En marzo de 2020 la pandemia de Covid-19 paralizó nuestras vidas. Negocios cerrados, gente sin poder salir de sus casas y sobre todo mucha incertidumbre. Meses antes, Andrés Medina había tomado la decisión de dejar su trabajo y poner en marcha su propia clínica, AMC Fisioterapia, un sueño que a pesar de los imprevistos ha logrado sacar adelante no con una, sino con dos sucursales en Toledo y Argés. En esta última trabaja con una máquina pionera BTL de descompresión vertebral -solo hay dos en toda Castilla-La Mancha- que incluso puede evitar que pacientes con problemas importantes de espalda puedan acabar en el quirófano.
"Es una máquina no invasiva y está enfocada a pacientes con degeneración de la columna vertebral. Pueden utilizarla tanto personas con dolor crónico por hernias, protrusiones discales o escoliosis como por otras con dolencias menos severas como migrañas tensionales a consecuencia de una contractura de cuello, por ejemplo", explica Andrés Medina.
En todos los casos, funciona de la misma manera. El paciente se tumba una camilla dividida en diferentes segmentos que mediante una polea lleva a cabo la descompresión, sin producir dolor, en la zona necesaria. "Con la descompresión logramos la hidratación de los discos mejorando las contracturas y relajando también nervios y paquetes musculares", agrega.
Todos los pacientes que llegan a la clínica AMC Fisioterapia se someten al mismo proceso. En primer lugar, sus responsables hacen una historia clínica y diseñan el tratamiento de fisioterapia individualizado que se ajusta a su problema, que puede ser con la máquina de descompresión o a través de otros métodos.
Como detalla Andrés Medina, "en ocasiones nos llegan personas con fracturas vertebrales previas, osteoporosis avanzada, malformaciones congénitas o embarazadas, que no pueden someterse a la descompresión". Los que sí pueden hacerlo, que son la mayoría, "no tardan en notar la mejoría".
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No obstante, Medina recomienda un tratamiento continuado que ataque la raíz del problema. "La experiencia nos está diciendo que lo ideal es someterse a unas diez sesiones durante un mes y medio, es decir, dos o tres por semana", asegura. En algunos casos, también aconseja "complementarlo con otros tratamientos como punción seca, radiofrecuencia o pilates personalizado" con el fin de "dar a cada persona unas herramientas que lleven a casa y así puedan mantener esa pérdida de dolor el mayor tiempo posible".
"Muchas veces viene gente desesperada que han probado muchos métodos. Tienen un dolor crónico porque sufren un latigazo dos o tres veces al mes, van a un fisioterapeuta, les trata, el dolor remite, pero a la semana o dos semanas vuelven a recaer. En ese tipo de pacientes al que podemos ayudar con más eficacia", insiste.
Consecuencias de nuestro modo de vida
Más allá del tratamiento a utilizar, Andrés Medina tiene muy claro que detrás de la mayoría de los problemas físicos que tratan está nuestro modo de vida. "Atendemos a muchos pacientes con molestias o dolores derivados de su trabajo. O bien porque están muchas horas delante de un ordenador, porque tienen trabajos físicos en los que cargan mucho peso o porque se dedican a trabajar con niños y están mucho tiempo agachados".
El otro gran grupo al que suelen atender en AMC es a gente que "hace habitualmente deportes y se sobrecargan o sufren dolencias puntuales como esguinces".
La dificultad de emprender
AMC Fisioterapia ha abierto a mediados de noviembre su segunda clínica. Tras el estreno y la buena acogida en Toledo capital, se han decidido a dar un paso más con la apertura en Argés, que es donde tienen la máquina de descompresión.
Al contrario de lo que pueda parecer por este crecimiento, el emprendimiento no es un camino de rosas, como reflexiona Andrés Medina. En su caso, además hay que puntualizar que su negocio echó a andar en pleno confinamiento, con las dificultades añadidas que eso conllevaba.
"En mi anterior trabajo, donde trataba a niños con parálisis cerebral, llevaba tres años viajando fuera. Era apasionante, pero llegó un momento en el que el cuerpo me pedía establecerme en Toledo. Cuando reflexioné si debía meterme en alguna clínica o emprender, llegué a la conclusión que me apetecía montar mi propio negocio", recuerda.
Los primeros en conocer sus planes fueron sus padres, ambos autónomos y que por tanto le advirtieron de lo complicado que el mundo del emprendimiento. "Me dejaron claro que no iba a ser fácil pero hoy por hoy están bastante orgullosos de la decisión que tomé".
Con la idea madurada, en diciembre de 2019 compró el local que acoge su clínica en la calle Navarra de la capital castellano-manchega. En plena reforma, el Covid-19 trastocó todos los planes pero "como las obras estaban iniciadas, no había otra que tirar para adelante", recuerda Andrés Medina.
"En los comienzos se mezcla el miedo y la ilusión casi a partes iguales. Temes fracasar porque la inversión no solo en el local, sino en la aparatología, es importante. Pero al mismo tiempo el crear tu propio negocio te reconforta", reflexiona al tiempo que lanza una recomendación a todo aquél que esté pensando en emprender: "Si le pones ganas todo sale porque si te quedas con los primeros meses o años de la apertura de tu negocio, muchos autónomos cerraríamos las empresas".
En estos momentos, el equipo de AMC Fisioterapia está compuesto por cuatro profesionales a los que se unen puntualmente dos fisiotepeutas que de vez en cuando imparten talleres sobre determinadas especialidades.
En este sentido, Andrés Medina no oculta que su objetivo es tener el mayor rango posible de especialidades para que "cuando un paciente necesite algún servicio, ya sea para su hijo o para su abuelo, pueda acudir a AMC Fisioterapia". Una meta que Andrés Medina espera ir conquistando paso a paso.