El arzobispo de Toledo, Francisco Cerro Chaves, ha pedido a los fieles de su diócesis que lleven a cabo a actos de "reparación y desagravio" ante las "burlas y mofas" que a su entender se dieron durante la inauguración de los Juegos Olimpicos de París celebrada el pasado viernes 26 de julio, ceremonia que describe como "un alegato ideológico de muy mal gusto y ofensivo para la fe de millones de cristianos".

En una misiva publicada en la página web del Instituto de Corazón de Cristo, organización fundada por el propio Cerró Chávez, el prelado comparte "en voz alta algunas preguntas que pueden hacernos reflexionar".

"¿Cómo es posible que en un acto que se supone que estaba destinado a todos los públicos se haga apología de la ideología woke, mostrando continuamente personas que con sus vestimentas y actuaciones resultaban tan inapropiadas para un evento de estas características? ¿Se merecen los deportistas que con tanta ilusión y esfuerzo llevan años preparándose para esta competición que les sea robado el protagonismo en aras de la propaganda de lo políticamente correcto? ¿Es acertada la lectura que se hizo de la historia de Francia jactándose, por una parte, de haber decapitado personas y exhibiendo, por otra parte, como principales méritos de algunas mujeres su lucha por instaurar el derecho al aborto? ¿Es necesario en un evento que quiere exaltar la hermandad entre los pueblos que se ridiculice algo tan sagrado para los cristianos como es la Última Cena?", reflexiona Cerro Chávez.

Precisamente, la escenificación por parte de drag queens de un banquete que muchos relacionaron con la Última Cena fue una de las escenas más criticadas desde diferentes sectores de Iglesia Católica. En Castilla-La Mancha, el obispo de Cuenca, José María Yanguas, no se mordía la lengua denunciando una "zafia y grotesca escenificación del misterio central de nuestra fe, la Sagrada Eucaristía".

La polémica llevó a la portavoz del comité organizador, Anne Deschamps, a salir públicamente a pedir disculpas y al director creativo de la ceremonia, Thomas Jolly, a explicar que su inspiración no era la obra de Leonardo da Vinci que representa el último encuentro de Jesús con sus apóstoles. Más bien, aseguraba que pretendía reproducir "una gran fiesta pagana vinculada a los dioses del Olimpo, por el 'Olimpismo'".

Incluso, varios expertos han coincidido en señalar "El banquete de los dioses", una obra pitada por Jan van Bijlert entre 1635 y 1640, y que actualmente se puede observar en el Museo Magnin de la ciudad francesa de Dijon, como verdadera inspiración de la escena.

Carta del papa

Más allá de interpretaciones, el arzobispo toledano cita en su escrito la carta enviada el pasado 19 de julio por parte del papa Francisco al arzobispo de París en la que el santo padre expresaba su deseo de que "las Olimpiadas de París sean, para todos los que acudan de todos los países del mundo, una ocasión imperdible para descubrirse y apreciarse, para derribar prejuicios, para fomentar la estima donde hay desprecio y desconfianza, y la amistad donde hay odio".

Sin embargo, para Cerro Chávez "lamentablemente, la ceremonia de inauguración de estos Juegos Olimpicos, estuvo muy lejos del anhelo que expresaba el santo Padre ya que, en vez de ser un cauce para fomentar la fraternidad entre todos los pueblos se convirtió en un alegato ideológico de muy mal gusto y ofensivo para la fe de millones de cristianos".

De igual modo, el obispo toledano recuerda que los obispos de la Conferencia Episcopal Francesa han manifestado que "lamentablemente, esta ceremonia incluyó escenas de burla y mofa del cristianismo, lo cual deploramos profundamente".

Por ello, asegura "unirse" a estas palabras e "invita" a todos los fieles de la Archidiócesis de Toledo a "hacer actos de reparación y desagravio por estas burlas y mofas".

No obstante, reconocer que "es cierto que, como cristianos, estamos llamados a hacer una denuncia valiente y profética ante los males, las injusticias y las ofensas, como las que tuvieron lugar en París el pasado 26 de julio, pero no perdamos de vista que somos discípulos de Aquel que dijo: "Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen" (Mt 5,44). No caigamos en la trampa de la polarización, acogiendo sentimientos de odio y de rencor hacia quienes nos injurian porque estaríamos alejándonos de la vivencia del mandamiento del amor", reflexiona.

"Recemos, como indican los obispos franceses, para que estas Olimpiadas fomenten la "unidad y fraternidad que nuestro mundo tanto necesita, respetando las convicciones de todos, en torno al deporte que nos une y para promover la paz de las naciones y de los corazones". Tengamos muy presente que "la victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero" (Ap 7, 10). Sigamos trabajando con entusiasmo por hacer presente el Reino de Cristo en este mundo, por medio de nuestro testimonio y nuestra entrega, con una leal disposición a crear puentes y a derribar muros de odio y división", zanja el arzobispo toledano en su escrito.