Todas las provincias que conforman Castilla-La Mancha tienen ciertas costumbres y expresiones que las diferencian del resto. Señas de identidad que, en la mayoría de los casos, solo sus habitantes conocen, sobre todo si hablamos de vocabulario.

Poniendo el foco en Toledo, a lo largo de los años se han ido popularizando palabras propias que sorprenden a los miles de turistas que visitan cada día la ciudad de las tres culturas, y también a los forasteros que residen en la capital por motivos familiares, laborales o de otro tipo. Pero si hay una que destaca por encima del resto es "bolo".

Para la Real Academia Española, el vocablo "bolo" significa coloquialmente "hombre ignorante o de escasa habilidad". Y en Toledo y su provincia se utiliza... y mucho. De hecho, a los toledanos se les conoce como bolos.

[Descubre el origen de una de las expresiones más famosas en España: 'No hay tu tía']

"No toques la plancha que te quemas, so bolo" como advertencia; un "seré bolo" como lamento tras una decisión equivocada; o un "claro, bolo" como reafirmación de una evidencia son solo algunos usos que se le da a la palabra. 

El origen de "bolo"

Este sobrenombre ha servido para identificar a los toledanos desde hace siglos y, aunque se desconoce con exactitud cuándo y por qué se empezó a usar, hay varias teorías que podrían explicar su origen.

La más "culta" es la que relaciona el adjetivo con la abjuración en público del arrianismo por el rey visigodo Recaredo y su conversión al catolicismo, hacia el 589, en el III Concilio de Toledo. El rey, al tomar juramento y preguntado por San Leandro algo así como "Queréis abrazar la verdadera fe católica", respondió "Ego volo…" (Sí, quiero).