, un volumen de agua superior al que contiene una piscina olímpica. De ellos, 1.700.000 litros se distribuyeron en cisternas y 1.000.000 litros como agua embotellada (un millón de botellas).
Para la ejecución de todos los trabajos fue necesaria la coordinación de Administraciones públicas como el Gobierno de Castilla-La Mancha, Infraestructuras del Agua de Castilla-La Mancha, las diputaciones de Guadalajara y Cuenca, la Confederación Hidrográfica del Tajo, el Gobierno de España y la Unidad Militar de Emergencia (UME), y de diversos equipos de trabajo de Aqualia pertenecientes a los departamentos Técnico, Ingeniería, Proyectos, Producción, Explotación y Comunicación de la compañía.
La solución temporal aplicada, de una enorme complejidad técnica, puede considerarse todo un hito en España al haberse ejecutado en solo 10 días. Ahora es necesario pensar en una infraestructura definitiva que, en episodios de lluvias torrenciales como el de la DANA de primeros de septiembre, evite futuras situaciones de riesgo. En este sentido, Gobierno de Castilla-La Mancha a través de la Consejería de Desarrollo Sostenible, con el apoyo de Aqualia y la Confederación Hidrográfica del Tajo, ya están estudiando soluciones a medio y largo plazo.