La catastrófica DANA que ha azotado Valencia, Albacete y Cuenca ha reabierto el debate sobre los riesgos de construir en zonas inundables. Pese a ello, los planes urbanísticos relativizan la peligrosidad permitiendo la construcción de viviendas o polígonos industriales cerca de las márgenes de los ríos o en áreas de escorrentía como puedan ser barrancos y ramblas.
Bien lo saben municipios como Cebolla y Cobisa que de forma recurrente sufren graves inundaciones debido al desbordamiento de los arroyos Sangüesa y de La Degollada, respectivamente. En la retina de los vecinos de Cebolla aún están recientes las imágenes de la devastación que causó la riada ocurrida el 8 de septiembre de 2018, cuando esta localidad de la comarca de Torrijos se preparaba para celebrar sus fiestas en honor de Nuestra Señora de la Antigua.
Ese día el agua anegó viviendas y garajes, arrastró los puestos de los feriantes y se llevó por delante una veintena de coches. No era la primera vez que ocurría algo así, ya que Cebolla sufrió episodios similares en 2011, 2015 y 2017, ni la última, puesto que la localidad también se inundó por las intensas lluvias caídas en 2023.
Canalización del arroyo Sangüesa
Para evitar nuevas avenidas, la Consejería de Desarrollo Sostenible, a través de la Agencia Regional del Agua comenzaba el pasado mes de agosto las obras de ampliación y refuerzo de la canalización del arroyo Sangüesa a su paso por el núcleo urbano de Cebolla, unos trabajos que cuentan con un presupuesto de 4 millones de euros. De ellos, un total de 2,84 millones aparecen reflejados en los presupuestos de Castilla-La Mancha para 2025. De esta cifra, 715.000 euros provienen del capítulo de inversiones de la Agencia del Agua de Castilla-La Mancha y otros 2,13 millones llegan a través fondos europeos ‘Next Generation’ asociados al Mecanismo de Recuperación y Resiliencia.
Los trabajos, adjudicados a la empresa Viales y Obras Públicas, se centran en sustituir la antigua canalización de ladrillo por otra de hormigón, que también tendrá mayor capacidad de evacuar agua puesto que la anchura de la tubería pasa de uno a 3,5 metros. La actuación también incluye la construcción de dos colectores laterales que reforzarán la red de saneamiento del municipio.
Esta actuación se verá reforzada con los trabajos que tiene que realizar la Confederación Hidrográfica del tajo (CHT), aguas arriba del municipio. El proyecto busca la renaturalización del cauce del arroyo para evitar que el agua, en caso de nuevas crecidas, baje con tanta virulencia.
Arroyo de la Degollada
Los presupuestos de Castilla-La Mancha para 2025 también reservan partidas para ejecutar el Plan de Protección y Adaptación al Riesgo de Inundaciones en Cobisa. En este caso, las cuentas regionales del año que viene recogen 4,43 millones de euros, de los cuales 1,35 millones serán aportados por la Agencia del Agua de Castilla-La Mancha y los otros 3,082 millones llegarán a través de los fondos europeos.
El proyecto para evitar inundaciones como la provocada por la riada de 2021, que arrasó más de un centenar de casas y destrozó casi medio centenar de coches, se encuentra en fase de redacción. La previsión es que las obras puedan empezar el año que viene una vez que se liciten las obras.
El encauzamiento del arroyo La Degollada se ha dividido en siete tramos diferenciados para optimizar su ejecución y asegurar la efectividad de cada segmento. Las actuaciones incluirán la construcción de un canal abierto revestido de escollera, un parque fluvial inundable y una balsa de infiltración con capacidad para 2.000 metros cúbicos de agua. Estas infraestructuras se complementarán con trabajos de demoliciones, movimientos de tierra, desbroces y reposición de servicios que se vean afectados por el desarrollo de las obras, así como con la reconstrucción de acerados y calzadas en áreas que lo requieran.
La canalización diseñada para La Degollada seguirá un recorrido que atraviesa puntos clave de Cobisa, incluyendo las calles Peñahueca y Veguilla, el cementerio municipal y la carretera TO-3100. Las obras no solo buscan controlar el flujo de agua en periodos de lluvia intensa, sino que también se plantean como una solución para desviar adecuadamente el agua de lluvia hacia su cauce natural, sin que represente un peligro para las zonas habitadas.
Actuaciones previas en Cobisa
No obstante, el Ayuntamiento de Cobisa ya ha realizado previos consistentes en el rebaje de la travesía de la localidad desde el punto kilométrico 5+050 al punto kilométrico 5+650, con el objetivo de revertir la dirección del agua hacia el cauce natural del arroyo redefiniendo la pendiente de la vía principal.
Los trabajos, que supusieron una inversión de 334.000 euros han servido para crear una pendiente constante y homogénea, así como nivelar y rebajar las calles afectadas para que desagüen hacia la carretera principal. La actuación fue diseñada para evitar zonas de embalsamiento en las calles del municipio y reconducir las aguas pluviales hacia las canalizaciones laterales de la vía.
Tanto las actuaciones en Cebolla como en Cobisa han sido posibles gracias a los convenios suscritos en 2023 por la Junta de Comunidades con la Diputación de Toledo y los dos ayuntamientos. En virtud de estos acuerdos, la Agencia regional del Agua se hace cargo de sufragar el 70% del presupuesto de las obras, mientras que la Diputación asume el 15% y cada uno de los ayuntamientos el otro 15%.
46 municipios en riesgo
Pero el riesgo de inundaciones no existe sólo en estos dos municipios toledanos. El Plan Especial de Protección Civil ante el riesgo por Inundaciones en Castilla-La Mancha (PRICAM) señala hasta 46 localidades en la provincia con un Área con Riesgo Potencial Significativo de Inundación, conocida con las siglas ARPSI.
En el listado se encuentran, además de Cebolla y Cobisa, municipios como Alcañizo, Alcolea de Tajo, Arcicóllar, Borox, Camarena, Camuñas, Consuegra, Corral de Almaguer, Domingo Pérez, El Casar de Escalona, El Puente del Arzobispo, El Viso de San Juan, Escalona, Espinoso del Rey, Hormigos, Illescas, La Puebla de Almoradiel, La Puebla de Montalbán, Las Herencias, Los Navalmorales, Madridejos, Méntrida, Mesegar de Tajo, Miguel Esteban, Mora, Navahermosa, Nombela, Palomeque, Pepino, Quero, San Martín de Pusa, Santa Cruz del Retamar, Seseña, Talavera de la Reina, Toledo, Velada, Villacañas, Villafranca de los Caballeros, Villanueva de Bogas, Villasequilla, Villatobas, Yeles, Yuncler y Yunclillos. A este listado hay que añadir Los Yébenes y Quintanar de la Orden, municipios que están situados en una zona inundable en un período de retorno de 50 años.
Todos ellos están obligados a elaborar un Plan de Actuación Municipal (PAM) frente al riesgo de inundaciones en el que se identifiquen las zonas del término municipal que pudieran estar afectadas por una posible inundación. El objetivo es que las administraciones encargadas de la gestión del territorio tengan una herramienta potente en la que basarse a la hora de gestionar los recursos humanos y económicos disponibles para la mitigación de los riesgos actuales y futuros.