La moción conjunta que PP y Vox registraron para debatir en el Pleno de octubre y la que proponen que el Ayuntamiento de Toledo ofrezca apoyo institucional a la iniciativa popular de trasladar los restos de los reyes visigodos Wamba y Recesvinto a un lugar que les otorgue el “reconocimiento y el honor que merecen”, ha abierto la caja de los truenos.
La propuesta del equipo de Gobierno, a simple vista ‘inocente’, ha desatado una controversia histórica e intelectual entre la Cofradía de la Caridad, la más antigua del mundo, y los patrocinadores del funeral de Estado que se pretende otorgar a estos regios personajes.
La Cofradía de la Santa Caridad, que defiende su papel como “guardiana de la memoria histórica de Toledo” dado que su fundación se remonta al año 1085, sostiene que ambos monarcas ya recibieron un funeral digno en 1845, cuando sus restos fueron trasladados a la seo toledana.
¿Traslado o funeral?
“El traslado de los restos de estos monarcas desde la parroquia de San Juan Bautista hasta la Catedral de Toledo fue una ceremonia cargada de significado y solemnidad. Los restos fueron llevados en una urna forrada de terciopelo morado con franjas de oro, acompañados por los canónigos y autoridades civiles en una procesión formal”, afirma la Hermandad, que recuerda que sus integrantes participaron con honor en este evento, contribuyendo a la majestuosidad y respeto que exige la liturgia católica".
Además, explica que el libro Exemplares de la Antigua, Ilustre y Real Cofradía de la Santa Caridad de Toledo, en cuya transcripción y rescate han participado Mario Arellano y Antonio Canosa, recoge de manera detallada la participación de la Cofradía en el traslado y los funerales reales y de estado de ambos monarcas. “Este documento histórico aporta pruebas irrefutables de la solemne ceremonia celebrada el 23 de febrero de 1845, subrayando que la Cofradía ocupó su lugar de honor, como es tradición en los grandes acontecimientos litúrgicos de Toledo, concluye la Cofradía que, no obstante, agradece la iniciativa popular surgida recientemente en la ciudad para recordar a estos reyes godos.
Réplica
La respuesta de Joaquín Sánchez Garrido y Jorge Manuel Miranda Encinas, promotores de esta iniciativa popular, no se ha hecho esperar. En su escrito argumentan que la ceremonia de 1845 fue un traslado, no un entierro, y que los restos de los reyes permanecen en la Catedral en calidad de depósito.
“Exclusivamente, se trató de un traslado de restos óseos reales y depósito en lugar sagrado. Un acto digno, multitudinario, pero nunca un acto de Estado”, alegan. En este sentido, se muestran “sorprendidos” por el hecho de que “tan Ilustre cofradía haya remitido a la opinión publicable un comunicado, en base a los argumentos que les proporciona un libro de carácter interno, de autor desconocido, sin carácter oficial y objetividad dudosa con el que se pretende desacreditar a la flor y nata de gran parte de nuestros historiadores más insignes, como lo fue José Amador de los Ríos, portador de las andas que llevaron procesionalmente a los restos reales por las calles de Toledo, junto a Sixto Ramón Parro, Manuel María Herreros y Miguel San Román”.
La crítica en algunos párrafos es tan irónica como lacerante. Así, recuerdan al autor anónimo de la nota de prensa que la cofradía envió a los medios que “las fuentes de donde se nutre la Historia suelen ser múltiples y variadas y, si son contrastadas, las posibilidades de éxito se multiplican para el historiador. Dios nos libre del hombre unidimensional y de aquel que lee un solo libro, pretendiendo con ese modesto equipaje titularse como ‘guardián de la memoria histórica de Toledo y de España’. De tal manera se nos presenta la Real y Antigua Hermandad de la santa Caridad, a eso los castizos lo suelen calificar ‘como mucho barco para poco pirata’”, subrayan Garrido y Miranda.
Espadas en todo lo alto
Ambos, por último, aseguran tener la “confianza de que no es toda la antiquísima y prestigiosa Cofradía de la ronda del ‘pan y el huevo’ la que apoya el escrito” y aclaran que “la única intención de esta iniciativa ciudadana es el respeto al patrimonio civil, la dignidad de las personas, con sus actores incluidos”.
Así las cosas, y en medio de este duelo dialéctico, los veinticinco concejales del Ayuntamiento de Toledo estaban llamados este jueves a tomar partido por una de las dos opciones. Sin embargo, los tres días de luto oficial decretados por el Gobierno por las víctimas de la DANA han llevado a los portavoces de los grupos a suspender el debate de todas las mociones presentadas. Así que las espadas seguirán en alto al menos un mes más. Y tal vez la espera sirva para que se pronuncie el Cabildo de la Catedral.